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COVID-19 amenaza a las guarderías de Nevada mientras la demanda aumenta

Antes del brote de COVID-19, la Rising Star Preschool & Childcare estaba libre de deudas, sus dos centros estaban llenos y tenía una lista de espera de 18 niños. Hoy en día cuenta con 25 vacantes en su centro de Las Vegas y 20 más en su centro de Henderson.

Se espera que la necesidad de centros de cuidado infantil con licencia (los cuales ya escaseaban desde antes de la pandemia) aumente drásticamente a medida que más padres regresen al trabajo en las próximas semanas y meses. Pero a medida que la demanda aumenta, los proveedores de guarderías que atienden a niños de hasta cinco años están luchando por superar el impacto financiero de la pandemia de COVID-19. Ya hay 14 programas preescolares y de cuidado infantil en Nevada que han cerrado desde marzo, aunque no está claro cuántos de ellos fueron causados por la pandemia, mientras que muchos otros siguen en riesgo de cierre.

Los padres con hijos mayores en edad escolar del Condado Clark se enfrentan a un problema similar cuando el próximo año escolar comience en agosto. Se espera que el Distrito Escolar del Condado Clark (CCSD) adopte un plan de aprendizaje “mixto” en el que dos cohortes de estudiantes asistan a la escuela en persona dos días a la semana y los otros tres aprendan desde sus casas.

El tema de cómo los padres podrán organizar el cuidado de sus hijos durante los días de semana cuando muchos están trabajando, fue un punto de gran preocupación entre los padres que presentaron preguntas en la reunión de la junta del CCSD del jueves para evaluar el plan.

Los centros de cuidado infantil y preescolares de Nevada fueron considerados negocios esenciales y se les permitió permanecer abiertos durante la primavera, pero la crisis financiera de muchos de los negocios, incluyendo a los padres que retiraron a sus hijos por problemas de salud o después de haber sido despedidos, puso a muchos rápidamente en números rojos.

Tina Fox, propietaria de Rising Star Preschool & Childcare, dijo que ha logrado mantener su negocio en funcionamiento, aunque con pérdidas financieras, después de que la pandemia redujera inicialmente la inscripción en un 55 por ciento en su centro de Las Vegas y en un 40 por ciento en su centro de Henderson.

Como resultado, ahora tiene muchas vacantes.

También tuvo que despedir a seis de los 27 empleados del centro y obtener un préstamo de la Administración de Pequeñas Empresas de Estados Unidos con una tasa de interés del 3.75 por ciento para ayudar a mantenerse temporalmente. Y, a diferencia de otras ayudas del gobierno a pequeñas empresas, tendrá que devolver ese préstamo.

“Sigue siendo una deuda, y no hicimos nada para crearla nosotros”, dijo.

Fox ve un largo camino de regreso para su negocio y otros proveedores de cuidado infantil.

“Para cualquiera de nosotros en la industria, creo que nos llevará un buen año incluso empezar a recuperarnos de ello”, destacó.

Cierres permanentes

Desde el 1º de marzo, 14 proveedores de cuidado de niños con licencia, ya sea en casa o en un centro, en todo Nevada han cerrado permanentemente. De ellos, 11 están en el sur de Nevada. Las razones de los cierres incluyen dificultades financieras, jubilaciones, reubicaciones y problemas con los propietarios.

El Departamento de Salud y Servicios Humanos de Nevada, que supervisa las licencias de cuidado de niños, publicó los datos en respuesta a una investigación del Review-Journal. La información no incluía detalles sobre el rango de edad de los niños atendidos y los proveedores que ofrecían preescolar además de guardería.

Dos proveedores que cerraron permanentemente este mes (Learning House of Las Vegas y Little Timbers-Hot Springs Academy en Carson City) mencionaron esta razón: “dificultades financieras debido a COVID-19; solicitaron la subvención de CARES pero no fue suficiente para mantener la instalación”, según registros del estado.

Learning House of Las Vegas abrió en junio de 2017 y ofreció un programa preescolar de medio día basado en Montessori. Cerró el 15 de junio. Los registros estatales muestran que tenía capacidad para 14 niños.

La propietaria Jen Harrington le escribió en un correo electrónico al Review-Journal que Learning House of Las Vegas era un “pequeño programa de un aula” con dos empleados a tiempo completo, incluida ella misma, y un empleado a medio tiempo antes de cerrar el 16 de marzo.

Como la clase no estaba en sesión y se desconocía la fecha de reapertura, Harrington y su socio (su marido) decidieron reembolsarle la colegiatura a las familias por el resto del semestre de primavera.

“Desde el primer día que cerramos, los padres se acercaron con frecuencia para decirme cuánto pedían sus hijos para volver a la escuela”, recordó Harrington.

Creó videos la mayoría de los días de la semana desde casa, que incluían la lectura de un cuento y a veces el canto de una canción, para tratar de dar a los niños alguna apariencia de tiempo grupal en el aula, reveló.

A principios de este mes, Harrington compartió los nuevos protocolos de salud del estado y de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos con los clientes y los padres interesados y preguntó cuándo esperaban sentirse cómodos al enviar a sus hijos de vuelta a la guardería.

