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Sobrevivientes del 1 de octubre y las familias de las víctimas se oponen a las demandas del MGM – VIDEO

El 1 de octubre cambió todo para algunos.

Una bala alojada en la espalda del ayudante del alguacil del Condado de Riverside, Jason McMillan, lo paralizó.

Hannah Ahlers, de Beaumont, California, recibió un disparo en la cabeza; su esposo y novio desde la escuela secundaria se convirtió en padre soltero de sus tres hijos.

La madre soltera de Las Vegas, Laura Shipp, fue asesinada, dejando atrás a su único hijo.

Austin Meyer, de Monterey, California, estaba celebrando su cumpleaños número 24 en el festival Route 91 Harvest antes de que lo matara un pistolero que disparaba desde su suite en el Mandalay Bay.

McMillan y familiares de Ahlers, Shipp y Meyer se encuentran entre las mil 977 personas en ocho estados enumerados como demandados en demandas federales presentadas en Nevada y California por MGM Resorts International en un esfuerzo por evitar responsabilidades.

El lunes por la mañana, las víctimas hablaron en una conferencia de prensa en el hotel de Newport Beach, Marriott Bayview en California en respuesta a las demandas por parte del MGM, propietario del Mandalay Bay y de la sede del Route 91. Las víctimas y sus abogados dijeron que las demandas han reabierto las heridas que aún no se han curado por completo y les causaron un nuevo dolor.

Mark Robinson, uno de los abogados de las víctimas, señaló que las demandas eran una forma de “re-victimizar” a las personas.

“Comienzan a demandar a las víctimas, no es americano, no es lo que hacemos y no es lo que hace nuestro sistema judicial”, expresó Robinson.

MGM está siendo demandado por miles de personas que alegan que el operador del complejo fue negligente por no haber evitado la masacre del 1 de octubre, en la que un hombre armado mató a 58 personas y dejó cientos de heridos. Craig Eiland, un abogado de Dallas que representa a algunas de las víctimas, indicó que ninguna de las víctimas que habló en la conferencia de prensa del lunes presentó una demanda contra MGM.

MGM no busca dinero

En sus demandas federales, MGM argumenta que no se le puede responsabilizar por las muertes, lesiones u otros daños que ocurrieron el 1 de octubre.

MGM no está buscando dinero de las víctimas en sus demandas, pero está pidiendo que un juez federal decida si una ley antiterrorista de 2002 lo absuelva de responsabilidad por lesiones o muertes que ocurrieron durante el tiroteo.

En este caso, argumenta la compañía, el proveedor de seguridad MGM contratado para el festival, Contemporary Services Corp., estaba protegido de responsabilidad porque sus servicios habían sido certificados por el Departamento de Seguridad Nacional para “proteger contra y responder a actos de lesiones masivas y destrucción.”

Las demandas argumentan que esta protección se extiende a MGM, ya que contrató a la compañía de seguridad.

Robinson dijo que la demanda era un intento de desviar la atención del hecho recientemente divulgado de que un hombre llamado Kyle Dunbar fue atrapado con múltiples armas dentro de una habitación de hotel en Mandalay Bay casi tres años antes del tiroteo masivo en el Strip.

“Durante nueve meses, no lo sabíamos. El juez no lo sabía, las víctimas no lo sabían”, detalló Robinson. “Mandalay Bay fue avisado de este evento tres años antes”.

El lunes, la portavoz del MGM, Debra DeShong, dio a conocer una declaración que afirmaba que los empleados hicieron lo correcto en el caso Dunbar.

“Vieron armas e inmediatamente llamamos a las autoridades”, determinó el comunicado. “El juez, al sentenciar abiertamente a Dunbar, mencionó que no creía que planeara usarlos para cometer un crimen violento, a diferencia de Paddock, que en realidad cometió un crimen horrendo, el cual no tiene comparación”.

“Mi esposa era el pegamento”

El lunes por la mañana, Brian Ahlers habló sobre su esposa, Hannah, a quien conoció cuando tenía 15 años, y cómo ha tenido que aprender a hacer todas las cosas que su esposa hacía por sus tres hijos.

“Mi esposa era el pegamento; ella fue quien hacía todo posible”, dijo Ahlers, usando lo que parecía ser el anillo de bodas de su esposa alrededor de su cuello. “Estoy pasando por todo esto, y todavía sigo, y para descubrir que esta gran compañía, MGM Resorts, me está demandando, ¿cómo puedo lidiar con eso? No sé qué más decir”.

DeShong, la portavoz de MGM, argumentó en la declaración del lunes: “Es desgarrador escuchar estas historias personales de una tragedia indescriptible. Nos lamentamos con todas las víctimas, nadie gana en interminables litigios y no cambiará el hecho de que una persona sea responsable de este horrendo acto de violencia y se quitó la vida en lugar de enfrentarse a la justicia”.

De acuerdo con la declaración, los abogados de los demandantes han presentado y archivado docenas de demandas, en múltiples jurisdicciones, en tribunales estatales y federales.

“Creemos que el Congreso determinó que estos casos deberían estar ante un tribunal federal, y que lograr que todos estén en la misma corte es la mejor y más rápida forma de resolver estos casos”, señaló la declaración.

El lunes, Joyce Shipp, de 72 años, explicó los laboriosos tres días previos a la identificación del cuerpo de su hija, Laura.

“No estuve en ese concierto, pero lo revivo todos los días”, relató. “¿Qué les da derecho a hacer esto de nuevo? Para ponernos a todos a través de eso”.

El hijo de Laura Shipp, Corey, mencionó que lleva consigo sus placas de identificación y un colgante en recuerdo de su madre.

“Tengo que vivir sin la persona más importante en mi vida, ¿y vas a tratar de demandarme por eso?”, preguntó.

Mirando hacia el techo, dijo: “Te amo, mamá”.

Hablando por otras víctimas

Wayne Meyer habló sobre su hijo Austin, que vivía en Reno y estaba deseando que llegara el día en que pudiera casarse con el amor de su vida, Dana.

Querían tres niños, dos niñas y un niño, y quería que los tres tuvieran cabello rojo ardiente.

“No estoy aquí solo para hablar sobre mi hijo, también estoy aquí para hablar por las otras víctimas del Route 91, las otras personas que no pudieron estar aquí hoy”, argumentó. “Las personas que aún están heridas, las personas que luchan todos los días solo para hacer las cosas simples en la vida que algunos de nosotros damos por sentado. Por favor, recuérdenlos”.

McMillan, el oficial de Riverside en el concierto, llevaba una camisa con las palabras “raíces urbanas en botas”.

Cuando las balas comenzaron a volar, todo se detuvo. Luego se desplomó, apoyándose en alguien, todo su cuerpo temblaba.

“¡No puedo mover mis piernas! ¡No puedo sentirlas!”, le dijo a su prometida, Fiorella, a quien acreditó haberle salvado esa noche.

Hizo una larga pausa y lanzó un suspiro profundo con lágrimas en sus ojos.

“Voy a trabajar todos los días y me pongo un uniforme, me pongo un chaleco, uso una pistola, hago mi trabajo para proteger a la gente de cosas como esta”, describió. “Ya no puedo hacer eso nunca más”.

Detalló cómo tuvo que aprender a vivir de nuevo y criar a sus dos hijas, d 4 y 7 años, desde su silla de ruedas.

“Solo quiero que sepan que no soy solo una víctima del concierto”, dijo. “Soy un sobreviviente, y no se saldrán con la suya, mantendremos esto en marcha, tanto como sea necesario”.

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