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Para Ángel González los hispanos son los más discriminados en cárceles de EE.UU.

A Ángel González le llevó 20 años de su vida demostrar su inocencia por un crimen que no cometió. Él esperó a que la ciencia estuviera de su lado.

Durante una entrevista para el programa Hora 21, González explicó que desde el principio hubo irregularidades en su caso ya que no contó con un traductor.

“Lo poco que hablaba de inglés no me servía para defenderme de un crimen, a veces la justicia es ciega. Por un error de firmar un papel uno puede ir a la cárcel y pasar 20 años”, indicó.

La corte declaró improcedente la sentencia después de que la defensa probara su inocencia con una prueba de ADN, en un caso que demandó varios años de litigio a cargo de abogados del Proyecto Inocencia, una organización nacional que se dedica a la exoneración de personas condenadas injustamente.

La prueba señaló que los fluidos corporales recogidos por la policía en el lugar del crimen pertenecían a dos hombres que no han sido identificados.

“El sistema legal no es perfecto; no son profesionales y se cometen injusticias como la mía. La ley falla por cualquier razón”, comentó.

Ante la discriminación de las autoridades estadounidenses contra los latinos, Ángel relató que durante las dos décadas que estuvo preso le tocó observar a varios mexicanos que son inculpados por cualquier tipo de crimen.

“En Estados Unidos la minoría que es más maltratada en las cárceles son los hispanos, nadie los ayuda, y he tratado de orientarlos con el idioma inglés”, señaló durante la entrevista.

“Desgraciadamente hay muchos casos como el mío y me gustaría hacer algo por aquellos que están presos en un país extranjero donde tu voz nadie la escucha”, añadió.

La Justicia de Estados Unidos le impuso en 1994 una condena de 55 años por su presunta participación en la violación y secuestro de una mujer de 35 años en la ciudad de Waukegan, Illinois, pero fue exonerado y liberado la semana pasada y ahora se encuentra en libertad.

Este lunes Ángel solicitó su pasaporte en el Consulado de México en Chicago.

Toda su familia reside en Waukegan, un suburbio al norte de Chicago, y tiene ya la ciudadanía estadounidense por lo que él también desea permanecer en este país.

“La prisión me abrió los ojos para ser una persona positiva, para no dejarte vencer y para aprovechar las oportunidades para ser cada vez mejor”, afirmó.

Asimismo expresó su esperanza de que su caso pueda servir a otras personas para que se superen y no pierdan la fe.

Este lunes, durante su visita al consulado mexicano en Chicago, González tramitó su pasaporte para ir obteniendo la documentación necesaria para desarrollar su vida normal y se reunió con el cónsul Carlos Martín Jiménez Macías, a quien agradeció la ayuda otorgada en su caso.

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