Dirigirá al sindicato campesino más grande de EE.UU.

La mexicana Teresa Romero asumirá la dirigencia de la Unión de Trabajadores Agrícolas (UFW), la organización campesina más grande en Estados Unidos, y será la primera mujer e inmigrante en liderar ese sindicato.

El actual dirigente Arturo Rodríguez dejará el cargo después de 25 años, el cual asumió en 1993, tras la muerte del fundador de la UFW, César Chávez, quien junto a Dolores Huerta crearon la organización campesina en 1962.

Romero, que en la actualidad forma parte de la mesa directiva de la UFW, se posicionará como la tercera presidenta de la organización y la primera mujer en llevar las riendas de la misma.

Teresa Romero, de 60 años, nació en la Ciudad de México y creció en Guadalajara, Jalisco; a principios de la década de 1980 emigró a Estados Unidos de manera ilegal, en 2002 se convirtió en ciudadana estadunidense, y en la actualidad tiene experiencia en administración de oficinas y asuntos legales.

Administró una compañía de construcción y una firma de abogados que ayudaron a los trabajadores con reclamos de inmigración y compensación laboral antes de unirse al sindicato de trabajadores agrícolas hace nueve años, en el cual es secretaria-tesorera.

Romero nunca ha trabajado en el campo, pero dijo que sus antecedentes la ayudan a conectarse con los trabajadores agrícolas de la nación.

“Entiendo por lo que están pasando los trabajadores (…) entiendo lo difícil que es; entiendo que no hablan el idioma. Sé cómo afecta a nuestra vida cotidiana”, aseguró.

Romero tomará las riendas de la organización en un momento en que la unión ejerce influencia en algunos campos agrícolas en California, Oregón y Washington y tiene una presencia significativa en la legislatura de California.

Pero también enfrentará el desafío de dirigir una organización que defiende a los trabajadores inmigrantes y la reforma migratoria, en medio de un clima político que ha demostrado ser duro, tanto para los sindicatos, como para los inmigrantes.

La UFW también deberá asegurarse de que sus trabajadores sigan siendo relevantes, ya que los productores recurren a la mecanización como una forma de competir con operaciones agrícolas más baratas en México y América Central.

Los productores estadunidenses también han dependido cada vez más de los trabajadores temporales invitados para combatir la escasez de mano de obra nacional.

Los trabajadores agrícolas que usan las visas temporales, llamados H-2A, por lo general no terminan uniéndose a un sindicato.

Romero dirigirá una organización, cuya membresía alcanzó un máximo de 70 mil en la década de 1970; mientras que en 2017 tenía unos 10 mil agremiados, sólo una fracción del estimado de uno a dos millones de trabajadores agrícolas.

La disminución en la membresía de la UFW refleja las tendencias nacionales: poco más del 10 por ciento de los trabajadores en el condado eran miembros de sindicatos en 2017, frente al 20 por ciento en 1983, según el Pew Research Center.

Los líderes de la UFW, sin embargo, consideraron que la membresía es sólo un indicativo de la salud de la organización.

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