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Asesina a 4 para robar dinero para drogas, afirma la policía

RENO — Un detective afirma que el inmigrante salvadoreño acusado de cuatro asesinatos en Nevada le confesó a la policía que robó y mató a sus víctimas durante un alboroto de 10 días en enero porque necesitaba dinero para comprar metanfetamina.

El detective le expuso al gran jurado (que acusó a Wilber Ernesto Martínez-Guzmán en Reno la semana pasada) que el joven de 20 años que vivía ilegalmente en Estados Unidos rompió en llanto y repetidamente se llamaba “idiota” antes de confesar los asesinatos durante horas de interrogatorio después de su arresto en Carson City el 19 de enero.

De acuerdo con la transcripción del gran jurado obtenida por The Associated Press (AP), la detective Stefanie Brady del Condado de Washoe testificó el 13 de marzo que Martínez-Guzmán inicialmente negó cualquier delito y reía durante el interrogatorio.

Pero después de que ella lo confrontara con varias contradicciones en su historia durante la sesión de casi tres horas, mencionó a través de un intérprete en español que había “hecho algo imperdonable”.

Ella dice que él le relató que le disparó a las víctimas “a causa de las drogas”.

“Dijo que necesitaba el dinero para metanfetamina”, testificó Brady, de acuerdo con la transcripción de 268 páginas presentada el martes por la noche ante el Tribunal de Distrito de Washoe.

La semana pasada, el gran jurado acusó a Martínez-Guzmán de cuatro cargos de asesinato con el uso de un arma mortal, tres cargos de robo mientras poseía un arma de fuego, un cargo de asalto y la posesión de un arma robada.

Una declaración de no culpabilidad fue presentada en su nombre durante una comparecencia el martes. Su juicio no está programado para comenzar hasta abril de 2020.

Su abogado de defensa pública, John Arrascada, escribió en un correo electrónico a AP que no recibió la transcripción del gran jurado hasta el miércoles, la revisó y no realizó comentarios inmediatos.

Los funcionarios federales han aseverado que Martínez-Guzmán está en Estados Unidos ilegalmente, pero no saben cómo ni cuándo cruzó la frontera.

El caso ha llamado la atención del presidente Donald Trump, quien afirma que este caso muestra la necesidad de un muro fronterizo.

Los abogados de distrito Chris Hicks, del Condado de Washoe y Mark Jackson, del Condado de Douglas, anunciaron la semana pasada que están buscando su pena de muerte, pero que el estatus migratorio de Martínez-Guzmán no tuvo nada que ver con esa decisión.

Las cuatro víctimas asesinadas incluyen a Gerald David, de 81 años, y su esposa de 80 años, Sharon David, una destacada pareja de la Asociación Rodeo de Reno que había contratado a Martínez-Guzmán como jardinero el verano pasado en su casa donde fueron encontrados muertos el 16 de enero.

La policía reveló que les dispararon con una pistola calibre .22 que Martínez-Guzmán les robó antes.

Los documentos judiciales alegan que el ADN de Martínez-Guzmán se encontró en la misma arma que también se usó para matar a Connie Koontz y Sophia Renken en sus hogares en Gardnerville, al sur de Carson City.

El detective Brady le manifestó al gran jurado que Martínez-Guzmán estaba “comprometido” e hizo “mucho contacto visual” durante las primeras etapas del interrogatorio en la oficina del alguacil de Carson City.

“Él sonrió, como si se riera de algunas de las preguntas, pero se mostró muy involucrado en la conversación”, detalló.

Después de que ella le leyó sus derechos Miranda, “en realidad reconoció que estaba bien no tener un abogado porque no había hecho nada malo”.

Indicó que había enterrado “un montón de cosas” que encontró junto a un río en Carson City, pero cuando se le enfrentó por varias contradicciones, sus respuestas se hicieron más lentas, su postura corporal se desplomó más y comenzó a cubrir su cara de manera incontrolable.

Cuando ella le preguntó acerca de algunas cañas de pescar que habían sido robadas de los Davids, “hubo una pausa realmente larga y en ese momento dejó caer la cabeza, comenzó a llorar con largas y profundas respiraciones”.

“Habló de cómo era un idiota y lo repitió varias veces”, testificó Brady. “Habló sobre cómo había hecho algo imperdonable”.

“Me dijo algo sobre si yo le decía lo que hizo, no va a traer de vuelta a las personas que mató”, agregó y poco después culpó a su necesidad de dinero para comprar drogas.

Al final reconoció haberle disparado a Renken.

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