71°F
weather icon Mostly Cloudy

¿Peña tuvo la culpa?

Por supuesto que el gobierno federal tuvo parte de responsabilidad en el mal resultado del PRI en las elecciones de 2015, pero centrar toda la culpa en el desempeño presidencial es un error que los va a conducir a errores más graves.

En algunos priistas se observa un fuerte enojo contra Peña Nieto, al que consideran único culpable de su debacle. Que sea menos, porque se equivocan.

Aislarse del presidente los va a llevar a la derrota total, y a entregarle la silla a López Obrador que, una vez en el poder, se los va a tragar con todo y seccionales.

Del hoyo en que se encuentran los priistas sólo podrán salir con el presidente, y no contra el presidente.

Si se ven con objetividad los resultados de junio, es decir con estadísticas, el PRI tuvo una baja promedio de 10 por ciento de sus votantes en los 12 estados donde hubo elección para gobernador. Muy fuerte la caída, sí.

Pero sus aliados, el Verde y Nueva Alianza, se desplomaron estrepitosamente: los verdes perdieron 46 por ciento de sus votos en esos 12 estados, y al Panal se le escapó 49.46 por ciento de sus votantes, respecto de 2015.

Si el Partido Verde hubiese conservado su votación obtenida el año pasado, en los comicios del día cinco habría ganado, junto con el PRI, Aguascalientes.

Y si además el Panal hubiese conservado sus votos del año pasado, en su alianza con el PRI y el Verde habrían ganado ocho estados.

Eso dicen los números. El PRI perdió votantes respecto del año pasado, sí, pero lo que hizo de la jornada electoral reciente un descalabro fue la caída en los votos de sus aliados el Verde y el Panal.

De 2015 a 2016, el nivel de votación del Panal en los 12 estados donde se eligió gobernador cayó de 4.63 por ciento a 2.34 por ciento.

El Verde alcanzó el año pasado 5.13 por ciento de la votación para diputados federales en esos 12 estados, y el pasado domingo 5 de junio obtuvo sólo 2.77 por ciento en las elecciones para gobernador.

Los grandes ganadores, según las cifras analizadas, son el PAN, que subió su caudal de votantes en 46 por ciento entre las elecciones de 2015 y 2016 (en los 12 estados referidos) y Morena con un aumento espectacular de 47 por ciento de votantes en el lapso de un año.

Así es que el PRI tendría que ver sus números con frialdad antes de querer culpar de su fracaso al presidente, que sin duda tiene su parte de responsabilidad.

En la caída de 10 puntos de su caudal de votos tuvieron responsabilidad el gobierno federal, pero también los malos gobiernos estatales y el propio PRI.

Visto así, el desastre priista del 5 de junio es producto de una combinación de los factores anteriores, más la caída estrepitosa de sus aliados: el Verde y el Panal.

Ojo con querer repartir culpas ‘al bulto’, producto del enojo. Si el PRI y el presidente no hacen tándem y se aíslan entre sí, se los va a acabar de llevar el huracán.

LO ÚLTIMO
CARICATURA: El juego largo

Salvar a Ucrania, detener el avance de Putin y mantener a las futuras tropas estadounidenses fuera del campo de batalla.