“Basándose en los resultados de la encuesta, el lado de los negocios simplemente no era financieramente viable para seguir adelante”, comentó Harrington sobre la decisión de cerrar permanentemente.

Al centro le quedaban dos años de contrato, pero el propietario “fue generoso al ayudarnos con un cierre anticipado”.

Otro programa preescolar de Las Vegas, Far West Academy, menciona la “falta de negocios” como la razón de su cierre, efectivo el 30 de abril. Los registros del estado muestran una capacidad de 56 niños. La página de Facebook de la escuela dice que es una escuela privada, de base religiosa hasta el 12º grado.

Otros en la lista incluyen KinderCare Lake Sahara en Las Vegas, con capacidad para 134 niños, que cerró el 29 de abril debido a problemas con los propietarios. Y Oaklane Preschool Academy en Boulder City, con capacidad para 40 niños, cerró el 31 de marzo debido a una jubilación.

Los funcionarios de Far West Academy, KinderCare y Oaklane no estuvieron disponibles para comentar.

Oaklane Preschool Academy cerró después de 44 años en el negocio, según un reportaje de abril en Boulder City Review. La propietaria Carole Gordon dijo que el brote de COVID-19 y la construcción de un nuevo preescolar al lado contribuyeron a su decisión de cerrar, según el reportaje.

Un asunto de alcance nacional

Antes del cierre de COVID-19, ya era un reto para los padres encontrar una guardería asequible. En abril, el Center for American Progress estimó el número de plazas disponibles para el cuidado de niños en riesgo de desaparecer sin apoyo federal adicional. Nevada, que tenía una peor escasez de plazas de guardería disponibles que la nación en su conjunto antes de la pandemia, podría perder hasta el 42 por ciento de su suministro total (o el equivalente a 17 mil 302 plazas) según las proyecciones del grupo.

En marzo, la National Association for the Education of Young Children encuestó a más de seis mil proveedores de cuidado infantil. De ellos, el 30 por ciento reveló que no sobrevivirían a un cierre que durara más de dos semanas sin una inversión y un apoyo público significativos.

En abril, Save the Children Action Network y Child Care Aware of America anunciaron los resultados de una encuesta nacional de mil 200 votantes registrados. De los encuestados, el 87 por ciento “apoya la provisión de suficiente asistencia federal durante la crisis para asegurar que los actuales proveedores de cuidado de niños puedan completar nóminas y pagar otros gastos, como rentas y servicios públicos”, indicó en un comunicado de prensa.

La industria del cuidado infantil del país estaba enfrentando una crisis antes del brote de COVID-19, comentó Roy Chrobocinski, director de relaciones con el gobierno federal de la Red de Acción de Save the Children. Pero dijo que tener un cuidado seguro y asequible para los niños es clave para reabrir la economía.

Dependiendo del estado, los centros pueden estar limitados en cuanto a la cantidad de niños que pueden aceptar debido a los requisitos de distanciamiento social, señaló, al mismo tiempo que se enfrentan a gastos adicionales de limpieza y otros servicios.

Además, los trabajadores del cuidado infantil tienden a estar mal pagados, apuntó Chrobocinski, y agregó que aquellos que han experimentado la pérdida de un trabajo probablemente estén mejor recibiendo beneficios de desempleo que los que ganaban ingresos de su trabajo.

Dolor para los padres

Cuando el brote de COVID-19 llegó a Nevada, Meredith Noce, madre de tres hijos en Las Vegas, mantuvo a sus dos hijos más pequeños, de dos y tres años, fuera de su guardería durante ocho semanas. Luego su marido fue despedido de su trabajo.

Noce dijo que pudo conseguir una congelación de su cuenta en la guardería, pero mencionó que había hablado con otros padres que tenían que pagar para mantener la plaza de su hijo incluso cuando no estaban asistiendo a clases. Y algunos de los que regresaron tuvieron que pagar de nuevo la colegiatura.

Noce comentó que sus hijos volvieron a la guardería hace dos semanas.

“Trabajar desde casa con ellos, tuvo sus desafíos”, consideró. “Cada meme que hay ahí fuera es 100 por ciento exacto”.

Cuando llamó al centro, le informaron que podía traer a sus hijos ese mismo día, si era necesario.

“Han sido maravillosos”, expresó, señalando que el centro también ha tomado muchas precauciones de salud y seguridad.

Una maestra del Distrito Escolar del Condado Clark, que habló con el Review-Journal bajo la condición de anonimato por la preocupación de las represalias en el lugar de trabajo, dijo el jueves que le preocupa el cuidado de los niños para el próximo año escolar.

La maestra, que trabaja con estudiantes de inglés de preparatoria y es madre soltera de dos niños, dijo que no tiene ni idea de cómo se las arreglará en otoño.

Agregó que la guardería de su hijo (que es un proveedor de servicios a domicilio con licencia) cerró en la primavera y no ha vuelto a abrir.

Su plan original era que asistiera al programa Safekey en North Las Vegas. Pero no ha oído si el programa funcionará como de costumbre en el otoño.

