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El COVID pudo haber explotado en proyectos como Resorts World, ¿por qué no lo hizo?

En el extremo norte del Strip, sobresaliendo de un campo de tierra, se encuentra el nuevo megaresort de la Ciudad del Pecado.

Programada para abrir el próximo verano, su enorme torre principal ya ocupa un hueco en el cielo entre los rascacielos más antiguos y apretados. En las palabras de su corona, “Resorts World”, anuncian lo que está por venir.

En la tierra de abajo, los materiales apilados se acumulan junto a un mar de retroexcavadoras y una grúa colosal. “MANTENTE SEGURO”, indica un anuncio letrero en la entrada principal, firmado por “W.A. Richardson Builders, LLC”, el contratista general de este futuro destino en 3000 de Las Vegas Blvd. Sur.

“LA SEGURIDAD ES NUESTRO PRODUCTO MÁS IMPORTANTE”, deletrea otro.

Cada día, unos dos mil 200 trabajadores laboran aquí, según el sitio web del proyecto. Es la mayor obra en construcción del sur de Nevada, un ejemplo destacado de una industria “esencial”, cuyos 72 mil trabajadores del valle no han cesado hasta junio, incluso cuando el gobernador Steve Sisolak emitió una orden estatal de permanencia en casa, los casinos se oscurecieron y las pequeñas empresas cerraron en medio de la pandemia del coronavirus.

El estatus especial se consideró una victoria para la industria de la construcción local, permitida en parte porque aún no estaba claro si sería necesario construir instalaciones de tratamiento temporal. También era un signo de esperanza, una apuesta a que la gente volvería a asistir a los partidos de fútbol; una garantía de que las oleadas de turistas que regresen algún día, harían del Resorts World Las Vegas una necesidad, no sólo un lujo.

Sin embargo, planteaba a los contratistas y a los representantes sindicales un desafío sin precedentes: en una industria nómada como ésta, en la que los trabajadores migran regularmente de un sitio de trabajo a otro y algunos proyectos requieren que la gente trabaje en espacios reducidos, ¿cómo podemos mantener a los trabajadores seguros?

“Pasamos por algunos cambios culturales reales para que esto ocurriera”, dijo Frank Hawk, vicepresidente del Southwest Regional Council of Carpenters y presidente del comando de construcción del estado en el cumplimiento de la lucha contra el COVID-19.

Cada uno de los 25 proyectos principales de la ciudad está representado en el comando, compuesto por 19 líderes diferentes de la industria y los sindicatos, formado en cooperación con la oficina del gobernador al comienzo de la pandemia. En gran medida han trabajado solos, sin guía estatal o federal, aunque realizaron los cambios propuestos por la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional de Nevada (OSHA, por su sigla en inglés) y actualizaron regularmente al gobernador.

Brian Turmail, vocero de Associated General Contractors of America, afirmó que lo mismo puede decirse de la industria a nivel nacional.

“Ningún funcionario federal ha dicho: ‘aquí está el libro de reglas, deben seguirlo’”, dijo Turmail. “Esencialmente lo escribimos nosotros”.

De ninguna manera ha sido perfecto. Los trabajadores locales han presentado quejas de seguridad, y como industria, la construcción ha visto la tasa más baja de cumplimiento de OSHA contra el COVID-19 en el estado, según el nuevo tablero de OSHA COVID-19 de Nevada, publicado por primera vez en agosto. El tablero no reporta los resultados de las observaciones de seguimiento, que la OSHA indicó que hasta el miércoles han resultado en cero multas en los sitios de trabajo.

Los informes de los casos de COVID-19 han surgido en el Allegiant Stadium y Resorts World, pero no se ha hecho público ningún recuento de casos centralizado de toda la industria. Así que no está claro cuántos trabajadores han enfermado o muerto.

Sólo en el sindicato local de carpinteros, 38 de los seis mil miembros han dado positivo, uno de los cuales murió, reveló Hawk. No tenía los números a mano para otros sindicatos. Los representantes del Southern Nevada Building Trades and Electrical Workers IBEW Local 357, no respondieron a las solicitudes de comentarios.

Pero Hawk, que habló por el comando, declaró que está orgulloso de tales números, que los líderes comunican a los trabajadores “lo mejor que podemos”.

“No sucede por accidente, cuando tienes a tanta gente trabajando en lugares cerrados”, le mencionó al Las Vegas Review-Journal, señalando que incluso cuando los trabajadores se enferman, no siempre se sabe si se contagiaron de coronavirus en el trabajo.

Contaminación cruzada

Uno de los primeros y obvios desafíos en la construcción fue la contaminación cruzada, un riesgo enorme dado lo común que es que los trabajadores se desplacen de un sitio a otro a medida que se completan los proyectos.

“La mayoría de la gente tiene una dirección donde trabajar, mientras que en la construcción, no”, comentó Hawk.

Resorts World, un proyecto de 4.3 mil millones de dólares de Genting Group de Malasia, por ejemplo, comparte el mismo contratista general que las instalaciones de práctica de los Raiders en Henderson, terminadas en junio. Antes de la pandemia, era posible que los trabajadores se presentaran un día en las instalaciones de práctica y al día siguiente en Resorts World.

En lo que Hawk atribuyó a la ignorancia temprana, y a un poco de paranoia, la primera estrategia del comando de construcción fue que los trabajadores se pusieran en cuarentena antes de trasladarse a un nuevo sitio, lo que ralentizó significativamente el constante cambio de mano de obra.

