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El flagelo de la violencia doméstica

Datos de la Asociación Americana de Psicólogos indican que 1 de cada 4 víctimas de violencia doméstica son mujeres y una de cada 7 son hombres. Esta misma fuente presenta que en 2011 Nevada ocupó el primer lugar de casos de violencia doméstica, disminuyendo al lugar 16 en el año 2014.

La psicóloga y facilitadora de Dignity Counseling Center, Aida Almudfi, ha trabajado de cerca con la comunidad hispana por más de 18 años para ayudar a personas en casos de violencia doméstica y conoce de cerca esta problemática.

“En este trabajo te encuentras con mujeres que vienen de una segunda o tercera relación abusiva, al salir de la primera regresan al problema, por eso creo que en estos días se debe trabajar a nivel de prevención”, indicó la psicóloga.

“En Dignity Counceling, somos un grupo especial para mujeres en una atmósfera cálida, respetuosa y segura. Apoyamos en la prevención de violencia doméstica y orientamos sobre los recursos que hay para quienes pasan por esta situación y cómo alejarse de la relación abusiva en la que se encuentran, mirar al futuro en una vida sin violencia”, comenzó Almudfi su charla.

Para obtener la ayuda por parte de la organización las mujeres deben de llegar voluntariamente para salir del círculo de violencia.

“Vienen ya golpeadas y las trae el sistema legal, donde su esposo ya fue arrestado y les dan información de programas como este, es así cuando llegan, tienen un sentimiento de ¿para qué y de qué me sirve esto?, si piensan en el futuro, consideran la Visa U, y superar los traumas”.

De acuerdo con Almudfi, dar el primer paso y aceptar la ayuda, es un paso gigantesco para las víctimas, hay riesgos porque siguen viviendo con el abusador y no tienen a dónde ir. Además, en muchos casos no tienen trabajo y no hablan inglés.

“Su pareja les crea barreras, evita que tenga amigas, se mudan de estado, les prohíben hablar con vecinos porque “están coqueteando”, las aíslan y las someten por necesidad”, explicó la facilitadora.

“La violencia doméstica no solamente son golpes. Algunas personas piensan que es normal porque eso veían en su casa, la violencia del papá hacía su mamá. Si se separan piensan que van a defraudar a la familia, a la tradición de quedarse con el hombre con quien se casaron, es enfrentar un fracaso como creencia”.

Cuando las parejas tienen niños se les denomina víctimas secundarias, pero para Almudfi son víctimas primarias.

“Al principio los niños rechazan el comportamiento violento del papá, pero siempre por naturaleza se imita lo que se ve, un niño ve a su padre fuerte y como el ganador. Así que la madre se convierte en alguien débil ante sus ojos”.

“Hay patrones de crianza, el niño no debe llorar, y las niñas deben obedecer, aceptar lo que digan sus parejas”, Almudfi definió violencia doméstica como: “El ejercicio de poder y control dentro de una relación íntima de pareja, para controlar lo que la otra parte hace o dice, esto se magnifíca cuando la víctima percibe la capacidad física por parte de su compañero”.

Cuando una mujer es llevada a Dignity Counseling Center, es tratada de forma individual por la psicóloga Almudfi, hasta que por medio de evaluaciones pueda ser parte de un grupo de apoyo, que como máximo tiene 9 mujeres, hay una cuota de $20 dólares por sesión, un precio significativo por una asistencia profesional de este tipo.

Ya pasadas las sesiones se recomienda ir a un refugio, si la mujer no tiene familia o amigos cercanos, es la transición de una separación definitiva de la pareja, algunas no lo consideran una solución definitiva ya que el máximo tiempo de estadía son 2 meses, las que lo van superando buscan obtener un empleo y se preocupan por rentar un estudio o recámara independiente.

Almudfi compartió datos estadísticos sobre el tema, “el 40 por ciento de jóvenes en edad de adolescencia, entre 14 a 17 años, dicen haber sufrido o conocer alguna compañera que ha sufrido de violencia por parte de su novio”.

Instituto Nacional de la Prevención del Crimen (NICP) dice que 3 millones de niños son testigos de violencia doméstica, al igual que una mujer es golpeada cada 9 segundos y una de cada 3 mujeres sufre de violencia doméstica.

El Tiempo habló con una paciente de Dignity Counseling Center, que por respeto a su identidad le llamaremos “Sara”, quien relató su experiencia.

“Esto nunca se supera, te deja marcada para siempre, no logras comprender por qué te pasa a tí, estás en la oscuridad absoluta sin saber a quién acudir o qué hacer”.

“Sara” llegó a Estados Unidos con su hijo desde Guatemala con el apoyo en un principio de su hermana que ya estaba establecida en Las Vegas. En ese tiempo fue cuando le presentaron a quien sería después su pareja, a quien llamaremos “Bruno”, que al ver la necesidad de “Sara” le ofreció un cuarto para que se quedaran ella y su hijo. Fue así como comenzó la relación.

“Al principio él me ayudó. Con el tiempo me decía que sin su ayuda yo estaría en la calle con mi hijo, fue cuando comenzó a humillarme verbalmente, luego empujones o jalones de pelo, no tenía a donde ir, era soportarlo o la calle”.

El hijo de “Sara” comenzó a tomar esa misma actitud.

“Sé volvió agresivo, me decía que si aguantaba a “Bruno” también tenía que aguantarlo a él”.

“Sara” comenzó a buscar trabajo para tratar de salir de la situación en la que estaba viviendo.

“Si él me encontraba en la calle antes de que llegara a la casa, me metía a la casa del pelo, me tiraba y me pateaba enfrente de mi hijo, no hallaba que hacer ni a quién recurrir. Se lo platiqué a mi hermana y se empezó a reír, me dijo que no aguantaba nada, me decía que era una chillona, supe que con ella no contaba”, relató la víctima.

“Él sabía que yo estaba cansada, “pero si llamas a la policía te voy a matar” era la amenaza constante. Así pasaron años, hasta que una noche me sacó de la casa para matarme, me subió a su camioneta y manejo hacia el desierto, ahí nadie te va a encontrar me gritaba, le pedí a Dios que tocara su corazón y me perdonara la vida, le supliqué incansablemente”, narró Sara.

“Fue un milagro cuando paró y me regreso al departamento, él iba y venía cuando le daba en gana. Al día siguiente, intente huir, se me iluminó el camino y me salí de esa casa con mi hijo, también cambie de zona y conseguí un trabajo, desde ahí no lo volví a ver”.

Sola con su hijo “Sara” llamó a la policía y “Bruno” fue arrestado y deportado.

Para “Sara” que su hijo creciera en ese ambiente provocó un cambio radical.

“Mi hijo también fue deportado, por diferentes causas a las de “Bruno”, era mi esperanza la Visa U para poder visitarlo, pero recientemente acaba de fallecer, cayó en una depresión insuperable, pienso que él es la víctima verdadera de esta relación que tuve”.

Luego del tratamiento con Aida Almudfi, “Sara” pudo platicar su historia, y su vida a cambiado para bien.

Aprendió inglés y obtuvo su GED (diploma de preparatoria), llevó su caso a Hermandad Mexicana, quienes le han puesto en marcha el trámite para obtener la Visa U y permanecer legalmente en Estados Unidos. “Sara” sigue siendo constante en sus visitas a Dignity CC.

Dignity Counseling Center, se localiza en el 7271 W. Charleston Blvd. Suite 180, Las Vegas NV. 89117. Teléfono: 702-912-1053

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