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Los mutilados: la travesía de un grupo de indocumentados hacia EE.UU.

Salieron de su natal El Progreso, en Honduras, con la ilusión de llegar a Estados Unidos y ofrecer una vida mejor a sus familias, pero en su camino por México, el tren La Bestia les arrebató parte de sus cuerpos y regresaron a casa mutilados.

El programa Aquí y Ahora transmitió este domingo un extenso reportaje del periodista Pedro Ultreras, quien documentó por cerca de 8 meses la vida de este grupo de inmigrantes que, tras su accidente, decidieron emigrar de nuevo pero ahora sin piernas, sin brazos y sin dinero.

Su nuevo objetivo fue llegar a Washignton DC para exponerle su situación al Presidente de Estados Unidos, Barack Obama, mientras que a su paso trataban de crear conciencia sobre los abusos que padecen los migrantes centroamericanos en México.

Muchos los juzgaron de locos, otros les dijeron que se regresaran a sus casas, pero jamás se rindieron. Decían que lo último que podían perder era la vida y estaban dispuestos a arriesgarla pero no a seguir viviendo en la indiferencia y la miseria en la que estaban en su país.

De los 17 hondureños que iniciaron la traviesa de los mutilados a Washington, 15 son padres de familia y el sustento de su esposa e hijos. Antes del viaje consiguieron dinero para su familia y para pagar sus gastos de su recorrido. Usaron los sistemas de transporte más económicos, aunque el servicio era malo e incómodo para su condición.

No obstante, sus logros han sorprendido a muchos. Diez de ellos lograron pasar la frontera y llegar a Estados Unidos. Dos de ellos se separaron del grupo al cruzar y se fueron con familiares. Los ocho restantes han viajado por las principales ciudades del país llevando su mensaje y ahora tienen un permiso para vivir y transitar legalmente por el país hasta el año 2019, cuando un juez determinará si les otorgan asilo político o regresan a Honduras.

Ellos aseguran que La Bestia les quito parte de sus cuerpos pero les dio la oportunidad de lograr cosas que quizás antes no hubieran logrado, sobre todo el viajar por Estados Unidos concientizando a la gente sobre la situación que viven migrantes mutilados como ellos.

Aquellos que regresan a su país sin una pierna o sin un brazo tienen que enfrentar, en muchas ocasiones, el rechazo de su propia familia, frustrados por la urgencia de un trabajo.

Un ejemplo es el caso de Benito Murillo, uno de los integrantes del grupo de los mutilados que partió con la caravana. Su esposa lo abandonó por otro hombre cuando supo que había regresado sin un brazo y una pierna. También se llevó a sus hijos.

Se estima que solo en Honduras hay actualmente unos 700 migrantes mutilados por los trenes mexicanos que llaman La Bestia. Las cifras podrían llegar a varios miles entre todos los países centroamericanos expulsores de migrantes: Honduras, El Salvador, Guatemala y Nicaragua.

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