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Hillary mal, pero el otro peor

El panorama comienza a despejarse para Estados Unidos y para México: Donald Trump parece caminar hacia la derrota el 8 de noviembre, según apuntan las encuestas levantadas después del debate.

De acuerdo con la que presentó ayer NBC-WSJ, Clinton aventaja al republicano por once puntos, y según Rasmussen Report la demócrata le saca siete puntos a Donald Trump.

Como nota disruptiva, pero imposible de soslayar, está la encuesta diaria de LA Times, que da la delantera al republicano por tres puntos sobre Hillary.

A estas alturas no hay que creer a pie juntillas en ninguna encuesta, ni tampoco descartar a las más disparatadas.

Dicen que la ‘cifra clave’ es siete. Cuando Hillary le saque siete puntos de ventaja a Trump en todas las encuestas, entonces su triunfo es irreversible. Estamos a un tris de que ello suceda, pero aún no se puede cantar victoria.

Y cuando decimos cantar victoria nos referimos a que pierda Donald Trump, el candidato más antimexicano desde que hay debates televisados en Estados Unidos.

Hasta ayer, 43 líderes republicanos, entre gobernadores, legisladores y personalidades importantes dentro del partido, le habían retirado su apoyo a Trump.

Lo que parece inexplicable es cómo un estafador del fisco, abusador de mujeres, racista e ignorante, no haya podido ser derrotado con holgura por Hillary Clinton en el debate del domingo.

Hillary no pudo con un bulto que representa lo peor de Estados Unidos, porque ella es muy mala candidata. Tal vez será buena presidenta de Estados Unidos, pero como candidata sólo podía a ganarle a Trump y a nadie más.

La noche del domingo el mundo pudo haberse ido a dormir tranquilo con el fantasma de Trump exorcizado, y no fue así porque Hillary realizó un muy mal debate.

Ta vez fue estrategia eso de ‘administrar la ventaja’ que tenía sobre Trump en las encuestas, pero en el debate ella tenía la mesa puesta para acabar con su adversario y que todos respiráramos aliviados. No lo hizo, por cálculo o por incapacidad.

Hasta ahora Trump se ha desinflado por sus propios errores, su biografía, su talante de patán adinerado, pero por ningún acierto de la candidata demócrata.

La señora Clinton no ha hecho absolutamente nada para entusiasmar al electorado de su país, más que recibir los beneficios de los tropiezos de Trump.

Cuando Trump atacó a Hillary por los presuntos o reales dislates del expresidente Clinton en sus épocas de juventud, Hillary no tuvo la inteligencia para decirle que no se escudara en los errores de terceros para justificar los suyos, como apuntó Leonardo Kourchenko en la excelente transmisión del debate que hizo EL FINANCIERO-Bloomberg.

Y así como esa hubo muchas oportunidades para que Hillary acabara con Trump la noche del domingo. No quiso, o no pudo.

No esperemos grandes cosas de la señora Clinton en el futuro. Nos basta una sola, y la tiene en bandeja de plata: que derrote a Trump, la mayor amenaza que haya tenido México en las últimas décadas.

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