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La transparente agenda antiinmigrante de Trump

La apabullada Casa Blanca de Donald J. Trump intenta ofrecer algún viso de normalidad con temas semanales que van desde la reforma de salud hasta la infraestructura. Aunque, claro, todo quede en el intento, pues su paralizada agenda no puede competir con la nube rusa que arropa a esta administración.

Y recientemente tal parece que el tema fue la “transparencia”.

El presidente Trump y sus habilitadores dedicaron la semana a defender la “transparencia” de Donald Trump, Jr. luego de revelarse que en junio del año pasado se reunió con una abogada rusa de lazos con el Kremlin que ofrecería información comprometedora sobre la demócrata Hillary Clinton. Correos electrónicos de Junior revelan potencial evidencia de colusión entre la campaña de Trump y Rusia.

En el tema Trump-Rusia no hay nada transparente.

Pero la semana pasada reafirmó que lo único transparente de esta administración es su fuerza de deportación y su intención de deportar a la mayor cantidad de indocumentados, no solo delincuentes sino a padres y madres de familia con hijos ciudadanos y sin historial delictivo.

El Secretario de Seguridad Nacional (DHS ), John Kelly, se reunió con la bancada latina del Congreso y el encuentro ofreció un panorama oscuro.

Kelly pareció desechar el concepto de discreción a la hora de decidir quién debe ser prioridad de deportación. En sus últimos años la administración de Barack Obama echó mano de esa discreción para priorizar las deportaciones.

Esta semana la administración Trump dará otra señal de si esa discreción se echó por la borda o sigue respirando. Jesús Lara, un indocumentado de Willard, Ohio, padre de cuatro niños estadounidenses, está programado para ser deportado este martes. Durante los pasados cinco años las autoridades migratorias le han renovado su suspensión de deportación por no considerarlo una prioridad. Este martes sabremos si Lara corre la misma suerte de otros padres y madres de familia deportados durante el gobierno de Trump.

La semana pasada también se hizo transparente que el futuro de la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA) es frágil si los designios del Secretario de Justicia, Jeff Sessions, acérrimo opositor de DACA, se hacen realidad.

También quedó más que transparente el frágil futuro del Estatus de Protección Temporal (TPS) que ampara a 350 mil extranjeros de 10 países aquejados por guerras, inestabilidad o desastres naturales.

De igual forma se manifestó la transparencia de las intenciones de la administración Trump de ampliar su poder para agilizar las deportaciones. El Washington Post informó el viernes en la noche que un memorando del DHS busca ampliar los poderes de deportación expedita y no limitarlo a indocumentados de reciente ingreso detenidos en un radio de 100 millas de la frontera. Estarían sujetos a la deportación los indocumentados que no puedan probar que llevan mas de 90 días en Estados Unidos, independientemente de dónde sean detenidos.

Y quedó más que transparente que alguna versión del muro fronterizo avanza en el Congreso. El panel cameral de Asignación de Fondos incluye 1,600 millones de dólares para el muro en el presupuesto del DHS.

Y lo que es más, según Trump el muro debe ser “transparente” para que quienes estén del lado estadounidense no sean golpeados en la cabeza por los sacos de drogas que se lancen desde el lado mexicano.

No es broma. Lo dijo Trump a la prensa que lo acompañó a Francia a fines de la semana pasada, probando una vez más que lo único transparente de esta administración es su agenda antiinmigrante.

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