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La partidocracia tiene miedo

Ya comenzó la guerra de spots para obtener el voto ciudadano, lo que vendrá a subrayar el predominio de la partidocracia sobre la posibilidad de los ciudadanos de informarse.

Lo que hay no es una confrontación de ideas y programas, críticas y propuestas, sino una irracional competencia a través de spots publicitarios para ver quién da el mejor golpe de imagen y conquista, de esa manera superficial y vana, las simpatías del electorado.

La mercadotecnia para atraer el voto es inevitable, pero los partidos se han encargado de dejar las elecciones en las manos exclusivas de los publicistas.

En lugar de hacer como en otros países de democracias más avanzadas que la nuestra, en que hay una franja en horario triple A en televisión donde cada partido da a conocer sus mensajes, contenidos, critica las propuestas del otro y platea las suyas y dice por qué son mejores, se optó por el bombardeo publicitario.

No hay ideas, tampoco creatividad, sólo ocurrencias y en muchos casos mentiras que no dan lugar a ser refutadas.

Desde ayer y hasta el 3 de junio tendremos en radio y televisión 13 millones 297 mil 494 spots, que nos van a aturdir mañana, tarde y noche, para decirnos alguna frase pegajosa pero vacía de contenido. Lo que queda en 20 segundos.

Se van a gastar, sólo en campaña, mil 172 millones de pesos. ¿Dónde van a ir esos recursos? Es que los spots en radio y televisión no les cuestan un centavo a los partidos políticos, porque esos gastos los deben absorber los medios de comunicación.

Lo peor del callejón en que nos ha metido la partidocracia es que con esos 13 millones 297 mil spots no se hace mejor política, sino que se alienta la banalidad de la apariencia.

Con esa cantidad de spots no se conoce mejor a los candidatos, ya que sólo nos dicen una frase pegadora en los 20 segundos de un anuncio.

No se desarrollan ideas, porque en el breve lapso de un spot es imposible decir algo más, o los publicistas de los partidos no son capaces de hacerlo.

Lo que tenemos ahora, de acuerdo con las mediciones de empresas encuestadoras, es una competencia por cuál frase tiene un mayor índice de recordación. Y eso se traduce en más o menos votos para los candidatos de determinados partidos.

Estamos ante una degradación de las campañas políticas, producto del miedo que tiene la partidocracia a confrontar ideas de cara a la ciudadanía.

Con 13 millones 297 mil spots no se contribuye a mejorar la cultura democrática. Tampoco se informa a la población, pues eso no cabe en los 20 segundos de un spot.

Con 13 millones 297 mil anuncios en radio y televisión no se conoce la manera de pensar de un candidato. Todo es superficial, aparente, rollo breve y contundente.

¿Cuál es la diferencia entre un azul y un naranja, entre un verde y un rojo, entre un amarillo y un morado? Nada de eso sabremos con los millones de spots que están en curso. ¿Por qué hay políticos que brincan de un color a otro para obtener candidaturas? Los que practican ese cambio de camisetas no tendrán que darnos una sola explicación: sólo spots.

La partidocracia tiene miedo del cara a cara con la ciudadanía, porque va desnuda.

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