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Veracruz, el lugar más letal en México para ejercer el periodismo

Rubén Espinosa tenía 31 años y se dedicaba a hacer lo que más le gustaba: cubrir movimientos sociales a través del fotoperiodismo. La noche del viernes su cadáver fue encontrado en un apartamento de Ciudad de México, con un tiro de gracias en la cabeza, golpes en la cara y dos impactos de bala en el pecho.

Con su muerte, culminó una serie de amenazas que llevaba tiempo alterándolo desde que vivía en Veracruz, una de las regiones más violentas para el gremio en México, donde han sido asesinados casi dos decenas de periodistas desde 2011.

En su informe titulado Más violencia, más silencio, la organización independiente de derechos humanos Artículo 19 documentó las cifras que hacen de México uno de los países más peligrosos para la libertad de expresión: solo durante el primer semestre de 2015, registraron 227 agresiones en todo el país; 99 menos que las 326 ocurridas en 2014.

Y es Veracruz el estado que se considera más letal para el desempeño de labores periodísticas: “El homicidio de Espinosa vuelve a poner en el centro la situación de Veracruz y la negligencia de las autoridades locales para brindar protección a los periodistas. Hoy, dicha entidad, sigue siendo el lugar más peligroso para la libertad de expresión en toda América Latina”, señala Artículo 19 en su reporte.

El gobernador de Veracruz, Javier Duarte Ochoa, ha sido señalado por su política dura contra los periodistas desde que asumió el mando en 2010.

“Con la llegada de Javier Duarte [el gobernador del estado] es cuando empieza a haber un incremento fuerte de asesinatos a periodistas desde 2011. Desde que inició su gobierno hemos contabilizado 19 periodistas asesinados en Veracruz”, dijo a Univision Noticias, Lucía Vergara García, coordinadora de medios digitales de Artículo 19.

“Hace unos días (Duarte) tuvo una reunión con los periodistas disque para un acercamiento con él y terminó en amenaza: ‘Yo sé que muchos de ustedes están metidos en el narco, pórtense bien porque si no, les va a ir muy mal’, les dijo. Los amenazó el propio gobernador”, revela a Univision Noticias Teodoro Rentería, periodista, escritor y vicepresidente de la Federación Latinoamericana de Periodistas (FELAP).

Una de las víctimas de esta oleada de violencia en Veracruz fue la corresponsal de Proceso, Regina Martínez, quien llevaba 30 años ejerciendo la profesión. Apareció estrangulada en su casa. Las autoridades concluyeron que había sido víctima de un robo o de un crimen pasional.

“Siempre salen con eso. Todos los crímenes, en la mayoría de los que tenemos documentados, las autoridades dicen que son robo, o por cuestiones pasionales o por cuestiones homosexuales. Hay una actitud incongruente que es la de criminalizar a la víctima: ‘Lo mataron porque estaba metido en la droga’, dicen”, explica Rentería.

Todo México es letal

Pero Artículo 19 no es la única organización que ha alertado sobre la creciente violencia contra los periodistas en México. En el último informe de Reporteros Sin Fronteras (RSF), México ocupa el puesto 148 en la lista de 180 países que integran la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa.

Entre los años 2000 y 2014 más de 102 periodistas han sido asesinados en el país, según datos de la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos contra la Libertad de Expresión (Feadle).

Las cifras de las organizaciones civiles defensoras de la libertad de expresión no se alejan de las oficiales: en 15 años documentan 88 muertes de informadores.

Los meses transcurridos de 2015 no han sido mejores: siete periodistas han muerto a manos de sicarios. Sus nombres son: Moisés Sánchez, Armando Saldaña y Juan Mendoza, en Veracruz; Abel Bautista y Filadelfio Sánchez, en Oaxaca; Gerardo Nieto, en Guanajuato; y el más reciente, de Rubén Espinosa Becerril, en la Ciudad de México.

“Las principales agresiones han ido cambiando. Hace unos años eran más comunes los ataques contra las instalaciones de medios de comunicación. Para este año, los más fuertes son los ataques cibernéticos contra portales pero también hay agresiones físicas como golpes y amenazas”, comentó Lucía Vergara de Artículo 19.

