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Cuestionables actos de famoso doctor de Las Vegas expuestos en “Baby God” de HBO

Gente de Las Vegas de siempre recordará el nombre del Doctor Quincy Fortier.

Para todos los demás: Abróchense el cinturón, este paseo se va a poner salvaje.

Un renombrado doctor en fertilidad, Fortier comenzó su práctica general en Pioche en 1945, abrió el Women’s Hospital en Las Vegas en 1961, y fue un pilar de la comunidad durante los siguientes 35 años.

Lamentablemente para su reputación, Fortier vivió 45 años más y pasó la década anterior a su muerte en 2006 perseguido por demandas judiciales que alegaban abusos sexuales y que impregnaba a sus pacientes con su esperma sin su conocimiento o consentimiento.

Los pequeños secretos sucios de Fortier constituyen la base del documental “Baby God” (Miércoles a las 9 p.m., por HBO).

“En los años 60, era: ‘Cásate, ten hijos y toda tu vida quedará resuelta’”, dice Cathy Holm en la película, dirigida por Hannah Olson.

Tenía 22 años, estaba casada, vivía en Las Vegas y tenía problemas para concebir. “Nadie tenía soluciones”, dice Holm, “hasta que fui con el doctor Fortier”.

Holm le llevó a Fortier una muestra de esperma de su marido y, en 1966, dio a luz a una hija llamada Wendi.

“Luego, con el tiempo”, dice en el documental, “miraba a Wendi y pensaba: ‘Wow, es muy gracioso que no se parezca en nada al lado de la familia de su padre’”.

A medida que Wendi crecía, Holm recuerda haber pensado que era extraño que su hija tuviera tanta inteligencia, más de la que cualquiera de los padres debería haberle transmitido. Fue esa inteligencia la que llevó a Fortier a una mayor destrucción.

Es difícil exagerar la buena reputación del doctor en Nevada. Fortier era comandante de una unidad de reserva médica en la Base Aérea Nellis. Fue fundamental para el crecimiento de la Faith Lutheran Academy. En 1966, Fortier fue elegido para formar parte del consejo de administración del Southern Nevada Memorial Hospital junto con Harry Reid. En 1991, la Asociación Médica del Estado de Nevada lo nombró “Médico del año”.

Luego, en 1996, Fortier fue demandado por Mary Craddock, una ex paciente que aseveró que había sido inseminada con el esperma de su esposo durante las visitas realizadas en 1974 y 1976. Las pruebas de ADN confirmaron más tarde que Fortier era el padre de esos dos niños y se llegó a un acuerdo confidencial durante el juicio.

Con el beneficio de la retrospectiva moderna, algunas partes del pasado de Fortier levantaron algunas cejas. Las defensoras más acérrimas del doctor en “Baby God”, sus hijas Sonia y Nanette, discuten que él fue quien asistió a la madre a dar a luz y luego las adoptó cuando Fortier tenía 55 años y estaba en proceso de divorcio. Mencionan que Fortier se circuncidaba y que las atendía como su ginecólogo.

Pese a su experiencia médica, el doctor nunca imaginó que la disponibilidad de pruebas de ADN baratas mancharía aún más su reputación. Sin embargo, así fue como la hija de Holm, Wendi Babst, una ex detective que había adoptado la genealogía como hobby durante su jubilación, supo que Fortier era su verdadero padre. Su investigación, narrada en la película, desenterró muchos más medios hermanos, nacidos entre los años 40 y 80, de lo que ella esperaba.

Cuando se le preguntó cuántos hermanos cree que tiene, Quincy Fortier Jr. dice en el documental, “Cientos, montones y montones. Mi padre siempre estuvo muy ocupado”.

Uno de esos hermanos es Mike Otis, quien le revela a su madre de 93 años, Dorothy, que Fortier era su padre biológico. A diferencia de sus pacientes de fertilidad, la ex residente de Pioche dice que acudió a Fortier porque no se sentía bien y pensaba que estaba siendo tratada por una infección.

“Ni siquiera buscaba tener un bebé. No quería tener un bebé en ese momento”, comenta Dorothy Otis. “Mi vida pudo haber sido toda diferente”.

Las revelaciones y acusaciones, incluyendo casos de abuso sexual infantil, sólo se vuelven más horribles a partir de ahí.

Varios de los descendientes secretos de Fortier son expuestos en “Baby God”.

A lo largo de los años, han luchado con la realidad de cómo llegaron a existir y cuánto de Fortier, desde su genética hasta su personalidad, está presente en su interior.

“Me pregunto si creo o no que era una buena persona”, dice Babst. “¿Quieres decir que tu padre era un monstruo? ¿Y qué dice eso de ti?”

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