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No se raje, presidente

Por México no quedó. Donald Trump fue el agresor al conminarnos a pagar el muro fronterizo y Peña Nieto respondió de manera digna.

Ya se dio el paso para decir “no” al magnate, algo que ningún país ha hecho, pese a que sus diatribas y amenazas alcanzan a naciones de casi todos los continentes.

Ahora no nos debemos echar para atrás, y hay que mantener la postura de que la dignidad nacional no se negocia.

Pagar el muro sería humillarnos ante un truhan. Y el truhan es poderoso pero pasajero.

Tal vez seremos el país que se levante en solitario contra Trump, pero nos asiste la razón histórica. Estamos del lado de la igualdad de los seres humanos, del libre comercio y del respeto entre las naciones.

Peña hizo todo lo que puede hacer un presidente para mantener la relación cordial con un mandatario de Estados Unidos –que es lo sensatamente aconsejable–, pero Donald Trump nos quiso atropellar.

“Si no van a pagar el muro, mejor ni vengan”, escribió el Twitter con la idea, tal vez, de que buscaríamos una salida retórica al reto para acudir a la cita en condiciones de inferioridad.

Bien por el presidente de México. Pero ahora viene lo peor y tenemos que saber de qué se trata.

Estamos en el momento más difícil de la relación con Estados Unidos desde 1938, y no nos vamos a librar de las represalias.

La peor se va a dar allá, en Estados Unidos.

Viene una ola de racismo antimexicano que se va a manifestar contra nuestros paisanos, sean legales o ilegales.

El discurso de Donald Trump ante los parlamentarios republicanos fue de una proclama de antimexicanismo procaz. Habló de “pantalones” y veladamente nos amenazó militarmente.

Le aplaudieron. Lo mismo ocurrió en la sección de comentarios on line de los periódicos estadounidenses, donde se dio rienda suelta a la agresión verbal contra México.

De las palabras pasarán a los hechos en muchos estados de la Unión Americana: maltrato, persecución, racismo. Todos esos instintos que pensábamos enterrados con la caída de Hitler, están de regreso con Donald Trump.

Las represalias comerciales van a golpear a la economía nacional y a los hogares en México.

Hay que hacer un esfuerzo por mantener vigente el TLC, pero todo indica que Trump está dispuesto a tirarlo.

Es indispensable negociar lo comercial, pero no al precio del decoro de México.

Si desmantelan la industria automotriz que hay en nuestro territorio nos va a costar cientos de miles de empleos. O más.

Lo mismo ocurriría con las maquiladoras, donde no sólo hay miles de operarios, sino ingenieros y profesionistas calificados específicamente para esos trabajos.

Eso es lo que se nos viene encima. Una vuelta al pasado que nos va a costar en empleos, comercio, ingresos, dólar más caro, desarrollo…

Y una persecución a nuestros connacionales en Estados Unidos que terminará por revertírsele a Donald Trump.

El mundo de 2017 no es el de 1939. La prepotencia racial, proteccionista y chauvinista no van a prosperar por mucho tiempo sin que haya una respuesta de los propios estadounidenses y de buena parte de la humanidad.

No se raje, presidente.

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