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El voto de Meade y el camarada Robledo

Durante su comparecencia en el Senado el secretario de Hacienda, José Antonio Meade, reveló que en la elección presidencial votó por Enrique Peña Nieto.

Eso provocó el azoro y la conmoción de quien le hizo la pregunta, el senador de Morena, Zoé Robledo, pues como Meade era entonces secretario de Hacienda de Felipe Calderón, el hecho de haber votado por un candidato que no era del partido del presidente, le pareció un escándalo.

La pregunta está bien si nace de la curiosidad periodística, pero no como la planteó el morenista y experredista: “las decisiones que haya tomado deben estar bajo escrutinio”.

Que alguien le avise a Robledo que el Muro de Berlín cayó en 1989 y el sistema soviético de desintegró poco después.

En las democracias el voto es secreto. Y sólo en las dictaduras se pregunta a las personas por quién votan –cuando votan–, porque es “una decisión sujeta al escrutinio público”.

Zoé Robledo formuló la pregunta desde el poder: es senador, lo hizo en una comparecencia de un servidor público.

¿Qué le pasa a Robledo? Le pasa que es tan procomunista como las dictaduras sobrevivientes que su partido defiende.

Así es Morena. Ackerman no es una excepción.

Morena finge ser un partido que está por la democracia, aunque defiende a dictaduras como la de Venezuela y Corea del Norte. Así nos lo recordó ayer el senador Robledo.

¿Por quién votó usted, señor Meade? Y es imperativo que lo diga porque usted está sujeto al escrutinio público.

Qué horror lo que nos espera si esos totalitarios ganan las elecciones. El interrogatorio a los trabajadores, a los beneficiarios de programas sociales: a revelar el contenido de su voto que “usted se encuentra sujeto al escrutinio del partido”.

A Robledo le pareció una revelación escandalosa que Meade haya votado por un partido diferente al del presidente, puesto que formaba parte de su gabinete.

¿En qué país cree que vive Zoé Robledo? Por fortuna para él y para todos, no en Corea, no en Venezuela.

México cambió. El mundo ya cambió después del fin de la Unión Soviética. Y eso no le gusta a Morena.

Alguien le tiene que contar a Zoé que el Coordinador de Asesores del presidente Fox, Eduardo Sojo, votó por Felipe Calderón en la elección interna del PAN, y no por Santiago Creel, que era el candidato de su jefe.

Que el secretario particular del presidente Calderón, Roberto Gil, fue el coordinador de campaña de Josefina Vázquez Mota, contraria a Ernesto Cordero, que era el candidato del presidente en la interna panista.

Que Emmanuel Macron en Francia era el ministro de Finanzas del presidente François Hollande, y contendió contra el candidato de su jefe, y le ganó.

¿Tiene algo de abominable que el secretario de Hacienda –que no militaba en el PAN– de Felipe Calderón haya votado por Enrique Peña Nieto?

Para Robledo sí. Para un ciudadano del mundo y del siglo XXI, no.

Sin embargo el senador de Morena deduce que ese voto de Meade es la confirmación de que “el PRIAN existe, el PRIAN gobierna, el PRIAN tiene un plan para mantenerse en el poder”.

Otra vez la obsesión de los ‘planes secretos, las conjuras y los complots.

La enfermedad soviética sigue presente en algunos.

Y debe tener cuidado con esas generalizaciones totalitarias el senador Robledo. Alguien le puede preguntar a Alfonso Romo –que hace el programa de gobierno de López Obrador–, por quién votó en 1988 y en 2006, pues tal vez conteste que por Carlos Salinas y Felipe Calderón.

A ver si el camarada Robledo no termina arrojándose por la ventana luego de hacer las ‘deducciones’ correspondientes con su lógica stalinista.

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