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Estos voluntarios de Las Vegas contribuyeron a los ensayos de la vacuna contra COVID-19

Hoy, la elegibilidad para la vacuna contra COVID-19 se amplía a todos los nevadenses de 16 años en adelante. Y aunque vacunarse se ha convertido en algo casi rutinario en las últimas semanas, ese no fue el caso de los participantes en el ensayo clínico de la vacuna.

Harriet Gagliano no lo admite, pero el altruismo seguramente desempeñó un papel en su decisión de participar como voluntaria en los ensayos clínicos de Las Vegas de la vacuna Moderna COVID-19. Sin embargo, Gagliano sostiene entre risas “No lo veo así. Soy muy egoísta. Lo hice por mí”.

Gagliano quería vacunarse contra el COVID-19 lo antes posible y pensó que, como participante en el ensayo, tenía un 50 por ciento de posibilidades de conseguir la vacuna. El hecho de que no haya sido así (“habría pagado más por no recibir el placebo”, bromea) no quita que la participación de Gagliano y de otros voluntarios en los ensayos clínicos de las vacunas contra el COVID esté ayudando a frenar la propagación del coronavirus.

El doctor Michael Levin dirige un ensayo de dos años en Nevada de la vacuna Moderna a través del Centro de Investigación Clínica Wake de Nevada. El pediatra reclutó a los participantes a través de comunicados de prensa y redes sociales, e incluso recurrió a los padres para que corrieran la voz. Al final consiguió unos 515 voluntarios del sur de Nevada, de los cuales unos 490 se inscribieron en el ensayo de Moderna.

Según Levin, sus motivaciones eran variadas. “Sin duda, un grupo pensó que era la única forma de sobrevivir a la pandemia. Hubo gente que vino y mintió sobre su estado para entrar en el estudio. Pensaban que tenían un 50 por ciento de posibilidades (de recibir la vacuna). He visto que algunos sujetos, en cuanto pudieron vacunarse, abandonaron la prueba”.

Algunos de los que decidieron no apuntarse consideraron que el compromiso de tiempo y los repetidos trabajos de laboratorio requeridos eran demasiado onerosos. Pero, según Levin, “diría que la mayoría tenía el deseo de ayudar a poner fin a la crisis que hemos vivido”.

Los participantes

Gagliano, de 75 años, se ofreció como voluntario para el ensayo de Moderna en junio.

“El doctor Levin es uno de mis vecinos”, mencionó. “Empezó a hablar de ello. Dije: ‘Lo quiero’”.

“Quería la vacuna. Sabía que si estaba en el estudio, iba a haber un punto determinado en el que dirían que esto es valioso y seguro y eficaz”.

Will Ramadan, de 44 años, un DJ bajo el nombre de KnowleDJ, se enteró del ensayo de Moderna a través de anuncios y de redes sociales. “Tenía curiosidad”, dijo. “Quería formar parte de la historia, con el conocimiento de poder ver atrás y decir: ‘Yo fui uno de los voluntarios’”.

También es “un firme creyente en la ciencia” y le resultó “angustioso durante la pandemia ver cómo amigos eran víctimas de la información errónea”.

“Hay gente real que está muriendo y enfermando, y sentí que esto era lo mejor que podía hacer”.

Greg Chase, de 36 años, fundador y director general de Experience Strategy Associates, se ofreció como voluntario en noviembre para el ensayo de la vacuna Janssen/Johnson & Johnson aquí. Después de haber trabajado el año pasado en campañas publicitarias relacionadas con COVID, “me interesaba ser proactivo y formar parte del proceso”, mencioó Chase.

“Lo vi como: ‘Ok, sabemos que van a necesitar un número básico de voluntarios para que esto siga adelante. ¿Qué puedo hacer para que los vecinos y mi familia vuelvan a trabajar?’”.

Antes de jubilarse y mudarse a Las Vegas en 2018, Christy Fleurat, de 67 años, trabajó durante 35 años en la industria farmacéutica, supervisando ensayos clínicos de medicamentos en todo el mundo. Ella había creado un estilo de vida ocupado aquí hasta que dijo que la pandemia “detuvo todo”.

Como los cierres continuaban y la pandemia empeoraba, “quería hacer algo para ayudar”, dijo Fleurat, que leyó sobre el ensayo de Moderna en el periódico y se apuntó. Fleurat pensó que podía utilizar su experiencia para “hacer algo por todos, porque nunca hemos pasado por algo así en nuestra vida”.

¿Placebo o no?

En ambos ensayos, los participantes recibieron una vacuna o un placebo, y ni siquiera los investigadores con los que trabajaron sabían cuál habían recibido. Luego siguieron con sus vidas, acudiendo a los investigadores para hacerse análisis de sangre y pruebas de laboratorio periódicamente y respondiendo a preguntas diarias sobre su salud.

Gagliano sospechaba que había recibido el placebo. Fleurat sospechaba lo mismo, basándose en la ausencia de reacciones tras recibir sus inyecciones. Pero, dijo Fleurat, “incluso los datos del placebo son muy valiosos porque tienes algo con lo que comparar el producto farmacéutico. Así que me sentí bien, incluso con el placebo. Estaba marcando la diferencia y donando mis datos a un ensayo clínico innovador”.

En diciembre, después de recibir lo que más tarde descubrió que era el placebo, Ramadan dio positivo en la prueba de COVID.

“Mis síntomas fueron realmente leves”, mencionó. Aun así, se lo comunicó a los investigadores como es preceptivo, y éstos “redoblaron” el ya riguroso escrutinio que estaba recibiendo su salud.

Por suerte, la infección pasó “bastante pronto”, dijo. “Soy un tipo muy sano. Corro 16 kilómetros a la semana. Soy un devorador de plantas; creo mucho en la nutrición. Quizá eso tenga algo que ver. Pero ha habido gente sana que ha fallecido por ello”.

Chase sospechaba que había recibido la vacuna de Janssen/J&J por la reacción que tuvo después de vacunarse, incluyendo dolores corporales que desaparecieron en un día y medio, lo cual “es bastante consistente con lo que tiene la gente que recibe cualquiera de las vacunas”.

Cinco semanas después, también dio positivo en la prueba de COVID.

“Mi caso fue muy leve comparado con el de otras personas de mi casa que tuvieron COVID al mismo tiempo”, señaló.

Continuación de las pruebas

Gagliano, Ramadan y Fleurat recibieron placebos. Una vez desenmascarados los resultados, se les ofreció la vacuna Moderna. Todos aceptaron sin dudarlo.

La vacuna en sí fue “una pequeña molestia”, ya que provocó síntomas de gripe que dejaron a Ramadan “prácticamente postrado en la cama durante 24 horas”, dijo. “Pero eso significó que su cuerpo estaba amoldando el sistema inmunológico”.

Todos continuarán como participantes en los estudios, aunque los análisis de laboratorio y los cuestionarios serán menos frecuentes. Ahora esperan volver a una nueva normalidad post-COVID que ellos mismos ayudaron a crear.

Levin ha escuchado llamar a los profesionales de salud y los trabajadores de primera fila “héroes de la pandemia”.

“Pero también llamo héroes a los pacientes del estudio”, señaló, que se arriesgaron para “mejorar la vida de todos”.

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