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La CNTE, un monstruo insaciable

El reinicio de las movilizaciones de un sector del magisterio muestran el fracaso de la política seguida con la CNTE en los últimos años: darles todo ha conducido a que pidan lo imposible.

De tanto que les han dado, ahora quieren el poder político. Que no haya elecciones en sus estados y mandar ellos a través de consejos populares.

A sus líderes se les ha dado dinero e impunidad: tienen ingresos que suman hasta quince o 20 veces lo que gana un maestro (nueve mil 500 pesos al mes en promedio), dan clases en escuelas inexistentes y gozan de un séquito de decenas de miles de comisionados a su servicio.

Hasta hace un año los números oficiales eran: 39 mil 222 maestros que son aviadores y 30 mil 695 que están en “comisión sindical” para la CNTE o para el SNTE.

En total hablamos de 70 mil profesores que cobran sin trabajar.

Los líderes de la Coordinadora en Oaxaca y Guerrero tienen órdenes de aprehensión vigentes y no se les han cumplido por acuerdos políticos o por evitar el mal mayor: que se enojen más.

Mientras más daño causan los maestros de la CNTE o la CETEG, más canonjías reciben del gobierno federal y de los gobiernos estatales.

En Chiapas, Oaxaca y Guerrero no se realizan las evaluaciones a maestros, como marcan las disposiciones de la reforma educativa, porque no hay condiciones de seguridad para realizarlas de parte del Instituto Nacional para la Evaluación Educativa.

Los ascensos en esos estados se otorgan por méritos sindicales en un 80 por ciento. Es decir, la participación en bloqueos a carreteras y tomas de casetas cuentan muchísimo más que su solvencia pedagógica.

De los estados reciben el control de los institutos de educación (las SEP locales), como ocurre en Michoacán y en Oaxaca, y de la Federación reciben, por debajo del agua, plazas y más plazas para llenar con sus incondicionales sin pasar por examen alguno.

Esa política de darles todo a cambio de que pidan y pidan más, ya tocó fondo en este periodo. Al terminar el proceso electoral debe venir un ajuste en la relación con la Coordinadora magisterial porque el país no aguanta más.

Ahora vinieron al DF los miembros de la Coordinadora con un planteamiento de once puntos imposibles de cumplir. Empezando por el primero: la aparición con vida de los 43 normalistas de Ayotzinapa.

Piden la anulación de la reforma educativa, que es constitucional, fue votada en el Congreso y en las legislaturas estatales. No se puede.

Quieren un incremento salarial de 100 por ciento, y que los normalistas tengan pase automático a una plaza de maestro, que no haya evaluaciones y un etcétera de imposibles.

Es el producto de haberles cumplido todos sus caprichos. Ahora piden lo imposible y que les entreguen el poder en Guerrero, Oaxaca y Chiapas.

De ese tamaño es el problema a resolver.

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