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Un año sin Cruyff, una eternidad con Johan

El 24 de marzo de 2016 a primera hora de la mañana, de improviso pero no de sorpresa, las redacciones de todos los medios de comunicación quedaron paralizadas: “Ha muerto Johan Cruyff”. El desenlace fatal se sospechaba en las últimas semanas pero el final no se temía tan rápido.

Falleció Johan Cruyff y de forma automática todo el barcelonismo, por arte de magia, aparcó sus guerras civiles eternas para unirse en torno a la figura del llorado holandés, tantas veces puesto en cuestión por parte de muchos que a partir de entonces le han venerado.

Al cabo de un año Cruyff permanece en el recuerdo como el primer día. “La parte bonita de la historia demuestra que mi padre no ha dejado indiferente a nadie y muchas cosas de su filosofía perduran, tanto en la vida como en el fútbol” recordó en una entrevista íntima concedida a El Periódico de Catalunya su hijo Jordi, que no hizo más que confirmar algo que se siente, de forma indiscutible, alrededor del Barcelona.

‘¿Qué haría Cruyff?’ es una pregunta recurrente cuando se discute acerca de muchos temas deportivos que afectan al club azulgrana. Ahora regresa al plano con el asunto de la sucesión de Luis Enrique, poniéndose énfasis desde ciertos sectores en que el nuevo entrenador no solo debiera ser alguien que conociera la casa… Sino que fuera un seguidor de la filosofía que implantó Johan en su día y de quien Pep Guardiola fue su más aventajado alumno.

Si como futbolista ofreció durante cinco años un espectáculo que no estuvo acompañado de los trofeos esperados, hacedor del legendario Dream Team a partir de su dirección entre 1988 y 1996 y convertido en personaje trascendental desde entonces todo lo acontecido deportivamente en el club tiene a Cruyff en el primer plano.

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