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Cuando su hijo se convierte en enemigo

Cuando se es padre, hay un momento en la vida de los hijos, que es difícil sortear. Ese momento es el paso por la adolescencia, ya que según la psicóloga María Teresa Gretch, es un periodo de la vida que se caracteriza fundamentalmente por profundos cambios físicos, psicológicos, sexuales y sociales, el cual transcurre entre la infancia y la edad adulta.

Aun cuando es imposible establecer la franja exacta de edad en la que transcurre la adolescencia la Organización Mundial de la Salud, considera que esta etapa va desde los 10 hasta los 19 años de edad, dependiendo de cada persona.

Más allá de esto, todos estos cambios que viven los adolescentes hacen que en muchos casos sea un periodo altamente difícil de manejar tanto para ellos como para sus familias. Además de los cambios físicos y sexuales, la adolescencia es un periodo donde se producen muchos cambios hormonales en el organismo. Según explica Gretch, esos cambios hormonales son los que provocan la transformación física en el cuerpo de los adolescentes pero también sus alteraciones emocionales.

Los adolescentes pasan de la alegría a la melancolía y del amor al odio con asombrosa rapidez. “En tan solo un minuto pueden pasar de comportarse como los niños que eran hace nada y al siguiente minuto pueden adoptar posturas mucho más cercanas a la madurez adulta,” explica la psicóloga de familia.

Esta es una característica habitual de la adolescencia, por lo cual es bueno vigilar si los periodos de tristeza, melancolía u odio son prolongados excesivamente, los cuales podrían indicar problemas psicológicos.

Esto fue lo que pasó con Alexander, segundo hijo de Yhadira Lázaro, (nombre utilizado por El Tiempo, para encubrir la identidad de la mujer). La mujer de 45 años de edad, cuenta como el cambio de su hijo fue “del cielo a la tierra”, dejando de ser un joven colaborador y amoroso con su madre a ser su enemigo. Yhadira quien lleva en los Estados Unidos desde hace 20 años, no ha tenido la oportunidad de legalizar sus estatus, según cuenta ella, por falta de documentación y dinero, sin ahondar mucho en el tema. Alexander, el último de sus hijos, tuvo la fortuna de nacer en los Estados Unidos, al sur de California, por lo tanto, lo hace ciudadano estadounidense.

Yhadira confiada en que el estatus legal de su hijo, la iba a ayudar a legalizar su estadía en el país, se ha tornado en un verdadero calvario. El joven de 17 años de edad, quien no quiso hablar con el periódico El Tiempo, se ha convertido en el enemigo de su madre, amenazándola constantemente con su estatus de indocumentada. Yhadira y su prima Jazmín una joven de 18 años de edad, cuentan como el cambio de temperamento y comportamiento de Alexander cambió repentinamente cuando cumplió los 15 años de edad. Sus notas académicas empeoraron sustancialmente. Dejó de asistir a la escuela, y se dedicó a salir con sus amigos. Amigos que en su familia no aprobaban y no conocían bien.

“Aun cuando mi tía, trató de mantenerlo por el buen camino Alex, hacía lo que quería. Un día mi tía, Yhadira, trató de frenarlo para que no saliera con sus amigos, y el la empujo, le gritó y le dijo que no se metiera en su vida,” cuenta la prima del joven de 17 años de edad.

Las amenazas de Alexander, fueron escalando, los malos tratos y gritos hacia su madre no mermaron. Por el contrario, una mañana cualquiera, Yhadira se acercó a levantar a su hijo para la escuela y se encontró con un joven, “como endemoniado” cuenta ella, quien reaccionó con gritos, la escupió y la tomó de los brazos fuertemente. Yhadira, quien trató de parar la situación, se defendió empujando al joven, para evitar un daño mayor, lo cual causó gran furia en Alexander. Diciéndole que de volverlo a hacer llamaría al 911, amenazándola con decirle a las autoridades que era abusado en su casa físicamente y de otras formas. Además de contarle a los oficiales sobre el estatus legal de su madre para que fuera deportada “de una vez por todas,” cuenta Yhadira entre lágrimas.

Jazmín, prima de Alexander y sobrina de Yhadira, cuenta como la situación se ha convertido en una inaguantable. “Mi tía es muy buena. Ella trabaja muy duro para poder darle lo que necesita, pero a él no le importaba eso,” contó Jazmín. Dijo que su primo, constantemente la amenazaba con llamar a la policía para denunciarla y ella por miedo callaba.

Igualmente ocurrió con los padres de Melissa. Una joven madre de 16 años de edad. Su padre médico de familia, y su madre ama de casa, se sienten amedrantados por la joven madre, quien dedica sus días a estar con sus amigos, dejando a su pequeña bebé de tan solo 10 meses al cuidado de su madre. Melissa, quien ha tomado una conducta agresiva con sus padres, los amenaza constantemente con llamar a la policía, para decirles de los “malos tratos” que sufre en su hogar. La madre, de la joven, confesó al periódico El Tiempo, que por miedo al escándalo, escrutinio público y a malograr la carrera de su esposo prefiere callar, diciendo que espera que “algún día esta rebeldía le pase, y se de cuenta del amor que sus padres sienten por ella,” confesó la madre de Melissa, quien no dijo su nombre.

