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El PRD y los 43: ¡Al ladrón!

Cuando el cinismo no tiene límites, cualquier cosa podemos esperar. Esperar por ejemplo que el PRD acuse a Gobernación de querer cerrar el caso Iguala.

¿Olvidaron en el PRD que las autoridades de su partido entregaron a los 43 normalistas a sicarios de Guerreros Unidos para ser torturados y asesinados?

Es uno de los episodios más trágicos de nuestra historia reciente, y los causantes del crimen gritan ¡al ladrón!

Alejandro Sánchez Camacho, secretario de Acción Política Estratégica del PRD, aseveró el domingo que “los mexicanos queremos saber la verdad de lo que ocurrió hace 18 meses”.

Ya la saben. Díganle al país que fueron ellos los que interceptaron los autobuses robados por los normalistas, secuestraron a los muchachos y los entregaron a la banda criminal que operaba en complicidad con el alcalde de Iguala y su esposa.

El presidente municipal, José Luis Abarca, era miembro del PRD. Ese partido lo postuló como su candidato a Iguala y lo encumbró hasta la alcaldía a pesar de sus antecedentes oscuros.

La esposa del alcalde, María de los Ángeles Pineda, era la jefa política de Guerreros Unidos, donde también mandaban sus hermanos, provenientes del cártel de los Beltrán Leyva.

Y María de los Ángeles Pineda era consejera nacional del Partido de la Revolución Democrática.

Cada vez que se toque el tema de la desgracia de los 43 normalistas de Ayotzinapa, a los líderes del PRD debería caérseles la cara de vergüenza.

El alcalde perredista de Iguala está preso por ese crimen, lo mismo que su esposa y un centenar de personas más.

“No queremos una nueva verdad histórica como la presentada por el exprocurador Murillo Karam. Queremos simplemente la verdad”, dijo el dirigente partidista.

Si no cree en lo que ha arrojado la investigación, que diga el PRD cuál es la verdad.

Ellos saben qué paso, porque ellos gobernaban en Iguala, gobernaban el estado con Ángel Aguirre Rivero, y fueron ellos los que formaban un complejo político-criminal con Guerreros Unidos.

Ni el PRD ni nadie ha presentado una versión distinta a la ofrecida por la PGR, y sólo se han limitado a decir “no es cierto”, o “no los pudieron haber incinerado”.

Entonces, ¿qué pasó? Eso lo saben las autoridades perredistas presas. Si tienen una versión diferente, díganla. No hay tal.

De lo que se trata es de aprovechar el clima de desconfianza que hay en el país para ocultar su evidente responsabilidad en ese horrendo crimen.

Si no es verdad la versión de la PGR, entonces Abarca (el alcalde perredista) y su esposa María de los Ángeles (consejera nacional del PRD), deberían salir absueltos porque fueron víctimas de una “fabricación”.

También deberían salir El Gil, El Cepillo y El Pato, jefes del operativo criminal contra los normalistas, así como más de cien colaboradores de la banda de Guerreros Unidos que mandaba en el municipio en alianza con el PRD.

Entonces, ¿a quién echarle la culpa? Al Estado, así en general. Suena bien y a fuerza de repetirlo tal vez la población acabe por creerlo.

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