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Finaliza pacíficamente la toma del aeropuerto de Acapulco en protesta por Ayotzinapa

Unos 700 estudiantes, maestros y padres de familia se enfrentaron esta mañana con policías antimotines en su intento por llegar al aeropuerto de Acapulco, en Guerrero. Los manifestantes protestan por los 43 estudiantes desaparecidos y aseguraron que no permitirán la entrada ni salida de los pasajeros y trabajadores durante tres horas.

Decenas de personas que tenían previsto tomar algún vuelo tuvieron que caminar para poder llegar al aeropuerto, dado que el Bulevar que conduce a su destino es la única vía para poder llegar.

Sin embargo la mayoría de los pasajeros afectados dijeron al reportero Alejandro Roldán, enviado especial de Univision Noticias, que entendían la razón de estas protestas pues a ellos no les gustaría que a sus hijos les pasara algo similar.

El cierre del aeropuerto hasta ahora ha sido de manera pacífica. A decir del enviado especial de Univision Noticias, los manifestantes no han roto vidrios ni han violentado a nadie.

Previo a la llegada de los manifestantes, algunos pasajeros que lograron llegar a pie pudieron abordar sus vuelos. Pero aquellos turistas que arribaron al aeropuerto esta mañana no han logrado salir de la terminal aérea pues las salidas permanecen bloqueadas por estudiantes encapuchados.

Hubo un enfrentamiento previo

Armados con machetes, tubos y palos, los asistentes a la marcha se enfrentaron con piedras contra la policía que no les permitía el paso. El resultado fueron 16 agentes heridos por golpes y uno por quemaduras causadas por el lanzamiento de un cóctel molotov, dijo un funcionario de Seguridad Pública del estado de Guerrero.

El contingente está integrado por estudiantes del Frente Único de Normales Públicas del Estado de Guerrero (Funpeg), la Coordinadora de Trabajadores de la Educación de Guerrero (Ceteg) y el Consejo de Ejidos y Comunidades Opositoras a la Parota (Cecop).

El bulevar hacia el aeropuerto de Acapulco se encontraba cerrado al paso en ambas direcciones. Sin embargo, tras el enfrentamiento, Felipe de la Cruz, vocero de los padres de las víctimas, estableció el diálogo con los responsables policiales para que les permitieran la protesta.

Tras una llamada telefónica al subsecretario de Gobernación, Luis Enrique Miranda, de la Cruz acordó que se les permitiera caminar hacia la terminal aérea siempre y cuando fuera de manera pacífica.

La manifestación se desarrollaba pacíficamente pese a que los familiares no cumplieron la petición de la policía de abandonar los objetos que portan.

De la Cruz justificó la presencia de los machetes y cócteles molotov porque “las armas son para defenderse de quien ya mató a 43 estudiantes… Tenemos miedo a la represión del Estado. Vamos embozados porque cuidamos la identidad de los jóvenes”.

Entre consignas como: “26 de septiembre no se olvida, es de lucha combativa”, “Vivos se los llevaron, vivos los queremos”, transcurrió la marcha, en alusión a los 43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa que fueron agredidos por la policía municipal de Iguala y entregados al grupo criminal Guerreros Unidos.

La Policía Federal resguarda las laterales del Bulevar de las Naciones ante el avance del contingente.

Esta manifestación forma parte de la campaña de protestas para exigir a las autoridades que sigan la búsqueda y encuentren con vida a los 43 estudiantes de la comunidad de Ayotzinapa.

El pasado viernes, la fiscalía anunció que tres sicarios confesaron haber asesinado a los estudiantes y quemado sus cadáveres, que después arrojaron en estado de calcinación a un río cercano.

Incrédulos, los padres y compañeros de los jóvenes reclaman a la fiscalía que pruebe esta versión e insisten en que los desaparecidos siguen vivos.

Pero el anuncio de la fiscalía generó una gran conmoción nacional y varias contundentes acciones de protesta. El sábado estudiantes se desplazaron hasta la cerrada gobernación del estado de Guerrero, en la ciudad de Chilpancingo, donde incendiaron una decena de vehículos.

La noche del sábado, un pequeño grupo radical se desprendió de una masiva y pacífica manifestación en el centro de Ciudad de México para intentar derribar e incendiar la puerta principal del emblemático Palacio Nacional.

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