63°F
weather icon Cloudy

55 presos que contrajeron COVID murieron, activistas afirman que era evitable

Al escribir su última carta a su madre, Johnny Nunley estaba aterrorizado por la posibilidad de morir a causa del virus que asolaba su cuerpo.

Johnny Nunley, de 56 años, fue uno de los 55 presos de Nevada que han muerto por el coronaviru ...
Johnny Nunley, de 56 años, fue uno de los 55 presos de Nevada que han muerto por el coronavirus, según registros forenses del Condado Clark y datos del Department of Corrections. Nunley estaba cumpliendo una condena de seis a 15 años por cargos de asalto cuando murió el 3 de diciembre de 2020 en la prisión estatal de High Desert. (Lisa Nunley-Macon)

“Me dijo: ‘Ahora mismo no me siento normal, no tengo energía, me duelen los ojos, no puedo saborear la comida y todo huele igual; apesta’”, dijo Donna Davis, leyendo la carta.

Los temores de Nunley se hicieron realidad. El hombre de 56 años murió de COVID-19 el 3 de diciembre en la prisión estatal de High Desert, cuando su familia dijo que estaba a punto de salir en libertad condicional por cargos de asalto.

Los registros forenses del Condado Clark identificaron a Nunley como uno de los 55 presos de Nevada que murieron tras dar positivo a la prueba de COVID-19, según datos del 29 de marzo facilitados por el Department of Corrections (NDOC).

Davis dijo que antes de que su hijo muriera, se quejó por teléfono de que se sentía cada vez más enfermo. Agregó que debió haber recibido un mejor tratamiento médico.

“Es como si adoptaran la posición de que era solo un recluso, ¿qué diferencia hay?”. cuestionó Davis.

Los activistas “se quedaron de brazos cruzados”

El Department of Corrections se negó a identificar a los 55 presos que, según los registros, murieron tras dar positivo a las pruebas del virus.

Pero utilizando los registros de las oficinas forenses de Nevada y de los departamentos del alguacil, el Review-Journal identificó a 39 de ellos. Todos eran hombres.

Los que no fueron identificados se consideraron casos pendientes, porque una agencia aún no había confirmado y catalogado independientemente su causa y forma de muerte. O bien sus casos caían bajo la jurisdicción de la Oficina del Alguacil del Condado Pershing, que no respondió a las solicitudes de comentarios. Lovelock Correctional Center está situado en el Condado Pershing.

Desde el comienzo de la pandemia, entre todas las prisiones del estado, el Northern Nevada Correctional Center, en Carson City, es el que más presos ha visto morir después de que dieron positivo: 30, según datos del Department of Corrections.

La Nevada Sentencing Commission se ha negado en dos ocasiones a sugerir al gobernador Steve Sisolak que reduzca la población penitenciaria para minimizar la propagación de la enfermedad. El pasado mes de mayo, el Tribunal Supremo de Nevada también denegó una petición para liberar a presos vulnerables y de edad avanzada a causa del virus.

Los datos estatales hasta el miércoles muestran 4,500 casos de coronavirus entre los presos del estado desde el inicio de la pandemia y 980 casos entre los empleados de la prisión.

El preso más joven que se ha confirmado que murió a causa del COVID-19 es Jeremy Heathmon, de 37 años, que según los registros estaba cumpliendo una condena de entre dos y seis años por cargos de robo. Murió en la prisión estatal de High Desert el 27 de noviembre, en medio de un aumento de casos en la prisión estatal.

En ese momento, los activistas imploraron al Estado que interviniera. Pero no se produjo ninguna acción.

Sarah Hawkins, una defensora pública del Condado Clark y presidenta de Nevada Attorney’s for Criminal Justice, declaró que el sistema penitenciario ha “dado largas” a quienes buscaban respuestas durante toda la pandemia. Mencionó que los activistas sospechan que más de 55 presos han muerto a causa del virus.

