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Un mal que sigue creciendo

Un tema que lamentablemente es recurrente en Nevada es la violencia doméstica, la cual se puede presentar en distintas formas; física, psicológica y económica. El abuso económico hace que una de las partes se vuelva dependiente completamente de la otra, haciendo prácticamente imposible para la parte afectada salir de la relación abusiva. El abuso psicológico es todo el maltrato verbal, y los constantes celos por parte de la pareja y la frecuente degradación moral.

El más frecuente es el abuso físico, la mayoría de las víctimas sufren este tipo de problema e inclusive muchas pierden la vida. Aproximadamente más de 300 personas han fallecido en los últimos 12 años en Nevada a causa de la violencia doméstica. De acuerdo a datos de la sección de violencia doméstica del Departamento de Policía Metropolitana de Las Vegas, en lo que va del año se han cometido 23 homicidios relacionados con este delito y se han reportado más de 16,000 incidentes en nuestra ciudad. La violencia doméstica es un delito que no conoce fronteras sociales, económicas o raciales y en la mayoría de las ocasiones las víctimas se encuentran renuentes a pedir ayuda debido al miedo extremo en el que se encuentran.

En honor a las personas y familiares víctimas de la violencia doméstica, el equipo editorial del periódico El Tiempo, comparte con sus lectores la historia de Norma Carbajal, ‘Mimí’, que sirve como inspiración para muchos miembros de nuestra comunidad que estén pasando por una situación similar.

Norma Carbajal compartió en exclusiva con los lectores de El Tiempo la historia de Mimí, así es como le llamaban de pequeña, una niña que desde corta edad sufrió violencia doméstica en Argentina, lo que la llevó a venir a vivir a Las Vegas en busca de la felicidad varios años después. Aquella niña fue abusada desde los cuatro años de edad, “mi primera memoria consiente en estar en la casa de mis abuelos y mi abuelo siendo un depravado sexual, me abusó sexualmente. El abuso sexual no sólo es violación o penetración, es el toque externo, las miradas libidinosas, el hablar suciamente a una criatura de 4 años de edad que no entiende nada de eso”, recuerda Carbajal. Ese fue el principio de la vida de Mimí, “seguí creciendo y hasta los 6 años y medio cansada del abuso sexual por parte de mi abuelo, decidí contarle a mis padres la situación y lo que había pasado, pero no me creyeron, mi papá me dijo que tenía una mente cochambrosa, que era mentirosa y me insultó de varias formas”, dijo Mimí.

Ante esta situación, Mimí decidió hacer un pacto consigo misma y eligió no expresar sus emociones a nadie, no volvió a llorar sino hasta los 28 años de edad cuando su madre fallece al perder la batalla contra el cáncer.

“Después de los 6 años de edad, vino el abuso verbal de mi papá. Recuerdo que mis papás tenían un hotel y mi madre primero atendía todo lo del hotel y después como a las 9 de la noche se empezaba a ocupar de mí, cuándo ya mi mamá se quería ir a dormir, ahí venía mi padre a decirle a mi mamá –‘este animal no aprende nada, es una burra, una bruta’- y así fui creciendo, yo era una niña solitaria sin amigos, quería ser feliz como los otros niños, jugar, reír y llorar menos. El cuerpo va creciendo pero emocionalmente uno se estanca en la edad del primer abuso”, comenta Norma Carbajal en entrevista con el periódico El Tiempo.

Cuando Mimí llegó a los 14 años de edad comenzó a alejarse de los jóvenes que se le acercaban e incluso presentó ataques de pánico cuando algún joven quería abrazarla, situación que reflejaba el abuso sexual vivido en su infancia.

“A los 14 años tuve el primer intento de suicidio, me corté las venas, mi vida era vacía, tenía una mamá excelente, trabajaba mucho para dejarme dinero en un futuro, pero nunca vivía el presente. Cuando me corté las venas mi papá me miró y le dijo a mi mamá –‘ponle azúcar’- con una frialdad increíble, ese día me iba a bañar, me miraba en el espejo y no me podía encontrar. Me metí al baño, me iba a afeitar las piernas, y en ese momento me corto accidentalmente y empiezo a sangrar, cuando mis ojos ven eso mi mente dice –‘que buena oportunidad’- me senté dentro de la bañera y sin mirarme, doblé la cabeza y lo hice, fue bastante profundo, mi madre abrió la puerta y me encontró, gritó, escuché que mi papá llamar por teléfono y me llevaron a la casa de su amigo que era cirujano plástico”, cuenta Mimí.

“A los 16 años de edad seguí sobreviviendo aparentando ante los demás que era una adolescente feliz. En una tarde estaba lavando ropa y mi mamá me pidió que fuera a la terraza, al colgar la ropa me asomé por la terraza hacia la calle y ahí se me abrió algo en la mente y pensando en la altura desde donde estaba, pasé una pierna y de repente escuché una voz que me decía que no lo hiciera, volví y pasé la otra pierna, cuando escuché la misma voz que me decía –‘no lo hagas’- ahí escuché la voz de mi mejor amigo que se llama Dios, la tercera voz que escuché era la de mi mamá pidiendo ayuda con los baldes de ropa, me devolví y la ayude”, cuenta Norma.

