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Los restaurantes reabren, no hay prisa por adoptar una nueva normalidad en Las Vegas

Con los restaurantes recibiendo el visto bueno para reanudar el servicio dentro de sus establecimientos el sábado, muchos se dieron cuenta que necesitaban más tiempo de implementar los nuevos protocolos de limpieza y han retrasado sus reaperturas.

El centro de Summerlin estaba lleno de gente que disfrutaba del clima. El mercado semanal de granjeros se convirtió en un modelo de servicios con los clientes interactuando con los vendedores enmascarados desde una distancia segura.

Sin embargo, mientras que muchos de los restaurantes del complejo se encontraban en pleno tráfico por la tarde, sólo cinco ofrecían la opción de servir en su interior: los más casuales Crazy Pita y Earl of Sandwich y los más formales Sushi Loca, Grape Street y Wolfgang Puck Players Locker.

En Sushi Loca, el comedor estaba casi vacío, mientras que un grupo de clientes (muchos de los cuales no llevaban cubrebocas) se reunía alrededor del podio de la hostess en Grape Street poco antes del mediodía, y con múltiples grupos de personas sentados adentro y en el patio.

Buscando la normalidad

Para cuando Wolfgang Puck Players Locker comenzó a acomodar clientes al mediodía, ya tenía 89 reservaciones para el día. Pero cuando Daniel y Mindy Cook llegaron sin reservación, no tuvieron problemas en hacerla.

“Estoy listo para una cierta sensación de normalidad”, compartió Mindy Cook mientras esperaban afuera a que se llamara a su mesa. “Entiendo que la normalidad no va a ser la misma que antes, y respeto eso. Pero estoy lista para volver a lo que sea una especie de normalidad en el futuro inmediato”.

Para la organización de Puck, Players Locker es la primera oportunidad de probar nuevos procedimientos, incluyendo un proceso de registro en el exterior, menos mesas en el establecimiento, repetidas desinfecciones y registros detallados de las interacciones de los huéspedes para facilitar el seguimiento de los contactos en caso de que alguien sea diagnosticado más tarde con COVID-19. Se ha encargado a empleados específicos que respondan a las preguntas sobre los protocolos de salud.

“Estamos en un territorio inexplorado”, comentó el director general, Doug Chippewa, “así que estamos imponiendo el estándar tanto para nuestros empleados como para los clientes que vienen, para asegurarnos de que todos se sientan cómodos”.

Ninguno de los restaurantes requería que los clientes usaran cubrebocas.

Los cubrebocas también estaban lejos de la norma el sábado por la mañana entre los clientes de Omelet House ubicado en 316 N. Boulder Highway en Henderson, donde los asientos en el recibidor estaban restringidos y las mesas alternas marcadas. Aunque el personal estaba completamente enmascarado, el copropietario Fred Ostertag estimó que sólo el 25 por ciento de sus clientes lo estaban.

Uno de los que no portaban un cubrebocas era Fred Hoban, de 75 años, quien reveló que había venido regularmente durante seis años. Durante el cierre, dijo, ordenó comida para llevar casi a diario, y sólo faltó cinco días durante el periodo.

“Puedo imaginar lo felices que estas chicas van a estar de volver”, dijo Hoban.

Ostertag dijo que estaba contento de ver que los clientes volvían, pero que tal vez estaba un poco sorprendido por la reacción general.

“Todos con los que he hablado han visto esto como una gran broma”, aseveró.

Ese no fue el caso en el Public Works Coffee Bar de la calle Water en Henderson, donde el gerente general Marino Angeles dijo que continuarían con el servicio de comida para llevar hasta que los empleados de la ciudad regresaran al trabajo.

“Y queremos tomarlo con calma y seguridad”, resaltó Angeles. Incluyó que incluso cuando la cafetería reabra al público, no permitirá sentarse adentro.

“En una cafetería, mucha gente entra durante horas”, señaló. “No es como hacer reservaciones para un restaurante”, aunque la mayoría de los vecinos del restaurante seguían con el método de la comida para llevar.

Una cliente de Public Works que se relajaba en una mesa con sombrilla al aire libre era Laurie Barron.

“Estos tipos son geniales”, comentó Barron. “Prefiero que los lugares se abran despacio y con seguridad”.

Señaló que no parece ser el caso en todas partes.

“Anoche fui a un Walmart y me sentí terriblemente insegura”, comentó Barron. “Estaba abarrotado, no se sentía limpio. Nadie llevaba cubrebocas, no me sentí muy cómoda allí”.

