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Cuando todo era alegría… Mario Götze arruinó la fiesta argentina.

Ni al pintor argentino Benito Quinquela Martín, se le hubiera ocurrido un cuadro mejor, la final de la Copa del Mundo, en territorio brasilero, y frente a un rival que siempre fue la piedra en el zapato para el fútbol argentino. Todos las herramientas estaban puestas sobre la mesa, para que fuera una celebración largamente esperada. Y como si lo anterior, no fuera suficiente, el Maracaná sería el lugar donde los argentinos se iban a coronar, por tercera vez, campeones del mundo.

Desde muy temprano, Dante Arancibia había contratado un DJ, para que le pusiera música y cantos de hinchadas argentinas, a tanta emoción contenida. Desde los cuatro rincones del restaurante, se podían escuchar las estrofas de aquel himno del 78 que decía, “que esta barra quilombera, no te deja, no te deja de alentar”. Claro, cuando llegaron los más jóvenes, todo el mundo cantó “Brasil decime que se siente,” levantando las dos manos, señalando los 7 goles que Alemania le había marcado a los anfitriones de la Copa Mundo en el partido de la semifinal. En una mesa a nuestro lado, el uruguayo Sergio Sequeira, vestía una camiseta de la selección charrúa con el nombre de Luis Suarez, y decía, “estoy aquí para hacerle el aguante a mi esposa que es argentina, aparte quiero que la copa se quede en Latinoamérica”. Dos mesas más adelante, encontramos a David Cortéz y a Mario Guardado, alentando al equipo gaucho, mimetizándose con los colores celeste y blanco, y sacándose fotos con las bellezas argentinas. Ya casi al final, cuando el empate a ceros persistía, llegaron los tiempos extras, y en el momento más inesperado, no se sabe de dónde, llegó Joe Raimer, un alemán enfundado en una camiseta blanca, con el inconfundible logo tipo Germany, quien no era visto con buenos ojos por todos los argentinos presentes en el lugar. Cuando por fin logramos entrevistarlo, nos dijo, “mi padre y madre son alemanes, y yo hincho por nuestro país. Soy seguidor del Bayern Münich, y siempre he admirado a Lothar Matthaus”. Cuando le preguntamos como había llegado ahí, nos dijo: “Soy Chef Ejecutivo del Alexis Park, pero algún tiempo atrás, trabajé con Dante y Lucio en este restaurante, que es donde me siento como en mi casa”. Cuando todo terminó el partido, luego de que Mario Götze arruinara el sueño argentino, la gran mayoría no pudo contener las lágrimas mientras otros buscaban alguna explicación a lo inexplicable. Un rato más tarde, repuestos del cachetazo final, los argentinos reunidos en el Luciano Garden, volvieron a cantar: “Que esta barra quilombera, no te deja, no te deja de alentar”.

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