La señora Norma no recuerda haber celebrado ningún cumpleaños durante su infancia o juventud, además aseguró que el aprendizaje paterno fue a base de insultos y golpes ya que su padre no sabía comunicarse y se regía bajo un pensamiento estricto.

“De adulta y ya casada, mi padre me pegó una paliza brutal. Una noche mi mamá me hace un encargo y al hacerlo me agarró una tormenta horrible, vuelvo a la casa, mi papá se da cuenta y le salió la bestia que tenía adentro, me empezó a pegar, me quebró el tabique de la nariz, tres costillas, me destrozó la parte genital, me intentó ahorcar, me quebró las uñas, yo sangraba, abrió la puerta de la calle, me tomó del saco que tenía puesto y me tiró a la calle en plena lluvia. Fui a la casa de la contadora de los negocios de mi papá y me desmayé. Hasta hace 11 años que falleció mi papá, el nunca se acordó haberme pegado una paliza que casi me mata, pero sí recordó que lo mandé a la cárcel” concluyó Carbajal.

Tras pasar todo esto, Norma logra superar una parte de todo lo que vivió alguna, y decide darle una oportunidad al amor y casarse. Ella y su esposo se mudan a Las Vegas donde comenzaron con distintos tratamientos para poder tener un hijo, pero debido a todo lo vivido y los golpes de su padre, le notificaron que no podría engendrar un hijo. Sin embargo, Norma recibió lo que para ella es el regalo más grande de su vida con la llegada de su hija mediante una gratificante adopción.

Desde entonces y mediante años de estudio como terapeuta holística, Norma Carbajal ha ayudado a más de 500 personas hispanas de Las Vegas que han sido víctimas de violencia doméstica donde todos han logrado mejorar su calidad de vida emocional. Si desea hablar con Norma en busca de ayuda o consejería, se pueden comunicar con ella al correo electrónico norma.hope@mail.com o al teléfono (702) 580- 4057. Norma está disponible para resolver todo tipo de preguntas que tengan al respecto o compartir su experiencia con ella.

En el valle de Las Vegas, también existe otra organización que ayuda a las víctimas de violencia doméstica cuyo nombre es‘Safe Nest’, ésta es una organización local sin fines de lucro que ha ayudado a víctimas de violencia doméstica desde hace 37 años. Su directora de relaciones de la comunidad, Lisa Lynn Chapman, concedió una entrevista para el periódico El Tiempo en donde comentó sobre la labor que realizan.

“El propósito de la organización, es hacer un plan con las víctimas para que estén a salvo, trabajar con ellas para que puedan salir de la situación de violencia doméstica en la que se encuentren. Sabemos que el proceso legal puede ser intimidante para las víctimas, es por eso que siempre hay alguien apoyándolas durante esos momentos” explicó Chapman.

En 1977 la organización empezó con sólo una casa que fue parte de una donación, por medio del refugio de emergencia, ‘Safe Nest’ ha crecido hasta llegar a tener la capacidad de ayudar y albergar a 71 víctimas junto con sus hijos. Con el paso de los años, han desarrollado diferentes programas que ayudan a los pacientes a poder superar el trauma emocional que deja la violencia.

A continuación se presenta información importante en caso de que usted sea víctima de violencia doméstica:

Usted puede solicitar una orden judicial para la protección de usted o sus hijos menores de edad contra nuevos actos o amenazas de violencia doméstica. Usted no necesita contratar a un abogado para obtener una orden de este tipo de protección.

Una orden de protección puede obligar a la persona que cometió o amenazó el acto de violencia doméstica a:

· Detener la amenaza, persecución de usted o sus hijos.

· Que la persona se retire de su residencia.

· Que se mantenga alejado de su lugar de trabajo, la escuela de sus hijos o de otros lugares que usted o sus hijos frecuentan regularmente.

· Evitar o limitar toda comunicación con usted o sus hijos.

En la audiencia de la demandada podrá solicitarse a a la persona demandada a:

· Pagar la renta o hipoteca de la casa en la que vive.

· Prestar dinero para apoyar a los niños que tienen en común.

· Rendición de armas de fuego que se encuentren en la posesión o control del agresor .

· Pagar cualquier costo o cargo asociado con la obtención de la orden.

Las órdenes de protección de temporal de emergencia están disponibles las 24 horas del día, 7 días a la semana, si el sospechoso es arrestado y está bajo custodia por el delito de violencia doméstica. Esta orden se puede hacer por teléfono y debe iniciarse tan pronto como sea posible después de la detención. Si tiene preguntas o necesita apoyo puede contactar a Safe Nest al teléfono 702-646-4981.

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