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¿Logrará reflejar la huelga de maestros del Condado de Clark el mismo éxito que el de otros estados?

Greg Bailey se siente engañado.

Estaba a la mitad de su maestría cuando el distrito y el sindicato de maestros acordaron un nuevo sistema salarial que significaba que necesitaría más que una maestría para recibir un aumento de sueldo.

Entonces, tal vez ingenuamente (admite ahora), comenzó a trabajar en su segunda maestría.

Veinte mil dólares más tarde, está viendo un contrato de maestros propuesto que no le da el llamado “avance de columna” en la tabla de salarios que significaría un aumento anual de más de cinco mil dólares.

“Nunca me habían tratado tan sucio”, expresó Bailey, quien da clases en la Academia de Tecnologías Avanzadas de Las Vegas, acerca de completar el trabajo necesario solo para quedar sin un aumento. “En bienes raíces, en tecnología, en cualquier cosa, nunca me han hecho esto”.

El dilema de Bailey es compartido por otros dos mil 600 maestros en el Distrito Escolar del Condado de Clark (CCSD, por su sigla en inglés) y es el punto crucial de una posible huelga de maestros en el Condado de Clark, que tiene el potencial de afectar a más de 350 escuelas y miles de estudiantes en el sur de Nevada.

La huelga ampliaría la tendencia estadounidense

Si los educadores abandonan las aulas el 10 de septiembre (como amenaza el sindicato), se unirán a una ola de miles de educadores en al menos otros ocho estados que han realizado algún tipo de acción laboral desde 2018.

La Asociación de Educación del Condado de Clark (CCEA, por su sigla en inglés) argumenta que los maestros abandonarán sus actividades laborales si el nuevo contrato para 2019-2021 no incluye fondos para el aumento del desarrollo profesional, así como otros tres aumentos de compensación prometidos por el gobernador Steve Sisolak.

Dichos aumentos incluyen un aumento salarial del tres por ciento, un aumento del dos por ciento en “escalones” que reflejan la antigüedad con el distrito y un aumento del cuatro por ciento en las contribuciones de atención médica, todo lo cual está incluido en el contrato propuesto que el distrito ofreció al sindicato de maestros.

Al igual que los educadores en otros estados, los maestros del Condado de Clark dicen que están frustrados, enojados, con exceso de trabajo y cansados ​​después de años de estancamientos salariales, aumentos del tamaño de las clases y disminución de los recursos del aula.

Pero las huelgas en otros estados que resultaron en aumentos salariales o más apoyo para la educación pública fueron fortalecidas por varios jugadores que presentaron un frente unificado, incluida la cooperación entre sindicatos rivales, un fuerte apoyo de coaliciones comunitarias e incluso el apoyo de superintendentes.

“La clave para cualquier acción como esa es tener el apoyo de la comunidad”, señaló Dale Lee, presidente de la Asociación de Educación de West Virginia, refiriéndose a la huelga masiva de maestros de West Virginia en febrero de 2018 que provocó acciones laborales de maestros en otros estados. “Y debe contar con el apoyo de toda la comunidad educativa, que incluye superintendentes, juntas escolares, etcétera”.

Trabajando al otro lado del pasillo

Lee puntualizó que los maestros de Virginia Occidental habían experimentado años de promesas incumplidas, atención médica deficiente y sin aumentos antes de decidir ir a huelga.

Los superintendentes en el estado los apoyaron y cerraron escuelas para que nadie se viera obligado a decidir si cruzar o no una línea de huelga, destacó.

Y su asociación, (afiliada a la Asociación Nacional de Educación) incluso trabajó con un rival local afiliado a la Federación Estadounidense de Maestros, así como al sindicato de empleados de apoyo.

“Cuando tienes un enemigo común, por así decirlo, dejas de lado las diferencias”, añadió Lee.

La cooperación también fue clave en Oklahoma, donde los grupos de empleados trabajaron con juntas escolares y administradores que también optaron por cerrar las escuelas, dijo Alicia Priest, presidenta de la Asociación de Educación de Oklahoma.

También trabajaron con su rival local AFT, destacó.

“Nuestro objetivo número uno era la seguridad de los estudiantes”, indicó Priest. “Así que mientras estábamos planeando lo que podría pasar, nuestros ciudadanos hablaban con bancos de alimentos, armarios comunitarios (de ropa), iglesias y otras organizaciones, asegurándose de que los estudiantes que tenían mayor riesgo de no contar con alimentos o no tener un lugar seguro para ir, tuvieran uno”.

Y a pesar de que los maestros de Los Ángeles estaban en una batalla contra su propio distrito, el sindicato allí también trabajó con la comunidad a través de la coalición Reclaim Our Schools LA que se lanzó en 2016, según Alex Caputo-Pearl, presidente de United Teachers Los Angeles.

El sindicato también trabajó para llegar a los padres.

“Pudimos controlar la narrativa y terminamos con lo que terminó siendo una huelga comunitaria completa, no solo una aboral”, comentó Caputo-Pearl.

División en el Condado de Clark

Una cooperación similar está ausente en el Condado de Clark, donde el superintendente Jesús Jara ha insistido en que las escuelas permanecerán abiertas en caso de huelga.

El asesor legal del distrito, mientras tanto, está trabajando en qué recurso, si alguno, puede tomar el distrito contra una huelga, la cual es ilegal según la ley estatal, explicó el jueves. La ley estatal le permite a la corte solicitar una orden judicial para detenerla.

Mientras tanto, la Asociación de Educación del Condado de Clark (que se separó de la Asociación Nacional de Educación y la Asociación de Educación del Estado de Nevada en 2018) ahora debe luchar esta batalla por su cuenta.

El sindicato de personal de apoyo, que está afiliado a la Asociación de Educación del Estado de Nevada, rival de la CCEA, se opone firmemente a la huelga de maestros.

Y un grupo más pequeño de maestros que formaron la Asociación Nacional de Educación del Sur de Nevada no ha apoyado ni se ha opuesto a la huelga, sino que le ha declarado a los educadores que otras huelgas en todo el país “incluyeron la aceptación del distrito, para que el sindicato y el distrito puedan luchar por más fondos estatales juntos”.

Un poco de apoyo de la comunidad.

Pero John Vellardita, director ejecutivo de la Asociación de Educación del Condado de Clark, mencionó que cree que habrá una gran muestra de apoyo de la comunidad si los maestros hacen huelga.

El sindicato ha dicho que el 78 por ciento de los más de cinco mil maestros que votaron en una encuesta en mayo autorizaron una huelga y una encuesta reciente de más de 400 votantes encontró que el 76 por ciento apoyaría a los educadores en huelga.

Esas son personas como Kenneth Love, padre y empleado jubilado del distrito.

“Tengo que decir que esto es absolutamente irresponsable del CCSD, su trato hacia los maestros”, expuso Love, quien ayuda a comprar suministros para maestros en la Primaria Darnell, donde su hijo estudia.

Mientras tanto, Bailey (el maestro quien completó dos maestrías) se siente obligado a atacar a menos que el distrito acepte financiar completamente los aumentos de desarrollo profesional que prometió. Sería ridículo que no lo hiciera, expresó, después de gastar todo ese tiempo y dinero.

“A este punto obviamente, no debí haber confiado en el CCSD”, concluyó. “Así que debo dormir en la cama que hice”.

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