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‘El Chapo’ y un Estado débil

La fuga del Chapo Guzmán del penal de mayor seguridad en el país es el golpe más fuerte que haya podido recibir la credibilidad del Estado.

Si lo tenían encerrado en una celda vigilada las 24 horas del día por cámaras y guardianes, y se les fuga por un túnel, quiere decir que el Estado es incapaz.

Fue una bofetada a México. La debilidad del Estado ha sido exhibida ante el mundo.

El Estado no pudo con El Chapo que estaba enjaulado en un sótano. Pero tampoco puede con los maestros de la CNTE.

A partir de la debilidad no se puede hacer política. No el Estado, por lo menos.

Los vándalos de la CNTE pueden trasquilar a maestros honrados que van a dar su examen de promoción en Chiapas, y no pasa nada.

Toman aeropuertos, carreteras, incendian edificios, roban autobuses, y no pasa nada.

La fuga del Chapo Guzmán es parte del mismo fenómeno: la flaqueza del Estado. Sólo puede contra los débiles o contra los que se dejan.

El sábado por la noche (11 de julio) fuimos testigos, también, del enorme poder del narcotráfico. Poder corruptor y poder operativo.

Con la capacidad que tuvieron para hacer un túnel de un kilómetro y medio de longitud y que el hoyo saliera justo debajo de la regadera de la estancia 20, pasillo dos del área de Tratamientos Especiales del penal del Altiplano, bien pueden hacer un agujero y secuestrar a cualquier funcionario de la Federación en su baño o en su cama.

Tal precisión indica que los miembros del cártel del Chapo tenían los planos del penal.

Y como sucede en casos de construcciones de alta seguridad, nunca un grupo de arquitectos hace los planos de todo el penal, sino que se divide entre varios equipos para evitar que sucedan cosas como la que pasó el sábado por la noche.

Para realizar la fuga hubo poder corruptor, pues resulta imposible ocultar las toneladas de tierra que debieron sacarse en la construcción de la ruta de escape del narcotraficante número uno del mundo.

A billetazos llegaron debajo de la celda del Chapo. ¿Nadie vio los camiones con tierra que salían de una modesta construcción? ¿Nadie oyó nada?

El narcotráfico tiene un poder de corrupción que superó la capacidad del Estado.

No fue un golpe jurídico a través de la compra de jueces, sino una fuga mediante un sofisticado operativo de escape, a través de un túnel preparado con un monorriel para que el capo pudiera salir de ahí en un pequeño vehículo. Nadie vio. Nadie supo. Qué vergüenza.

Tenemos un Estado débil y corresponde al gobierno fortalecerlo. Eso no se logra con discursos ni comunicados, sino con acciones.

Para recuperar la credibilidad necesitan recapturar al Chapo. Castigar a todos los que intervinieron en su fuga. Y sobre todo poner orden en el país, porque los violentos hacen lo que quieren.

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