65°F
weather icon Mostly Cloudy

Frankie Avelar, su infancia, su carrera, y sus logros

Corría el año 1980, y en El Salvador, el ejército y el Frente de liberación Farabundo Martí, (FMLN) desataban una de las guerras civiles más sangrientas que se conozcan en la historia.

En ese ambiente de inseguridad y violencia, Saúl y Fankie debían concurrir a la escuela, mientras contaban los días, esperando que llegase aquella carta salvadora, que los sacase de aquel infierno de balas y explosiones.

Aquella mañana de abril, los muchachos no podían estar más felices, y es que después de 4 años de espera, todos los sacrificios que Betty y Juan Manuel habían hecho por años, empezaban a rendir sus frutos, y la tan esperada reunificación familiar estaba cada vez más cerca.

Luego de mucho trabajo, estos sacrificados padres que se habían adelantado a sus hijos, habían conseguido juntar hasta el último dólar, para pagarle al coyote que los cruzaría de la frontera de México hasta los Estados Unidos.

Aquella noche en la Colonia Monserrat de la ciudad de San Salvador, los abuelos mamá Conchita y papá Chamba, ayudaron a los niños con la ropa que llevarían para el viaje, hicieron una oración para bendecir a ambos, y los vieron partir. Con sólo 10 y 11 años de edad, Frankie y Saúl, deberían ser muy fuertes para lograr cruzar parte de El Salvador, luego Guatemala, y como si todo eso fuera poco, atravesar todo México y sus peligros.

La travesía duraría, en el mejor de los casos, una semana. Al llegar a la frontera de Tijuana, tuvieron que esperar las indicaciones del coyote para caminar hacia el desierto, ubicado al norte de Baja California. Al atardecer, cuando la temperatura bajara un poco, deberían caminar por más de 12 horas. Ya en territorio americano, cuando pensaron que habían conseguido su objetivo, se encendieron los reflectores de las patrullas de inmigración americana y los detuvieron.

“Días mas tarde, y luego de buscar por todas partes, mis padres nos encontraron en aquel centro de detención; asustados, hambrientos y físicamente debilitados, luego de ser forzados a caminar por el desierto, sabiendo que justamente ahí, moría muchísima gente al intentarlo”, dice Frankie que no para de darle crédito a Dios por el milagro. “Luego de algunos trámites migratorios, mis padres lograron la reunificación familiar, e ingresamos a los Estados Unidos con residencia permanente”, continúa Frankie, quien no consigue contener la emoción, a pesar del tiempo transcurrido.

Un mes más tarde, después de recuperarse del accidentado viaje, Saúl y Frankie ingresan a la Escuela Roy Martin para continuar sus estudios e involucrarse en una nueva sociedad. “Para continuar mis estudios fui a Las Vegas High School, y para finalizar, me gradué de Técnico en chapa y pintura de carros en Votech.

En ese mismo tiempo, unos amigos me invitaron a practicar boxeo y ahí comenzó mi carrera amateur, para llegar más tarde a ser un boxeador profesional”, cuenta Avelar, quien más adelante agrega: “tengo 125 peleas amateur, fui a los Juegos Panamericanos en 1987 (representando a El Salvador), donde gané medalla de bronce. Un año después fui a las Olimpiadas a Seúl, Corea del Sur, y de regreso a Estados Unidos, me hice profesional. En la alta competencia como profesional me enfrenté a Roberto García, Narciso Valenzuela, y a Oscar de La Hoya entre otros”, termina diciendo Frankie Avelar.

En la actualidad es entrenador del gimnasio de Johnny Toccos, profesión que ejerce desde hace muchos años, de lunes a viernes de 4 a 8 de la noche, junto a su inseparable asistente Reynaldo Vegas, un californiano con raíces mexicanas, quien es su mano derecha, y la persona en quien confía ciegamente la preparación física de sus jóvenes campeones. Junto a Reynaldo, Frankie Avelar conquistó 7 títulos con los 7 jóvenes que presentó en Idaho la semana pasada. Para terminar, Avelar no dejó pasar la oportunidad de reconocer a su entrenador, cuando era amateur, el mexicano Alfredo Galván (Q.E.P.D.), e invitar a que lo visiten en el gimnasio personalmente para intentar lograr sus sueños deportivos.

LO ÚLTIMO