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Quiero ayudar a los discapacitados visuales: Gustavo Covarrubias

Cuando una persona sufre alguna discapacidad puede sentir que su vida ha sido destruida. Pero hay quienes se sobreponen e incluso son exitosos, tal es el caso del joven Gustavo Covarrubias, recién graduado de la Universidad de Nevada Las Vegas (UNLV), quien acaba de ser nombrado gerente de comunicaciones del Blind Center of Nevada, una agencia no lucrativa de ayuda a invidentes, a la que pertenece desde su adolescencia.

Hijo de madre soltera, Gustavo Covarrubias fue traído a los Estados Unidos cuando tenía 8 años de edad, desde su natal Jalisco, México. Su fuerte académico: las matemáticas y la comunicación. Es campeón de oratoria y toca varios instrumentos musicales, que aprendió cuando ya no pudo practicar deportes debido a su discapacidad visual.

Cory Nelson, director del Blind Center of Nevada (BCN, por sus siglas en inglés), valoró así la importancia del nombramiento: “Gus nos da la oportunidad de practicar lo que predicamos: capacitar y empoderar a los invidentes y débiles visuales al proporcionarles las herramientas necesarias para alcanzar su potencial físico, social y económico”.

Durante una visita de este semanario a BCN, Gustavo platicó un poco de su vida y de su nuevo cargo. Su vista la fue perdiendo por accidentes. A los 13 años de edad, la explosión de una batería de auto le dañó sus ojos y, en el accidente, perdió la visión total del derecho.

“Dos años después empecé a tener problemas con el izquierdo; fui perdiendo la visión hasta que –ahora- soy legalmente ciego. Se me desprendieron las retinas y tuve operaciones, pero sin éxito. Todavía alcanzo a percibir un poco de luz, sombras y formas, pero ya estoy adaptado a vivir sin ver”, dijo.

Al preguntarle cómo una persona en su condición puede desempeñar funciones de comunicación, Gustavo respondió con firmeza: “un invidente es una persona con una discapacidad, pero con otras capacidades bien desarrolladas, y cuenta con ayuda de la tecnología. Pensar que un invidente no puede hacer algo es ignorancia”.

Precisamente ese punto es donde el centro y yo trabajamos, agregó Gustavo, en demostrar que una persona con discapacidad visual sí puede desarrollarse y ser productivo. “Con mi participación queremos dar a conocer más lo que hace este centro, cómo funciona, cómo ayuda a los invidentes y cómo la gente puede contribuir a sostener estos esfuerzos. Yo tengo mi propia historia, conozco lo que significa, me he tenido que adaptar, capacitarme y reentrenar mi cuerpo, por ejemplo, cuando empecé a usar bastón”.

Gustavo Covarrubias estudió la preparatoria en Western High School, con un programa escolar especial para jóvenes con discapacidad de la visión, donde conoció a otros jóvenes con problemas similares. Allí empezó su conexión con el centro.

“Me gradué de la Western en el 2010. Quería ir a la universidad, pero me faltaban recursos y mi condición de indocumentado me dificultó mucho las cosas. Tenía muy buenas calificaciones y gané becas, pero no las pude usar por falta de seguro social, entonces empecé a trabajar en el BCN, en el reciclaje de electrónicos, como técnico y luego con la música”, explicó, agregando que “al mismo tiempo desarrollé mis habilidades de oratoria. Participé en dos Torneos y los gané, uno aquí en LV y otro en Iowa a donde fui becado. Mi situación también mejoró gracias a DACA”.

No hay muchos hispanos en el BCN, a pesar de que las estadísticas muestran que la comunidad latina, después de la afroamericana, es la segunda más afectada por la ceguera. Uno de mis retos es que la comunidad hispana conozca este centro y se beneficie de sus programas, afirmó Gustavo.

“El Blind Center es gratuito y atiende sin importar el estatus migratorio. Yo les digo a las personas con discapacidad visual que sí hay ayuda, que sí se puede reconstruir la vida”, concluyó Gustavo Covarrubias, quien tocó un poco de Bossa Nova en la guitarra.

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