Dijo que probablemente podría dejar a su hijo de sexto grado solo en casa durante los días de aprendizaje en línea. Pero señaló que a menos que encuentre otra opción de cuidado de niños, tendría que traer a su compañero de jardín de infantes para que trabaje con ella, aunque probablemente eso no estaría permitido.

“En este momento, no veo otra forma de hacerlo”, apuntó.

Las familias con niños en edad escolar a menudo dependen de programas dirigidos por organizaciones sin fines de lucro y de Safekey, un programa para antes y “después de clases” dirigido por gobiernos locales. Algunas escuelas también ofrecen sus propios programas.

Funcionarios del Condado Clark, Las Vegas y North Las Vegas comentaron que no tenían información el viernes sobre lo que podrán ofrecer para el próximo año escolar.

Pero Andy Bischel, presidente y director ejecutivo de los Boys & Girls Clubs del sur de Nevada, escribió en un correo electrónico del jueves al Review-Journal que la organización sin fines de lucro podrá atender a menos del promedio diario de mil 500 niños que supervisaba en 13 sitios de clubes hasta la pandemia, debido a la reducción de la capacidad por requerimientos de distanciamiento social.

Algunos centros tienen vacantes

En Rising Star Preschool & Childcare, “mucha gente cree que nos mantenemos abiertos porque sólo queremos dinero”, agregó Fox, pero señaló que las familias dependen del centro.

De los padres que sacaron a sus hijos del centro, la mayoría fueron despedidos de un trabajo, subrayó Fox. “Incluso ahora con la reapertura, todavía hay gente en casa que no trabaja”.

Fox dijo que ha ofrecido muchas opciones a las familias, incluyendo el pago para mantener el lugar de su hijo hasta que estén listos para regresar o la reducción de los honorarios para aquellos que sacaron a su hijo a corto plazo, como por ejemplo durante dos semanas.

Para las familias que han retirado a sus hijos, volverán como un nuevo cliente y el registro se hará de nuevo, mencionó.

En Rising Star en Las Vegas, hay seis aulas y sólo dos estaban abiertas poco después de que se produjera el brote de COVID-19. En las últimas dos semanas, dos más reabrieron.

El verano suele ser una época del año un poco más lenta en circunstancias normales, dijo Fox, pero espera ver un “aumento decente” en las colegiaturas para el otoño.

En Faith Lutheran Preschool en Las Vegas, los empleados recibieron su salario durante las seis semanas de cierre del centro, del 17 de marzo al 1º de mayo, y continuaron compartiendo el currículum y manteniéndose en contacto con las familias, le escribió la directora Tonia Tate en un correo electrónico al Review-Journal.

El centro estaba operando a baja capacidad en mayo, con 44 estudiantes, dijo. Eso creció a 61 estudiantes en junio y julio para su campamento de verano.

“Nuestra esperanza es que podamos abrir a plena capacidad en agosto con aproximadamente 250 estudiantes”, comentó Tate. “Todo nuestro personal de verano está trabajando actualmente. La mayoría de nuestros maestros principales han elegido ser maestros de 10 meses, así que no trabajan en los meses de verano”.

La Academia Shenker de Las Vegas cerró durante tres semanas a partir de mediados de marzo, pero reabrió a principios de abril, inicialmente sólo para los hijos de trabajadores esenciales, dijo la directora de la escuela, Sharon Knafo. Normalmente había de nueve a doce niños al día.

La academia normalmente tiene unos 80 empleados, pero despidió a 70 inicialmente cuando se produjo el brote de COVID-19. Ahora, alrededor de 25 están trabajando.

A principios de mayo, la academia reabrió sus puertas a todos los niños.

Antes del brote de COVID-19, la Academia Shenker (que cuida de los niños desde las seis semanas de edad hasta la edad del jardín de infantes) típicamente contaba con 230 estudiantes en un día cualquiera. Ahora, la academia tiene alrededor del 50 por ciento de su cupo normal, en comparación con el verano pasado.

Saint Gabriel Catholic Preschool en Las Vegas (que tenía hasta 17 niños antes del brote de COVID-19) comenzó a ver una caída en las inscripciones en marzo. En un momento dado, sólo uno o dos se presentaron.

El centro cerró temporalmente el 18 de marzo y reabrió el 1º de junio, pero la iglesia también cuenta con una escuela primaria, que no abrirá el próximo año escolar porque un benefactor se retiró, informó la directora, Pamela Ufer. El sitio web de la escuela indica que sirve hasta estudiantes de secundaria.

En cuanto al programa de preescolar a tiempo completo, todos los empleados fueron despedidos cuando el centro cerró, pero Ufer dijo que se les pagó hasta el 30 de marzo. Ahora, los empleados están de vuelta en el trabajo.

En el primer día de su reapertura, cuatro niños se presentaron. En la semana del 8 de junio, siete u ocho niños asistieron.

“Está volviendo lentamente, como puedes ver, a medida que los padres vuelven al trabajo”, señaló Ufer.

Antes del brote de COVID-19, el centro preescolar, que tiene unos tres años de edad, estaba empezando a tomar impulso, concluyó Ufer. “Ahora, está empezando de nuevo”.

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