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Mujer recibe cadena perpetua por un asesinato de 2015 en Las Vegas

Bárbara Owens murió en enero, menos de dos meses antes de que la mujer que ayudó a matar a su hermano fuera enviada a prisión.

El lunes, la jueza de distrito Michelle Leavitt ordenó que Jennifer Mustachia cumpliera cadena perpetua tras las rejas sin posibilidad de libertad condicional por el asesinato de Edward Turner, de 47 años, dentro de su casa de East Valley en 2015.

Los parientes de Turner y Owens, que estaban en la casa cuando su hermano fue asesinado, lloraron cuando la jueza dictó la sentencia de Mustachia.

Mustachia, de 38 años, se declaró culpable en septiembre de asesinato con arma mortal de una persona vulnerable, secuestro en primer grado, conspiración y robo después de que los fiscales acordaran no aplicar la pena de muerte. Se declaró culpable en un tipo de declaración de culpabilidad que le exigía admitir únicamente lo que los fiscales tenían de pruebas para demostrar los cargos en el juicio.

Durante una larga audiencia de sentencia el lunes, el psicólogo Mark Cunningham le comentó a la jueza que Mustachia nació con el síndrome de alcoholismo fetal, sufrió de meningitis espinal y fue violada y embarazada por el ex marido de su madre, quien le contagió el VIH que se convirtió en SIDA. También tenía un coeficiente intelectual entre 54 y 82.

Los abogados defensores Patricia Erickson y Robert Langford, le habían pedido a la jueza que le diera a Mustachia la oportunidad de salir en libertad condicional y de morir de su enfermedad fuera de los muros de la prisión.

El Subprocurador de Distrito, Michael Schwartzer, argumentó que Mustachia le había robado a Owens mucho antes de que Turner fuera asesinado y planeó el robo que lo llevó a la muerte.

“Esto fue una tortura, una tortura sin razón alguna en las personas más vulnerables de nuestra sociedad”, puntualizó el fiscal.

Jaime Zúñiga, de 34 años, también se declaró culpable en el caso y fue condenado en diciembre a cadena perpetua con derecho a libertad condicional después de 30 años.

Los médicos le dijeron a Owens que moriría hace casi cinco años, aproximadamente al mismo tiempo que presenció el asesinato de su hermano. Ella sufría de esclerosis lateral amiotrófica, la enfermedad neurodegenerativa conocida como la enfermedad de Lou Gehrig, y en el momento del ataque solo podía mover uno de sus brazos. Su hermano también estaba discapacitado.

Owens sobrevivió para testificar múltiples veces en la corte contra Mustachia y Zúñiga.

Los fiscales han dicho que Mustachia y Zúñiga llamaron a la puerta principal de los hermanos en marzo de 2015 y atacaron a Turner cuando la abrió. Zúñiga golpeó al hombre con todo lo que pudo encontrar, incluyendo un cepillo de cabello, una lámpara, un cenicero y una palanca.

Schwartzer dijo que después de golpear y sujetar a Turner, Zúñiga dejó la casa del valle noreste con un televisor mientras que Mustachia se quedó atrás durante horas, durante las cuales saqueó la casa, se preparó comida y se cambió su ropa ensangrentada.

Owens había testificado que mientras Mustachia estaba todavía en la casa, la mujer amenazó con cocinar los restos de Turner y obligar a Owens a comerlos.

Mustachia finalmente se durmió, y Owens pudo pedir ayuda y escapar de la casa. Cuando la policía llegó, arrestaron a Mustachia y encontraron a Turner muerto.

Otra de las hermanas de Turner, Mónica Tonga, lloró el lunes mientras hablaba de él y recordó cómo le dijo que había planeado regresar a Nueva Jersey después de la muerte de Owens.

“Edward me prometió que volvería a casa después”, recordó Tonga. “Eso es lo que realmente nos robaron ese día. Eso es lo que nos rompió”.

Mustachia pudo haber partido después de que Turner fuera atacado, en lugar de llamar al 911 y convencer a los operadores de que los atacantes habían huido, dijo Tonga, reflexionando sobre si habría sobrevivido si la ayuda hubiera llegado antes.

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