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PAN, ¿quién será su carta para el próximo año?

Margarita Zavala y Ricardo Anaya tienen la fuerza suficiente para destruirse mutuamente.

Si no llegan a un acuerdo pronto sobre el método de elección del candidato presidencial del PAN, ese partido se va a dividir en los hechos.

Ella sabe que tiene un buen sector del electorado del país que la ve como la alternativa para enfrentar con éxito a López Obrador y al PRI.

Por eso va a hacer valer su legítima aspiración a quedarse con la candidatura, a través de un método de selección que consulte a toda la ciudadanía quién debe abanderar al PAN.

Anaya ha ido creciendo en simpatías dentro del panismo, y si le va bien en las elecciones de junio en Estado de México, Nayarit y Coahuila, no veo cómo le vayan a quitar la candidatura con los métodos estatutarios que tiene el PAN.

Tienen dos caminos: arreglarse o chocar.

Si Anaya aprovecha el control que tiene sobre comités estatales y su mayoría entre consejeros nacionales, tiene la candidatura en sus manos.

Pero una candidatura independiente de Margarita le desfondaría las posibilidades a Anaya entre los votantes en general.

Del otro lado, una parte del panismo militante votaría gustoso por Ricardo Anaya, con eso terminaría con las posibilidades de triunfo de Margarita en la elección presidencial si ella se fuera como independiente.

Los dos se necesitan, porque la capacidad de fuego de cada uno es letal para el otro.

Margarita va a pugnar por una consulta abierta a la ciudadanía, para que con ese indicador se tome la decisión en los órganos colegiados del PAN.

Anaya va a apostar a los métodos ya existentes, como es la elección entre militantes.

Sin embargo, con el voto duro del panismo no van a derrotar a López Obrador ni al PRI.

La elección de los candidatos presidenciales es este año y ya tenemos los tiempos encima. Por eso es importante que los partidos democráticos vayan perfilando sus arreglos internos, para no romperse o desalentar a sus posibles votantes.

Que no le vaya a pasar al PAN (y al PRI), lo que ocurrió con la marcha anti-Trump el domingo. Sus convocantes estaban divididos, no había unidad de propósitos y las agendas personales entre los organizadores se veían desde un avión.

La gente le huye a los pleitos y a las divisiones.

Por eso, entre otras cosas, la candidatura de AMLO es tan atractiva. Ahí no hay divisiones, ya se sabe que él será el candidato y todo lo que dice y hace es en provecho de su tercera campaña presidencial.

Anaya tiene para él la ventaja de que es el presidente del partido y como tal puede promocionarse en radio y televisión. Son recursos del INE y no necesita mucho más.

Margarita, en cambio, no tiene dinero, y quienes podrían aportarle recursos para que se promueva en el país están a la espera de que se definan las candidaturas en el PAN y el PRI, para ver a cuál apostarle y hacer frente a AMLO.

Si se enfrentan Anaya y Margarita van a liquidar las posibilidades del PAN en las elecciones del próximo año.

Es cosa de ver nada más el tufo de división que impera en el PAN del Estado de México para darse cuenta que un partido dividido pierde gran parte de su atractivo.

Ahí viene la candidata de Morena, Delfina Gómez Álvarez, que sin ser una figura nacional le pisa los talones a PAN y PRI.

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