Según la psicóloga de familia María Teresa Gretch, la importancia que adquieren los amigos en la adolescencia en fundamental. Cuenta que los adolescentes necesitan formar parte de un grupo de iguales para ir construyendo su propia identidad. “Comienzan por pasar mucho más tiempo con ellos y menos con su familia. Aun cuando esa es una manera de irse preparando para el futuro, como padres tenemos que estar pendientes de las compañías de nuestros hijos, porque así como pueden prepararlos para un buen futuro pueden destruir sus vidas,” cuenta Gretch.

“Nuestros hijos adolescentes necesitan en esta época de su vida, quizá más que nunca, que sus padres estén pendientes de ellos, que les impongan normas justas para que su vida se desarrolle plena y saludablemente. Aun cuando los padres deben alejarse de extremos autoritarios, no deben dejar que sus hijos incumplan las normas impuestas,” subrayó la psicóloga de familia.

Hasta dónde es permitido por

la ley

Mediante una entrevista con el oficial José Hernández, oficial para medios hispanos de la Policía Metropolitana de Las Vegas, dijo al periódico El Tiempo, que primeramente los padres son responsables por sus hijos. “Con eso en mente, no se le puede permitir a los hijos que comentan ningún tipo de injusticia, o desorden contra sus propios padres,” dijo Hernández. Afirmó que en dado caso que los jóvenes llamen a la policía, los oficiales, van investigar el incidente.” Claramente van a tomar en cuenta qué tipo de daño tienen los jóvenes. Quizás si nos golpeados hasta el punto que tienen fracturas, morados, sangrados. Si existe un caso donde son evidentes este tipo de heridas, estamos entrado a un área de abuso. Con eso en mente, también es importante que los padres reconozcan que tipo de disciplina van a implementar,” dijo el oficial de LVMP, José Hernández.

Igualmente hizo un llamado a los padres acerca del uso de drogas en los jóvenes. Diciendo que si los padres notan que sus hijos están envueltos en drogas, hay muchas cosas que se pueden hacer para estar seguros. Hay razones para que los padres sospechen, y hay que estar pendientes de cosas extrañas, olores o algún tipo de artículo que el joven esté utilizando. Si los padres notan este tipo de artículos, y además el joven está teniendo episodios de agresión con los padres, los jóvenes estarían cometiendo actos criminales y esta evidencia se tendría en cuenta para la investigación. “Los jóvenes pueden ser detenidos, si están cometiendo este tipo de delincuencia. Hablando de jóvenes que son rebeldes, no quieren hacer caso, hay muchos servicios en la comunidad que pueden acudir para tener información. Es importante que los padres tengan esas líneas de comunicación abiertas. Como padre lo más importante es tener confianza con los hijos, compartir tiempo con ellos,” dijo Hernández.

Por otro lado, tocando el tema de los adolescentes agresivos, el oficial Hernández, dijo que un joven que empuja a su mamá, o un joven que empuja o golpea a su(s) padre(s) es un criminal. “Como padres inmediatamente deben llamar a la policía, no importa si son indocumentados, no importa el estatus migratorio lo importante es poder ayudarlos asistiendo esa emergencia,” dijo Hernández. .

Afirmó que un simple empujo es violencia doméstica. “Eso para mí ya no es ser grosero, no es verbal, este joven ya usó fuerza contra la madre. Los oficiales van a responder y entrevistarán a ambas personas, y determinarán quien es el culpable y responsable por el crimen. Esos son casos de violencia doméstica,” dijo el oficial de LVMPD.

Aseguró que todo depende del caso, de lo que el oficial encuentre cuando llegue a investigar. “Si es algo simple, no va a suceder nada. Si es un caso donde la cachetada dejó morados, sangre, o evidencia grave, los padres o hijo, se están pasando de disciplina o rebeldía y estamos entrando a un área de abuso,” dijo José Hernández, oficial de la Policía Metropolitana de Las Vegas.

Alexander y Melissa hoy en día

Ante los constantes maltratos de su hijo, y cambios agresivos en su comportamiento, Yhadira, no tuvo más remedio que reubicar a su hijo en México. Actualmente, Alexander vive con su tío, hermano de su madre en el estado de Michoacán, México. Según cuenta su madre, el joven ha empezado a recuperarse, ha dejado la agresividad, las malas compañías y actualmente se encuentra trabajando en un restaurante familiar. Yhadira mantiene en comunicación con el joven, y la relación entre madre e hijo ha mejorado con la lejanía y presencia de una figura paterna en la vida de Alexander.

Melissa por su parte, asiste a terapias familiares con sus padres y pequeña hija. La joven sigue saliendo con su grupo de amigos y su comportamiento no ha tenido un cambio significativo. Los padres dicen que tratan de mantener una comunicación fluida, sobre sus problemas, miedos, sexualidad y preocupaciones, pero no consiguen que su hija se sincere con ellos.

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