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Sentencian a guardia de Blackwater a prisión de por vida tras masacre en Irak

Un juez federal sentenció al exguardia de la empresa de seguridad Blackwater, Nicholas Slatten, a cadena perpetua por su participación en un tiroteo en el que murieron 14 civiles iraquíes en 2007 e hirió a otras 17.

Otros tres guardias, Pablo Slough, Evan Liberty y Dustin Heard, fueron sentenciados a 30 años y un día de prisión por cargos como homicidio, intento de homicidio y uso de armas de fuego al cometer un delito grave.

El juez de distrito Royce Lamberth anunció las condenas después de una audiencia de un día en el que los abogados defensores habían argumentado clemencia, y la fiscalía pidió que esas sentencias, las mínimas obligatorias en virtud de la ley se harán aún más duras.

Seis meses atrás, un jurado de Washington declaró a Nicholas Slatten culpable de homicidio en primer grado, mientras que Paul Slough, Evan Liberty y Dustin Heard fueron culpados de homicidio voluntario.

Los exguardias de Blackwater, una empresa de seguridad privada estadounidense, estaban a cargo de proteger un convoy diplomático estadounidense el 16 de septiembre de 2007 en la plaza Nisur de Bagdad cuando abrieron fuego.

Un total de 17 iraquíes desarmados murieron, según una investigación iraquí, mientras que la pesquisa estadounidense estableció en 14 el balance de muertos. En el tiroteo también resultaron heridas 17 personas.

La matanza exacerbó el sentimiento antiestadounidense de los iraquíes y fue percibida como un ejemplo de la impunidad de la que gozan las empresas de seguridad contratadas por Estados Unidos en Irak.

“Personas que podían reírse, amar, fueron convertidas en meros cuerpos ensangrentados, personas que no eran blancos legítimos, que no eran una amenaza”, comentó el fiscal Anthony Asuncion, durante el juicio.

Blackwater, cuya licencia para operar en Irak fue revocada por Bagdad, cambió de nombre en 2009 por Xe Services y en 2011 por Academi. Al asumir la presidencia de Estados Unidos, Barack Obama canceló en 2009 el contrato que el gobierno mantenía con la firma.

Antes de abrir fuego contra los iraquíes, Slatten habría dicho que buscaría “matar el mayor número posible de iraquíes en represalia por los atentados del 11 de Septiembre” de 2001, contra las Torres Gemelas en Nueva York.

Tras la tragedia, el departamento tomó numerosas medidas para reforzar el control de las empresas privadas subcontratadas encargadas de la seguridad, como mejorar rápidamente los procedimientos de investigación y el uso de la fuerza de los agentes de seguridad”, dijo la portavoz del departamento de Estado Marie Harf.

Por su lado, el fiscal federal de Washington, Ronald Machen, dijo que “el veredicto (…) es la afirmación del compromiso de los estadounidenses con el estado de derecho, incluso en tiempo de guerra”. Se congratuló de que los cuatro hayan sido “responsabilizados de ese ataque escandaloso y de sus consecuencias desastrosas para tantas familias iraquíes”.

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