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Dan los Raiders a los fans algo para emocionarse en su debut en Las Vegas

Lo que debió haber sido un día de letras rojas para los fans de los deportes locales se convirtió en uno de plata y negro en su lugar.

El coronavirus dejó a los fans de los Raiders afuera mirando el Estadio Allegiant el lunes por la noche, pero no impidió que los entusiastas del fútbol en el valle y más allá celebraran el tan esperado debut del equipo en Las Vegas.

Los Raiders derrotaron a Nueva Orleans 34 a 24 en un enfrentamiento de destinos turísticos de la NFL que también atrajo a los fieles de los Raiders del Área de la Bahía, así como a un contingente de seguidores de los Saints.

Los aficionados comenzaron a reunirse en las instalaciones de fútbol americano de dos mil millones de dólares que flanquean el Strip en la intersección de Dean Martin Drive y Al Davis Way más de tres horas antes del inicio del histórico juego en “Monday Night Football”.

Anthony Silva, un fan de los Raiders de toda la vida y poseedor de un abono de temporada que organizó la primera fiesta en el estacionamiento del Estadio Allegiant después de su finalización, organizó otra en un estacionamiento de la Avenida Hacienda. Recibió una llamada telefónica del presidente de los Raiders, Marc Badain, agradeciéndoles a él y a su esposa su apoyo.

“Estamos entusiasmados; ojalá pudiéramos estar dentro”, comentó Silva.

HellRaider

Se vieron máscaras usadas por aquellos que se reunieron fuera del Estadio Allegiant, aunque muchos eran parte de los coloridos trajes de la Raider Nation y no de la variedad protectora.

Los fans que no podían encontrar lugares de estacionamiento tocaban sus bocinas a los que encontraban. El súper fan de los Raiders “HellRaider” (que responde a Ronnie Carlos Abarca en los días que no hay partidos) posó para una foto con un oficial de la Policía Metropolitana como si estuviera siendo arrestado.

Mientras que todos menos algunos de los 65 mil asientos dentro de las nuevas instalaciones de los Raiders quedaron desocupados, no se puede decir lo mismo de las 42 mesas a la vista de las grandes pantallas de la PKWY Tavern en West Flamingo Road.

Algunos asientos en la barra y cuatro mesas en la parte trasera del patio se dejaron abiertas para los visitantes. Dos de las cuatro mesas, con luz solar directa de 94 grados, se llenaron a las 4:30 p.m.

También hubo mucha actividad en Northstar Bar & Grill de North Las Vegas, donde el propietario Jimmy Tsunis presidía un mini-Black Hole.

“Nos encanta Las Vegas, y estamos muy contentos con la inversión que han hecho”, dijo Tsunis sobre los Raiders y su apasionada base de fans. “Por supuesto, queremos apoyar a cualquier organización que venga aquí y gaste mil millones de dólares”.

Transición agridulce

Rosemary Gonzáles y un grupo de amigos y familiares que volaron desde San José, California, no planeaban gastar tanto en PKWY Tavern. Dijo que hacer la transición a Las Vegas era tan difícil como ver a Drew Brees marchar con los Saints por el campo en el nuevo estadio que brillaba como la blusa de los Raiders que llevaba puesta.

“Es difícil para nosotros”, dijo de las leales legiones de los Raiders en el Área de la Bahía. “No puedo decir ‘Las Vegas’ todavía”.

En el salón de cócteles MGM Grand’s Centrifuge, unos 100 fans (la mayoría con ropa de los Raiders) pagaban un poco más por las bebidas. Jessy Aguirre comentó que estaba emocionado cuando vio por primera vez el Allegiant Stadium. El antiguo abonado de los Raiders del sur de California agregó que el viejo estadio de Oakland “no era el más bonito”.

En cuanto a las inauguraciones, ésta no fue tan grande como cuando los Golden Knights trajeron la NHL al sur de Nevada, aunque su debut en casa también coincidió con una calamidad nacional; el puck se soltó unos días después del tiroteo del festival Route 91 Harvest.

Mientras que la mayoría de los que se reunieron para el bautismo de los Raiders en Las Vegas no necesitaban una introducción a un deporte desconocido, no se podía decir lo mismo de un barman de la Rush Hour Tavern en Henderson.

“¡Estoy listo!”, exclamó el barman Joe H. una hora antes de que el equipo local saliera al campo por primera vez a la sombra del brillo del neón. “Nací y crecí aquí, así que me encanta ver que tenemos un equipo de fútbol”.

Llevaba una playera de los San Francisco 49ers.

Uno sospecha que se dará cuenta rápidamente.

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