“Lo que hemos estado escuchando del NDOC no coincide con lo que estamos escuchando de la gente que está realmente en custodia”, señaló Hawkins.

What we have been hearing from NDOC does not match what we’re hearing from folks who are actually in custody.

SARAH HAWKINS, a Clark County public defender and president of Nevada Attorney’s for Criminal Justice

El sistema penitenciario ha confirmado que 46 de los 55 presos reflejados en sus datos murieron por COVID-19; la ley estatal exige una autopsia para confirmar la causa de todas las muertes de presos. Los datos de COVID-19 del Departamento de Salud y Servicios Humanos muestran 53 muertes de presos. Una portavoz dijo que la agencia estaba revisando los otros dos casos reportados en el sistema penitenciario.

Hawkins dijo que las muertes relacionadas con el virus eran evitables, y que los brotes en las prisiones son “el resultado de la falta de acción del NDOC”.

’Sólo le quedaban unos meses’

A medida que los casos empezaron a subir, Jamee Fitch pudo notar que su padre estaba nervioso.

“Sabía que una vez que empezara a despegar, la gente empezaría a morir”, indicó Fitch. “Esas fueron sus palabras para mí”.

Tras sufrir un derrame cerebral hace varios años, Robert Bowman fue alojado en una unidad médica del Northern Nevada Correctional Centerwith con otros hombres con alto riesgo de contraer COVID-19.

Hablaban a través de cartas y llamadas telefónicas semanales, una relación que tardó casi 10 años en repararse. El alcoholismo había perseguido a Bowman durante toda su vida, agregó Fitch. Por eso estaba de nuevo en prisión acusado de conducir bajo los efectos del alcohol.

Su condena expiraba en 2023, pero estaba previsto que saliera en libertad condicional ya en 2021. Entonces llegó la época navideña.

The warden couldn’t even tell me how long he was sick for, or how long he was in the hospital

Jamee Fitch

Fitch no había recibido noticias de su padre desde hacía semanas. La tarjeta de Navidad que enviaba fielmente cada año nunca llegó. Finalmente, recibió una llamada de la prisión, e inmediatamente supo que algo andaba mal.

“El director ni siquiera pudo decirme cuánto tiempo estuvo enfermo o cuánto tiempo estuvo en el hospital”, le comentó Fitch al Review-Journal.

Bowman murió el 27 de diciembre en el Carson Tahoe Regional Medical Center, según la Oficina del Alguacil de Carson City. Tenía 70 años.

Fitch dijo que su padre y los presos como él fueron arrinconados, y que nunca se les dio una “oportunidad de luchar” contra el COVID-19.

Se le saltaron las lágrimas al pensar en lo cerca que estuvo de volver a verlo. Se suponía que iba a conocer a su bisnieta cuando fuera liberado, que ahora tiene cuatro años; no quería que su primer recuerdo de él fuera entre rejas. Ahora tendrá que conocerlo a través de una carta que le dejó y de los recuerdos vaqueros de su época de rodeo que Fitch conserva.

“Era su único bisabuelo vivo”, señaló. “Y ahora esa oportunidad se esfumó, y solo le quedaban unos meses de prisión”.

Al igual que Bowman, Nunley también estuvo a punto de salir en libertad condicional. Había estado buscando un lugar para quedarse en el Condado Clark cuando murió a causa del virus, el mismo día que su madre recibió su última carta, dijo su hermana Lisa Nunley-Macon.

Nunley-Macon mencionó que culpaba en parte a la “falta de atención” del sistema penitenciario por la muerte de su hermano. El ex jugador de fútbol americano, que cumplía una condena de entre seis y 15 años por robar artículos en una tienda de comestibles de Las Vegas, era un “fanático de la limpieza”, dijo, y probablemente habría tomado estrictas precauciones si hubiera tenido la libertad de hacerlo.

“No creo que hubiera muerto si no hubiera estado en la cárcel”, aseveró.