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Un nuevo maestro para el nuevo salón

Imagínate un salón de clases sin pizarras, sin jerarquías, con tres o más profesores, quienes lejos de estar subidos en un pedestal, imparten la enseñanza conjuntamente a través de la co-docencia, contagiándose de sus compañeros, colaborando los unos con los otros dentro de una estructura planificada.

Ese salón de clases ahora es posible gracias a un programa desarrollado en la Universidad Complutense de Madrid, la cual aspira a desarticular modelos educativos arcaicos y reemplazarlos por un nuevo enfoque concentrado en la docencia en conjunto.

Para romper con la pedagogía tradicional, “hay que poner en marcha la tutorización entre iguales y equipos dedicados a supervisar y evaluar esta colaboración”, dijo Eva Flavia Martínez, una investigadora de la Facultad de Educación de la Universidad de Harvard. La catedrática basa sus opiniones en un estudio realizado en más de mil escuelas en Carolina del Norte, donde se observó que el 20% de la efectividad del maestro nace del efecto contagio; es decir, de lo que absorbió trabajando en pares.

Por lo general, cambios de este tipo son el resultado de nuevas leyes y ordenanzas curriculares, pero, en este caso, la Complutense se ha adelantado a la legislatura. Así, se convertirá en la primera universidad pública que dé un giro a la formación de los maestros del futuro. La facultad de dicha universidad ha sido responsable de encaminar la tan revolucionaria propuesta, hastiados de ver cómo la disposición misma de las aulas hablaba a gritos de la rigidez del sistema.

En lugar de sillas alineadas como soldados y computadoras atornilladas a un escritorio, la nueva aula es un espacio abierto de pantallas gigantes, sillas ergonómicas con ruedas y paredes a prueba de ruido. Cada aula tendrá su propio sabor, su propia estructura, no habrá dos exactamente iguales.

Para aquellos que hemos tenido la oportunidad de ver en acción una escuela Montessori, el concepto no es del todo ajeno. “Montessori decía que el mobiliario clavado en el suelo es un tipo de servidumbre. Hay que romper con los manuales escolares del siglo XIX, que todavía seguimos usando, y traer a la universidad los cambios que se están dando fuera”, explicó a la prensa Mariano Fernández Enguita, responsable de lanzar esta iniciativa, conocida como la HiperAula.

La HiperAula le ha costado $100,000 euros a la universidad, y con esa inversión se espera educar a unos 500 nuevos maestros el próximo año. Estos estudiantes del magisterio aprenderán a desterrar el pasado y traer el mundo exterior al interior del salón de clases. Ya no más como guardianes del conocimiento, sino como guías encargados de ayudar al estudiante a tomar las riendas de su propio proceso de aprendizaje, de manera individualizada.

¡Eso es progreso! Esperamos que, en Estados Unidos, las facultades encargadas de la maquinaria de maestros adopten sin tardanzas iniciativas igualmente reformadoras.

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