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La lección de Josefina

Ejemplar fue la respuesta de Josefina Vázquez Mota ante la crisis que vive Acción Nacional de cara a la elección de sus dirigentes: pudiendo ganar, se hizo a un lado.

Si Josefina se lanzaba iba a ser la triunfadora, a la primera.

Pero ella mostró, con talento político y ética personal, que no es lo suyo la búsqueda del poder por el poder.

Primero es resolver la crisis interna, y esa no se arregla con más competidores que golpeen el pesebre blanquiazul.

La polarización en el PRI entre Zedillo y Madrazo en la elección interna de 1999, los llevó a la derrota del 2000.

El PAN juega con fuego dentro de su propia casa.

No discuten proyectos ni estrategias. Sólo hay encono personal.

Cada bombazo que lanza Cordero hacia la dirigencia nacional de su partido, es un golpe contra el PAN.

Acusó a Madero y al líder de los diputados panistas, Luis Alberto Villarreal, de ser unos “inches ladrones”, y esparció la especie de que cobraban cuotas a los alcaldes para asignarles presupuesto a sus municipios.

Cordero lo hizo en una conversación privada, convenientemente filtrada a la prensa para no tener la responsabilidad de la prueba de sus dichos.

Y los cercanos a Madero en el Poder Legislativo, dicen a quien quiera oírlos que Ernesto Cordero, cuando fue coordinador de la senadores del PAN, se gastó el dinero de la fracción parlamentaria en borracheras con Chateau Petrus en la Hacienda de los Morales, entre otras lindezas.

Circularon cheques que los corderistas habrían repartido entre sus leales, durante su periodo de coordinador de los senadores, hasta que fue despedido por Madero.

Y los corderistas elevaron la voz cuando aparecieron, misteriosamente, grabaciones en que alcaldes de Acción Nacional se quejaban por la extorsión de que eran objeto por parte de Villarreal, el líder de los diputados, que tenía una partida para asignar recursos etiquetados.

Ni unos ni otros llevaron sus denuncias a los tribunales, como correspondía, sino que todo se mantuvo en el bajo perfil de la guerra soterrada.

Desconozco si algo de lo anterior sea verdad. No sé si Cordero hizo uso discrecional del dinero asignado a la fracción parlamentaria del PAN en el Senado. Tampoco me consta que Villarreal cobre “moches” a los alcaldes de su partido para canalizarles recursos.

Lo que sí sabemos todos es que eso se dijeron. Que eso piensan unos de otros.

Y que el encono entre el grupo calderonista y Madero es personal, y se asemeja mucho a lo que conocemos como odio.

Se los dijo Josefina al momento de su declinación, el miércoles de esta semana: “las posibilidades de una nueva etapa de diálogo, solidaridad y concordia entre los panistas, no se avizoran”.

Hace bien en hacerse a un lado en esta disputa por la presidencia del PAN. Y hace mejor en quedarse a defender lo que en su opinión es un gran partido.

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