Fue mucho más allá de los breves protocolos iniciales de la OSHA para la construcción, que a mediados de marzo enumeraron los protocolos que ahora se consideran de conocimiento común: cumplimiento de las restricciones, distanciamiento social y acceso a jabón y desinfectante, suministros de limpieza y equipo de protección personal.

Hawk señaló que su sindicato donó todos sus respiradores N95 a los proveedores médicos al comienzo de la pandemia, pero gastó alrededor de 195 mil dólares en cubrebocas personalizados para distribuirlos a los trabajadores.

“No estábamos en medio del debate sobre los cubrebocas”, aseveró Hawk. “Los usamos y punto”.

Turmail dijo que políticas como la auto-cuarentena entre los sitios causaron retrasos masivos en los proyectos en todo el país y obligaron a los contratistas a gastar mucho más dinero para explicar el ritmo más lento de la mano de obra, pero Hawk señaló que nadie baciló.

“Todo eso fue autocontrolado dentro de la industria”, expuso sobre los protocolos iniciales y estrictos. “No era como si tuviéramos una agencia gubernamental sugiriéndonos que hiciéramos eso”.

En reuniones semanales, Hawk comentó que los líderes locales reportarían casos positivos en los sitios (dos aquí, tres allá) y luego discutirían la mejor manera de desinfectar las áreas y volver a los pasos de cada trabajador.

Pero no había (y aún no hay) un lugar singular para reportar tales casos al gobierno estatal o federal.

“Para nosotros pensamos, ‘¿No debería haber un sitio web o algo en donde podamos reportar esto?’”, comentó Hawk.

Una solicitud para hablar con la oficina del gobernador no fue devuelta.

Los trabajadores deben pasar por los controles de temperatura y una encuesta diaria de salud antes de cada turno, en la que se pregunta a los trabajadores si han estado en contacto con alguien que se sospeche o se confirme que tenga COVID-19.

Los registros muestran que el sitio de Resorts World también ha implementado “permisos de contacto cercano” para las personas que necesitan trabajar a menos de seis pies de distancia. Si un trabajador resulta positivo, se ordena a cualquier persona con la que comparta un permiso que se ponga en cuarentena durante 14 días, a menos que reciba un resultado negativo.

Quejas sobre seguridad

Aún así, las quejas de seguridad se han filtrado. Desde el comienzo de la pandemia hace seis meses, la OSHA de Nevada recibió siete sobre Resorts World solamente, cada una de las cuales mencionaba preocupaciones sobre la propagación de COVID-19.

El 18 de marzo, un trabajador informó que “no había productos de higiene en la obra como papel higiénico, desinfectante para manos y jabón para lavarse las manos”, según los registros.

Otro, presentado el 1º de abril, reiteró esas preocupaciones específicas del área del sótano de la obra, pero también expresó su preocupación por los ascensores atestados de gente a pesar de los protocolos de distanciamiento social.

En respuestas escritas, la directora de seguridad del contratista general, Shelby Burton, atribuyó la falta de jabón y desinfectante al robo de los trabajadores, señalando que la empresa había contratado desde entonces a 50 trabajadores más para vigilar los baños portátiles y las estaciones de lavado de manos, que desde entonces se habían colocado en el sótano.

El contratista también limitó los viajes en ascensor a un puñado de trabajadores. Pero el 9 de abril, una tercera denuncia señaló que “los empleados se apiñan ahora en las escaleras al final del turno”.

Burton le comentó a la OSHA que los empleados monitorean los ascensores y escaleras al principio y al final del turno para hacer cumplir los protocolos de distanciamiento social.

Pese a las quejas, W.A. Richardson Builders no vio ninguna violación de la OSHA. El contratista declinó el comentario, citando un contrato que establece que sólo el dueño del proyecto puede hablar con la prensa.

En un comunicado enviado por correo electrónico, Resorts World Las Vegas escribió en parte, “continuamos siguiendo las directrices de los CDC y los estándares de seguridad de la OSHA”.

El recuento de casos aún no está claro

En su respuesta, Resorts World Las Vegas esta semana no abordó las preguntas sobre los recuentos de casos en el sitio.

Los registros de la OSHA del 8 de abril identificaron tres casos positivos. El 23 de abril, el Review-Journal reportó siete casos positivos en el sitio. Los registros no mostraron ningún total reciente.

Durante meses, los funcionarios de salud estatales y locales no han identificado ningún caso específico de propagación de COVID-19 o grupos de casos en el sur de Nevada más allá de los de los hogares de ancianos y otras instalaciones con licencia estatal.

En su declaración, Resorts World sí citó el rastreo de contactos independientes, impulsados por la compañía, separados del distrito de salud local.

La vocera del Distrito de Salud del Sur de Nevada, Jennifer Sizemore, comentó en una declaración que en un momento dado hubo un retraso en el rastreo de contactos, pero añadió que el Distrito de Salud está “trabajando para investigar todos los casos y notificar a todos los contactos cercanos”, incluidos los casos específicos de Resorts World.

Hawk afirmó que rastrea diligentemente los casos entre los miembros. Su sindicato ofrece a los trabajadores que dan positivo 500 dólares, tanto para ayudarles como para incentivarles a que se reporten por sí mismos. La mayoría de los carpinteros que han dado positivo están de vuelta, anunció.

Como presidente del grupo de trabajo de construcción, Hawk indicó que no sabe de ningún grupo importante en un sitio de trabajo en Nevada.

Turmail, con la asociación nacional de contratistas, informó lo mismo a nivel nacional.

“Hemos tenido casos de personas que han aparecido con coronavirus, pero no hemos visto brotes como en otras industrias, como las plantas empacadoras de carne”, concluyó Turmail.

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