El silencio, una opción ante las amenazas

Rubén, residente de Veracruz y originario del Distrito Federal, había vuelto a su ciudad natal el pasado 9 de junio por las amenazas constantes que había recibido en Veracruz. Diversos medios de comunicación y organizaciones defensoras de los derechos de los periodistas, habían sido alertados al respecto desde junio de 2015. Pero no fue suficiente para salvarle la vida.

“Es un panorama desolador pero también realista de cómo se está haciendo la prensa en México. Muchos han optado por el silencio, por salir de sus comunidades. México se localiza a niveles de libertad de expresión a la altura de entidades en guerra como Irak y Siria. En México vivimos técnicamente una democracia pero las cifras son iguales a las de países en guerra”, denuncia Lucía Vergara en una entrevista vía telefónica.

Las amenazas y los asesinatos por parte del crimen organizado y sobre todo, de las autoridades y gobiernos corruptos, son el pan de todos los días para el gremio periodístico, advierte el más reciente informe Reporteros Sin Fronteras.

Según Artículo 19, los principales agresores en los casos registrados durante 2015 fueron funcionarios y en segundo lugar, las autoridades estatales.

Este clima de miedo, junto a la impunidad que prevalece, genera autocensura y perjudica la libertad de la información, agrega RSF.

“Sigue la vergonzosa impunidad. Mientras no se ataque de fondo y no haya una decisión política de investigar y llevar a los tribunales a los autores, tanto materiales como intelectuales, eso va a seguir. Se sienten con todo el derecho de agredir a los periodistas, desde un insulto, golpes, hasta amenazas y muerte”, enfatiza Rentería, con más de 30 años dedicado a la labor periodística en México y Latinoamérica.

Mudarse de entidad, como lo hizo Rubén Espinoza, ya no es sinónimo de seguridad, coincidieron los entrevistados.

“El DF era conocido como un estado de defensa de los derechos humanos pero con el crimen de Rubén, ya no basta con que salgas de la entidad. Te habla de que no solo la necesidad de los periodistas es callar sino que el silencio pareciera la única salida. El silencio no es una opción pero tampoco vemos que las autoridades garanticen la libertad de expresión”, aseguró Vergara.

Los ataques no cesan

A solo dos días de que aparecieran los cuerpos de Espinosa y de cuatro mujeres en un departamento en la Ciudad de México, un grupo de hombres armados atacaron a balazos las instalaciones del semanario Presente, en el municipio de Poza Rica del norte de Veracruz.

Los atacantes también prendieron fuego a tres automóviles que, según la prensa local, pertenecen al dueño del medio de comunicación. De acuerdo a los primeros reportes de la policía, la fachada del periódico recibió al menos 19 disparos. No se han reportado lesionados. Y hasta el momento se desconocen las causas del ataque.

En la sede del semanario viven su director, Jesús Villanueva, junto a cinco de sus familiares. Según Notimex, al escuchar las detonaciones, todos se resguardaron dentro de la vivienda.

El ataque contra el medio ocurrió tras una serie de amenazas que habían recibido desde la semana pasada por parte de un escolta del alcalde de Papantla, Marcos Romero.

Las investigaciones de los medios locales indican que Romero estaba muy inconforme y descontento por una nota publicada en el diario sobre él que se titulada: “Atole con el dedo le da a sus paisanos, minimiza la inteligencia de los papantecos”.

En pie de lucha

Durante últimas horas se han realizado protestas, tanto en el Distrito Federal como en otras entidades, para exigir que estas agresiones no se queden impunes.

Para Freedom House, el panorama no es positivo. En su último reporte advierten que la violencia hacia el gremio ha registrado una escalada, lo que ha llevado al país a ocupar los primeros lugares en el mundo por asesinatos, desapariciones y agresiones de periodistas, ante la debilidad de las instituciones encargadas de la procurar la justicia.

”Ahora vemos todo el país peligroso para la prensa. No es que en un solo estado se viva la censura. El problema no es una entidad”, concluyó Vergara.

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