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Primer golpe de la reforma energética

Un severo tapabocas recibieron los detractores de la reforma energética al darse a conocer el hallazgo del yacimiento petrolero más grande de este siglo en México.

Se trata de una espléndida noticia para el país pues en ese yacimiento, ubicado a 60 kilómetros de la costa de Tabasco, se estima que haya entre mil 400 y dos mil millones de barriles de crudo.

Fue un descubrimiento del sector privado, a partir de la reforma energética, esa que tanto torpedearon desde hace años los sectores de izquierda y particularmente el partido Morena.

De las utilidades operativas que se obtengan de ese campo, 70 por ciento será para México, de acuerdo con el concurso que en su momento ganó el consorcio formado por las empresas Talos, Sierra y Premier.

La exclusiva que dio a conocer el miércoles en su nota principal de EL FINANCIERO, firmada por Jonathan Ruiz, significa un ingreso multimillonario para el Estado mexicano.

En concreto, Enrique Quintana expuso en sus Coordenadas de ayer que durante la vida útil del yacimiento el fisco podría recibir alrededor de 36 mil millones de dólares.

Cada año las arcas del país van a obtener, de ese yacimiento, unos 50 mil millones de pesos.

Y toda esa ganancia se habrá obtenido sin invertir un solo centavo.

En efecto, sin meter un peso de gasto, el país obtendrá 36 mil millones de dólares, aproximadamente.

¿Qué pasó? ¿No que la reforma energética era un mal negocio para México?

De no haber entrado el sector privado a las aguas del Golfo, México no contaría con ese ingreso.

Ahora sí los tendrá.

Lastimosos resultan los argumentos de los legisladores de Morena para desprestigiar el hallazgo de las compañías privadas. Siguen con la cantaleta de que fue un “regalo” para las grandes empresas. Nada más falso.

Rocío Nahle, coordinadora de los diputados de Morena, expresó que fue “una burla y un engaño” el descubrimiento, pues “Pemex ya sabía de su existencia y se entregó a empresas extranjeras parte de nuestras reservas estratégicas”.

Desde luego que se sabía que por esa zona podía haber petróleo: por eso se subastan los bloques en áreas específicas. Y hay que invertir, explorar, buscar, sin la certeza de encontrar.

Si no fuera así, se sacarían a concurso bloques en el Océano Pacífico o en el desierto de Sonora.

México no gastó en exploración ni va a gastar en explotación. Ni un peso. En cambio va a recibir 70 ciento de las utilidades operativas (después de gastos) de ese yacimiento. Negocio redondo para la nación.

Con la visión estatista de Morena, habría que endeudarse para explorar, sin saber el resultado.

En caso de que se acierte, como fue en este caso, sería preciso tomar recursos prestados para explotar, con un costo inmenso en el enorme aparato burocrático de Pemex más el pago a contratistas. Y cualquier movimiento brusco en el mercado internacional nos toma endeudados y nos manda a una crisis como la de 1981.

Nada de eso va a ocurrir. La inversión y el riesgo los asume el sector privado. Sólo dinero contante y sonante va a recibir el Estado para financiar proyectos sociales o de desarrollo.

Entonces, ¿era mala la reforma energética?

¿La van a echar abajo si ganan?

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