“¿No se ve genial el lugar?”

En Lake Las Vegas, a primera hora de la noche del sábado, cinco coyotes vistos cerca del estacionamiento del Hilton Lake Las Vegas parecían una metáfora del adyacente Montelago Village, donde restaurantes como Luna Rossa y Mimi & Coco Bistro estaban abiertos pero tranquilos. Pero cuanto más se acercaba uno a los muelles para deportes acuáticos de Lake Las Vegas, más gente se encontraba en tierra y agua, en botes, kayaks y paddleboards.

Dentro de Seasons Grocery & Deli, la supervisora Angela Goodbar destacó que la zona se había mantenido bastante ocupada incluso durante el cierre.

“Hay mucha gente que quiere alejarse de todo”, comentó Goodbar. “Había demasiada gente porque tuvieron que cerrar las áreas verdes”, como lo demuestran los letreros colocados alrededor del pueblo.

En Johnny Mac’s Sports Bar & Grill ubicado en 842 S. Boulder Highway en Henderson, donde el comedor reabrió el sábado, el propietario Johnny McGinty dijo que el negocio había sido estable. De acuerdo con las nuevas regulaciones, el restaurante está aceptando reservaciones, con gente llamando para conseguir la mejor hora para llegar.

“¿No se ve genial el lugar?” preguntó McGinty, alzando su mano para indicar el comedor, que tenía una mirada fresca y brillante.

“Cansado de estar en casa”

Ese fue el caso, también, de The Pasta Shop Ristorante & Art Gallery en 2525 W. Horizon Ridge Parkway en Henderson, donde la propietaria Ann Alenik comentó que habían pasado el tiempo de cierre pintando mesas y refrescando el lugar. El sábado por la noche, comentó que todas sus reservaciones estaban llenas.

“Es difícil tener ocho o nueve mesas”, señaló. “Solía tener 17”, pero añadió que el cupo limitado podría ser una bendición disfrazada porque aún están entregando muchos pedidos para llevar además de el servicio al interior.

En una de las mesas del comedor, Lisa Hogan estaba cenando con su marido, Ken, y otra pareja. Como clientes de hace mucho tiempo, afirmaron que nada les impide comer adentro del lugar.

“Estábamos hartos de estar en casa”, confesó.

El sábado por la noche, las escenas en tres centros comerciales de Rampart Boulevard eran muy diferentes. Tivoli Village estaba casi desierto, ya que ninguno de sus restaurantes ha reabierto sus comedores todavía. Lo mismo para Rampart Commons, donde Honey Salt, Flower Child, North Italia y P.F. Chang’s continuaron sirviendo a los clientes en órdenes para llevar, pero el ambiente era tranquilo y suave.

Sin embargo, justo al otro lado de la calle, Boca Park estaba festivo y activo, impulsado por la Pizzería Grimaldi’s, la Cantina Hussong’s y el Kona Grill, que ofrecían opciones para comer dentro y se mostraban muy activos. Grimaldi’s había llenado todas sus reservaciones para sus ocho mesas de interior, pero más de la mitad estaban reservadas para los huéspedes que preferían llamar desde el estacionamiento para reservar un lugar.

En Kona Grill, los que llegaban de repente no tuvieron tanta suerte, y el gerente informó que todas las reservaciones del fin de semana se habían hecho antes del mediodía. La respuesta a la reapertura fue tan buena, de hecho, que el equipo de Kona pasó gran parte del sábado separando mesas en su patio de arriba, que planean abrir el domingo.

“Dando propinas como locos”

En Hussong’s Cantina, los clientes parecían distribuidos uniformemente entre el comedor y el patio.

El copropietario Brian Mangino dijo que a veces tenía que poner a los clientes en lista de espera, pero las mesas se desocupaban rápidamente, y los clientes estaban de excelente humor.

“La gente está tan emocionada por salir de su casa ahora mismo que pensaría que todo es increíble, aunque no sea bueno”, bromeó Mangino. “Están dando propinas como locos. Son súper generosos, no podrían estar más felices ahora mismo”.

Afuera, en el patio de Hussong, la cliente Renee Thomas hizo eco de sus sentimientos. De hecho, dijo que “estaba tan emocionada de estar fuera” que había olvidado su cubrebocas. Sin embargo, agregó, la seguridad es esencial para volver a una cierta apariencia de normalidad.

“Creo que es genial que empecemos a confiar en los demás otra vez”, concluyó Thomas. “Y creo que es cuestión de que tomemos precauciones y tratemos de estar tan seguros como podamos”.

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