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Un trabajador de salud de primera fila muere tras contraer COVID-19

El enfermero de urgencias de Las Vegas, Greg Peistrup murió el jueves por la noche, 12 días después de dar positivo en la prueba de COVID-19. Peistrup, que trabajaba para Superior Emergency Physicians en el Hospital North Vista, tenía 53 años.

“Tienen un trabajo agotador, incluso desde antes del virus, pero le encantaba cuidar de la gente”, comentó su esposa, Kristin Bell-Peistrup, el sábado por la tarde. “Trabajaba prácticamente en todos los hospitales de la ciudad”.

El largo viaje desde su casa en Mountain’s Edge hasta North Vista en North Las Vegas no desanimó la conexión de Peistrup con los médicos de allí, y disfrutó conociendo a los nuevos graduados que comenzaban sus carreras.

“Empezó como médico en el ejército y se enamoró de la medicina”, señaló Bell-Peistrup. “Tenía un par de recién graduados en el hospital, y cuando empezaban su turno, les preguntaba: “¿Tres o cinco? Ese era el número de preguntas que se les permitía hacer en un turno”.

Bell-Peistrup había viajado a San Diego antes de que su marido diera positivo. La pareja acordó que ella tenía que ponerse en cuarentena allí, lejos de él.

Peistrup había estado sintiendo dolores corporales y estaba perdiendo el apetito cada día más, dijo su esposa. Después de la primera semana de su diagnóstico, sus síntomas comenzaron a ser más graves cada día. El jueves por la noche, murió mientras dormía, le informó Bell-Peistrup al Review-Journal.

Peistrup, dijo, era muy consciente de los desafíos que enfrentan los enfermeros de urgencias, pero él asumía cualquier turno de 12 horas que se le pidiera con una sonrisa y un chiste.

Bell-Peistrup describió que su marido era extrovertido y que hacía amigos fácilmente, especialmente a través de su trabajo en los hospitales del valle. Dijo que siempre estaba feliz de ver una cara conocida y tal vez enseñarles algo nuevo.

“Siempre quiso motivar a la gente a ser la mejor persona posible”, recordó.

Después de su muerte, muchas de esas personas (especialmente sus colegas de la salud) acudieron a Facebook para recordar a un hombre que admiraban y que había tocado sus vidas.

“Todos sabemos que cualquier paciente que entraba en una sala de urgencias y veía que Greg era su proveedor de atención médica, era su día de suerte”, publicó Brett Olbur en Facebook el viernes por la mañana.

Olbur luego le dijo al Review-Journal que conoció a Peistrup en 1989, cuando trabajaba como supervisor paramédico en MedicWest y Peistrup era enfermero en urgencias del Centro Médico Universitario.

“Todos querían ser como Greg. Trataba a todos como a sus propios hermanos y hermanas”, comentó Olbur. “Te contaba sobre sus grandes viajes o sus estúpidos chistes de los que todos se reían”.

Olbur envió un mensaje de texto a Peistrup hace tres semanas con una pregunta médica y dijo que dos minutos después, le llamó. Peistrup le indicó la dirección correcta y se sabía que siempre se mantenía en contacto con sus amigos.

“La gente se sentía atraída por él, y era tan inteligente pero práctico”, mencionó. “Con su lealtad, era tu amigo de por vida”.

Mentor y amigo

Liza Henley de 31 años, conoció a Peistrup en su primer día en urgencias en Sunrise Hospital & Medical Center cuando tenía 19 años. Henley, que ahora es la coordinadora de la unidad de salud de urgencias de Sunrise, siguió siendo amiga de Peistrup por más de una década. Comentó que él la inspiró para ser una coach de bienestar.

“Creo que pudo ver el miedo y la sensación de agobio en mis ojos”, dijo, recordando ese primer encuentro. “Greg fue el primer adulto fuera de mi familia que me hizo querer creer que mi vivacidad y mi locura serán un día una ventaja que la gente apreciará”.

Henley compartió que recuerda la primera vez que un médico le gritó porque Peistrup la llevó a almorzar ese día.

“Sólo por tener a alguien a quien respetas tanto, crees en tu espíritu, en tu risa y en tu personalidad”, dijo. “Pasó su vida dedicada a hacer que la gente se sintiera especial”.

Padre orgulloso

Aunque Peistrup amaba su trabajo como enfermero, era un padre devoto de sus dos hijos, Bryen y Christopher, dijo su cuñada, la jueza jefe de distrito del Condado Clark, Linda Bell.

“Fue un gran padre para sus dos hijos”, agregó Bell, de 52 años, entre lágrimas.

Peistrup, dijo ella, estaba sobre la luna cuando escuchó que su hijo, Bryen Peistrup, de 27 años, estaba esperando una niña en diciembre. “Ya estaba comprando bolsas de pañales. Es tan trágico que su nieta no lo va a conocer nunca”.

El hijo mayor de Peistrup, Christopher, murió en un accidente de motocicleta el 3 de septiembre de 2013, después de chocar con un camión de carga en la autopista U.S. 95 cerca de la avenida Cheyenne, informó el Review-Journal en ese momento.

Bell-Peistrup dijo que entre la muerte de su hijastro, la de su marido y su aniversario del 30 de septiembre, “septiembre va a ser un mes difícil para mí por un tiempo”.

“Era mi alma gemela, mi compañero”, escribió el sábado por la noche en un mensaje de texto. “La forma en que se iluminaba cuando sabía que había tenido un impacto positivo (ayudando, enseñando o salvando a alguien) era muy brillante”.

Además de su esposa e hijo, a Peistrup le sobreviven su madre, Gail Keppner; sus hermanos, Jeff y Tim Peistrup; su hermana Amy Peistrup Matthews; su cuñada; dos cuñados y 12 sobrinos.

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