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Pete Buttigieg y Elizabeth Warren se enfrentan en el debate demócrata

LOS ÁNGELES — La larga e intensa disputa entre Elizabeth Warren y Pete Buttigieg estalló el jueves por la noche en un debate de alto riesgo que puso a prueba la fuerza de la cada vez más pequeña reserva de contendientes presidenciales del Partido Demócrata a sólo seis semanas de que comience la votación de las elecciones primarias.

Buttigieg, el alcalde de 37 años de South Bend, Indiana, ha surgido como un improbable jugador del poder presidencial, ganando terreno con un mensaje centrista. Warren, la senadora de Massachusetts con tendencias progresistas, atacó las prácticas de recaudación de fondos de Buttigieg, y la senadora de Minnesota, Amy Klobuchar, quien compite contra Buttigieg por los votantes moderados, desafió su limitada experiencia de gobierno.

El debate se produjo un día después de una votación muy polémica para impugnar al presidente Donald Trump, que mostró con dramático alivio lo polarizada que está la nación sobre su presidencia. Con el Senado, controlado por los republicanos (que probablemente lo absuelvan), hay mucho en juego para que los demócratas seleccionen un retador que pueda derrotar a Trump en noviembre.

El foro destacó la elección que los demócratas tendrán que hacer entre progresistas y moderados, mayores y jóvenes, hombres y mujeres, y los temas que influirán en el pequeño pero crítico segmento de votantes que determinará la elección. Los candidatos estuvieron muy en desacuerdo con el papel del dinero en la política, el valor y el significado de la experiencia, y la dirección del sistema de salud estadounidense.

En el punto más discutido, Warren se centró en la reciente reunión privada de Buttigieg con donantes ricos dentro de una “cava de vinos” de California, cuyos detalles fueron relatados en un reciente artículo de The Associated Press.

“Los multimillonarios de bodegas no deberían elegir al próximo presidente de los Estados Unidos”, acusó.

Buttigieg, quien ha subido al nivel más alto de las elecciones primarias del Partido Demócrata para el 2020 en parte debido a su éxito en la recaudación de fondos, no se echó atrás.

“Necesitamos derrotar a Donald Trump”, respondió, señalando que la campaña de reelección de Trump ya ha acumulado cientos de millones de dólares. “No deberíamos intentar hacerlo con una mano atada a la espalda”.

Facciones en conflicto

El enfoque en Buttigieg en el debate de Los Ángeles resaltó su fuerza en la turbulenta contienda de las elecciones primarias del Partido Demócrata a sólo 46 días de que comience la votación, con encuestas que lo muestran a la cabeza o cerca de ella en la reunión inicial de Iowa. Sin embargo, la confrontación también planteó preocupaciones más amplias sobre la dirección de la carrera: Los demócratas no están cerca de unirse detrás de un mensaje o mensajero en su búsqueda para negarle a Trump un segundo mandato.

De hecho, como el debate reveló, el partido todavía está consumido por un juego de jalón de cuerda de alto riesgo entre las facciones en pugna que deben unirse en última instancia para vencer a Trump. Un lado, liderado por Warren y el senador de Vermont, Bernie Sanders, está exigiendo un cambio transformador en la economía y el sistema político de Estados Unidos. El otro, encabezado por el ex vicepresidente Joe Biden, Buttigieg y Klobuchar, prefiere un retorno más cauteloso a la normalidad después del turbulento reinado de Trump.

Klobuchar repetidamente llamó a Buttigieg “alcalde”, señalando que perdió su única campaña estatal en Indiana así como su intento de convertirse en el presidente del Comité Nacional Demócrata.

“No he denigrado su experiencia como funcionario local. Yo he sido una”, dijo Klobuchar. “Sólo creo que debes respetar nuestra experiencia cuando ves cómo evalúas a alguien que puede hacer las cosas”.

Buttigieg respondió: “Realmente denigró mi experiencia, senadora”.

Biden, habiendo aparentemente recuperado su posición como el favorito en la concurrida contienda, esquivó cualquier paso en falso o ataques perjudiciales, pero en los últimos momentos del debate, se enfrascó en una acalorada discusión con Sanders sobre el cuidado de la salud.

Sanders ha propuesto un sistema “Medicare para Todos” de pagador único, que Biden descartó por ser “poco realista”. Biden impulsó un plan que, según él, se basaría en el “Obamacare”, pero Sanders argumentó que Biden sólo mantendría el status quo.

El foco de atención durante toda la noche, sin embargo, fue Buttigieg.

El alcalde de la pequeña ciudad, que sería el primer presidente abiertamente homosexual, ha estado lidiando con preguntas sobre sus vínculos con Wall Street y los donantes ricos durante varias semanas. En días recientes, recibió a donantes ricos en una cava de vinos en California, reveló un trabajo de consultoría para una gran compañía de seguros que precedió a los despidos y publicó una lista de ricos vendedores de paquetes.

Sus desafíos con los votantes afroamericanos están bien documentados, pero de repente, las conexiones corporativas de Buttigieg están empezando a alienar a los activistas progresistas del partido.

“Yo no vendo el acceso a mi tiempo”, dijo Warren sobre el agresivo programa de recaudación de fondos de Buttigieg.

“¿Desde cuándo Senadora?” Buttigieg respondió, refiriéndose a la dependencia de Warren de los donantes ricos antes de convertirse en candidata presidencial.

La disputa se suavizó cuando los moderadores plantearon su última pregunta: ¿Hay otro candidato en el escenario al que les gustaría pedir perdón o darle un regalo?

Buttigieg dijo que sería un regalo para cualquiera en el escenario convertirse en presidente “en comparación con lo que tenemos”, y convocó a la unidad una vez que los demócratas escojan a su candidato.

“Asegurémonos de que no haya mucho por lo que pedir perdón para cuando llegue ese día”, agregó.

Cuando le llegó el turno, la voz de Warren tembló brevemente cuando dijo que pediría perdón. A veces, dijo, se pone “un poco nerviosa” y “un poco intensa”. Pero “no es mi intención”.

No hay candidatos afroamericanos ni latinos

Los demócratas se enfrentaron a un desafío silencioso el jueves. Por primera vez en esta temporada de elecciones primarias, ningún candidato afroamericano o latino apareció en el escenario. La omisión fue vergonzosa, en el mejor de los casos, y políticamente peligrosa, en el peor, ya que los demócratas luchan por convencer a la gente de color de que no están dando su voto por sentado.

Cuando se le preguntó qué mensaje envía la falta de diversidad en el escenario de debate, Sanders trató de cambiar la conversación a una discusión sobre el cambio climático. Amonestado por uno de los moderadores para que se ciñera a la pregunta, Sanders respondió que las personas de color serán las que más sufran “si no nos ocupamos del cambio climático”.

El único candidato no blanco en el escenario, Andrew Yang, llamó “tanto un honor como una decepción” ser el único candidato de color en el escenario del debate. Dijo que echaba de menos a la senadora de California, Kamala Harris, quien abandonó su campaña este mes, y al senador de Nueva Jersey, Cory Booker, quien no calificó para el debate. “Creo que Cory volverá”, predijo Yang.

Para la mayor parte del mundo político, el debate del jueves marca la conclusión informal del primer año de la campaña presidencial del 2020.

Ha sido una temporada turbulenta que comenzó con más de 20 candidatos y termina con sólo siete en el escenario. Sin embargo, las luchas intestinas que se están exhibiendo y el número relativamente grande de candidatos, podrían llevar a una larga, costosa y dolorosa lucha de nominación por delante.

El próximo debate está programado para el 14 de enero, sólo 20 días antes de que comience la votación en Iowa.

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