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Los ‘switchers’ definirán la elección

Una de las novedades editoriales más interesantes y documentadas es la de Gabriel González-Molina, con su libro Switchers S1 y S2. Vale la pena porque, en buena medida, esos electores (54 por ciento del total) son los que van definir quién será el próximo presidente de México.

Los switchers, explica el autor, son los electores que no han definido con absoluta seguridad y firmeza su voto. Miran hacia dos o más opciones electorales, la que mejor satisface sus necesidades y aspiraciones, buscan orientarse en términos de ventajas o desventajas, también son muy sensibles al tipo de liderazgo del candidato. No son indecisos porque los switchers nunca son neutrales: siempre gravitan alrededor de dos o más opciones electorales.

El trabajo que sustenta al libro se basa en más de 250 estudios previos, que rebasan el medio millón de entrevistas realizadas en las 20 zonas metropolitanas más importantes del país. Hay dos tipos de switchers, pero por la brevedad de esta columna vamos a cuáles son las necesidades básicas de los switchers. La primera y más extendida es “ayúdame a ganar más por mi trabajo”.

Sostiene el autor que el principal problema no es “falta de empleo”. Empleos hay, pero mal pagados. En esta década los switchers no han dejado de trabajar, al contrario, tienen que trabajar más que antes, pero no pueden generar mayor valor por su trabajo. Este sexenio es el que ha creado más empleos en la historia, que no se agradecen como para definir una elección, sino que trae aparejada otra demanda: el elector switcher quiere aprovechar mejor su capacidad productiva para estar en condiciones de aumentar su ingreso.

Por lo anterior, la segunda necesidad básica del switcher es “apóyame con beneficios para avanzar”.

Le siguen, en importancia para este sector del electorado, “disminuye la violencia” y “hazme sentir seguro”.

Explica González-Molina que “lo que verdaderamente exigen los switchers, en el tema de seguridad pública, es una guerra frontal no sólo contra los delincuentes, sino principalmente contra la violencia”. Y el otro tema que preocupa al switcher, es “apoya a los jóvenes”.

Bien, como reflexión después de leer el libro apunto que hasta ahora quien ha manejado con maestría su oferta a los switchers es López Obrador. Miente mucho, pero su discurso se vuelve absolutamente atractivo.

Ofrece “cambiar el sistema”, que es muy llamativo, sea o no verdad. A los jóvenes, a más de tres millones, les va a regalar dinero. En su discurso, los empleos van a ser mejor pagados y en lugar de prometer que va a acabar con las mafias y apresar a los delincuentes, ofrece “pacificar al país”. Eso es lo que el switcher quiere. No sólo detener capos, sino traer la paz. Reorientar la estrategia hacia una lucha contra la violencia.

¿Qué ofrecen Anaya y el Frente? Ofrecen un “cambio de régimen político”, que sólo le interesa a los políticos. Veremos, pues, que su discurso va a cambiar y pondrá acento en lo económico y en la pacificación, para la cual ahora no tiene respuesta. Ofrece, eso sí, una “renta básica universal”, pero que al momento de ponerle números es muy poco dinero y no cuadra.

José Antonio Meade, por su parte, se puede pasar la campaña entera explicando lo equivocado, por inviables, de las promesas de sus contendientes. Y seguramente tendrá razón.

Pero las elecciones no se ganan sólo con razones, sino con emociones. El candidato del PRI necesita ilusionar a los switchers con la atención de sus anhelos, sin mentir, y dar esperanza de que “esto va a cambiar”: su salario rendirá más y se potenciarán sus capacidades para que ganen más, y no solamente que trabajen más.

No va a ganar con la promesa de seguir creando empleos.

Lo mismo en seguridad. Lo que la gente quiere es paz, no más de lo mismo. ¿Es difícil hacerlo sin mentir como AMLO?

Sí, es difícil. Pero para eso se postularon de candidatos.

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