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Cambios en la oferta y la demanda hacen que los precios de la carne sean inestables

Tim Jensen ha estado del otro lado de las compras pánico del coronavirus. El dueño de Village Meat & Wine llegó a su tienda de Eastern Avenue la mañana del 17 de marzo para encontrar una fila de clientes que se extendía más allá de la entrada.

Era un martes. El domingo anterior, el Gobernador Steve Sisolak había firmado una orden para cerrar las escuelas de Nevada. La amenaza de la pandemia se estaba haciendo real, y como Jensen está cerrado los lunes, los clientes salieron el martes con fuerza.

Había tantos, algunos comprando hasta 40 libras de carne molida, que él y su esposa, Chemaine, tuvieron que cerrar de 11 a.m. a 2 p.m. solo para que Jensen pudiera ponerse al día con el corte y la molienda. Estuvieron allí hasta después de la medianoche preparándose para el día siguiente, y reclutaron amigos, familiares y carniceros jubilados para que los ayudaran.

“Se les pidió que se abastecieran durante un par de semanas”, comentó Jensen de sus clientes. “Creo que pensaron en un par de meses”.

Ahora, un mes después, el frenesí de compras se ha calmado al aprender a capear lo que puede convertirse en una tormenta muy prolongada. Pero Jensen se pregunta qué pasará con el suministro y los precios que cobran sus proveedores.

Por un lado, el cierre de los centros turísticos y de muchos restaurantes ha reducido la demanda, lo que debería hacer bajar los precios. Por otro lado, algunos distribuidores de carne cerraron o redujeron sus horarios debido a la menor demanda y las plantas han comenzado a cerrar debido a los brotes de virus, lo que está reduciendo la oferta, lo que podría hacer que los precios suban.

Si estás empezando a confundirte, espera.

50 millones de partes

“Solo hay unas 50 millones de piezas en este rompecabezas”, señaló Kevin Good, vicepresidente de relaciones con la industria y análisis de CattleFax, una firma de investigación y análisis en Centennial, Colorado. “Nadie sabe la respuesta correcta”.

David P. Anderson, un economista ganadero que es profesor y economista de extensión en la Universidad de Texas A&M, indicó que las compras por pánico elevaron los precios a nivel de supermercado. Las tiendas ordenan con seis semanas de anticipación, informó, y así fueron sorprendidos por la demanda.

“Los supermercados tuvieron una estampida de gente comprando todo lo que estaba a la vista”, relató Anderson. “Habían planeado sus compras. De repente tienen que volver a salir al mercado de contado (donde los precios son más altos) y comprar”.

Y un supermercado no busca los mismos cortes que un restaurante, donde las opciones están más en el lado del lujo.

Estabilización en las últimas dos semanas

Pero las cosas se han estabilizado. En las últimas dos semanas, dijo Anderson, las costillas al por mayor han bajado de 8.32 dólares a 5.79 dólares la libra, mientras que el lomo ha subido de 2.69 dólares a 3.75 dólares la libra al por mayor al crecer la demanda de cortes más baratos.

“Los productos de carne podrían ser un valor, pero al mismo tiempo, ¿qué es lo que el consumidor sabe cocinar?” Bien dicho. “¿Qué va a hacer el consumidor si no tiene trabajo?”

Las panzas de cerdo, la fuente de tocino, han bajado de $1.02 la libra al por mayor a 50 centavos, y las alas de pollo de $1.70 a 97 centavos la libra.

“Enormes cantidades de tocino pasan por el servicio de alimentos”, señaló Anderson. “Y sin deportes y sin restaurantes, ¿qué es lo que vale un ala? No comemos muchas alas en casa”.

Así que esos precios bajarán pronto, ¿verdad? No exactamente. Anderson explicó que no hay una generalización de cuándo los cambios en los precios al por mayor llegarán al nivel de venta al por menor.

“Una queja común de los agricultores es que no ven que los precios al por menor cambien tan rápido y tan lejos como los precios a nivel de granja”, enunció. “En este lío en el que estamos, hasta ahora no hay ningún incentivo para que las tiendas de comestibles recorten los precios o hagan un especial para que la gente entre en la tienda”.

“Dirían que toma un tiempo filtrarse”, agregó el doctor Paul Aho, un economista y propietario de Poultry Perspective en Storrs, Connecticut. “Con el tiempo, veremos las cosas que se vienen abajo en la venta al por menor”.

Factores de precio

Muchos otros factores influyen en el precio.

“El cierre de plantas podría restringir el suministro”, destacó Aho. “Eso es una especie de comodín, eso podría hacer que los precios suban si se pone mucho peor”.

Una fuente de consuelo es que no es probable que nos quedemos sin comida.

“Antes de que ocurriera todo este desastre”, añade Anderson, “estábamos produciendo cantidades récord de carne vacuna, cerdo y pollo”.

Algunos artículos en exceso

“Y se puede ver en todo”, recalcó Aho. “Hay demasiados huevos ahora, demasiado tocino. Hay muchas cosas de las que hay en exceso”.

Demasiados cerdos, según el Consejo Nacional de Productores de Cerdo. En una teleconferencia celebrada el martes, la asociación comercial pidió ayuda al gobierno federal porque el coronavirus ha tenido un “impacto repentino y devastador en los criadores de cerdos de Estados Unidos”, puntualizó el presidente Howard A.V. Roth, y añadió que el cierre de las plantas de procesamiento y los “aranceles de represalia” de China sobre la carne de cerdo de Estados Unidos han llevado a un exceso de cerdos en las granjas. Los productores temen que muchos puedan ser expulsados del negocio, lo que podría reducir aún más el suministro.

“No voy a especular sobre lo que está en el futuro y lo que va a pasar en los supermercados”, advirtió Roth. “Mantener las plantas de procesamiento abiertas y mantener el flujo de cerdos atrasados es extremadamente importante.”

“Estamos”, concluyó Aho, “en aguas inexploradas”.

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