¿Sordera o vocación suicida?
Si este año el Congreso no aprueba la reforma integral a la ley de inmigración, ¿quién cree usted que sería el culpable?
Si sufre la integridad física de las mujeres que se oponen a que los conservadores les dicten qué hacer con su cuerpo en casos de embarazos indeseados, ¿quién cree usted que es el responsable?
Si persisten los esfuerzos por hacerle imposible la vida a las personas que quieren vivir sus vidas de acuerdo a sus preferencias sexuales, ¿a quién acusaría usted de metiche?
La respuesta es obvia. Al sector conservador extremista del Partido Republicano.
Pero vayamos por partes.
Si algo presagia el tono del debate migratorio actual en la Cámara de Representantes es que la aprobación de una reforma migratoria integral está muy en duda. Y lo está por varias sinrazones. La primera, la falta de liderazgo de su dirigente. John Boehner no se cansa de advertir que de no intervenir positivamente en el actual debate migratorio tendría fatales consecuencias en la elección presidencial del 2016 dado el peso electoral del voto latino/asiático, pero nadie le hace caso.
También es evidente la sordera de los republicanos en los temas que afectan a las mujeres pues tampoco parecen haber oído que en la elección de 2012, las mujeres también votaron mayoritariamente en favor del candidato demócrata. Si lo hubieran oído no seguirían tratando de legislar las dolorosas decisiones que las mujeres tienen que hacer con su cuerpo y con su espíritu. La legislatura de Texas, dominada por los republicanos, recién aprobó una aberración de ley que, de ser puesta en vigor, restringiría seriamente las leyes vigentes sobre el aborto. Si este Proyecto de Ley, que cuenta con el respaldo del gobernador Rick Perry, se convierte en ley, cerrarían la mayoría de los centros de salud que ofrecen el servicio, obligando a las mujeres que antes de las 25 semanas quieren interrumpir el embarazo a recurrir a métodos inseguros e ilegales. Además de Texas, hay otros seis estados donde la mayoría republicana ha aprobado restricciones inaceptables al derecho de interceptar el embarazo. Los demócratas y las organizaciones defensoras de los derechos civiles han anunciado que entablarán una demanda legal contra la ley.
En el caso de la defensa de los derechos de las personas gais ni siquiera el golpe que a finales de junio les propinó la Suprema Corte de Justicia de la nación ha hecho que el Partido Republicano reaccione con cordura. La Corte declaró inconstitucional la Ley de Defensa del Matrimonio (DOMA), aprobada en 1996, que limitaba el matrimonio a la unión entre un hombre y una mujer, y por ende impedía que las parejas casadas en alguno de los 13 estados donde está legalizada la unión homosexual pudieran acogerse a los beneficios fiscales, sociales y económicos asociados al matrimonio. Y en una segunda resolución anuló la medida del Estado de California que prohibía el matrimonio gay. En pocas palabras, lo que la Suprema Corte hizo fue enviar un mensaje moral advirtiendo que el matrimonio gay debe ser tratado con el mismo respeto que el matrimonio entre heterosexuales.
La última encuesta de Gallup muestra que el 87% de los entrevistados votarían en favor de un candidato presidencial que permitiera la legalización de los indocumentados si cumplen ciertos requisitos mínimos. La del Wall Street Journal y NBC News muestra que el 70% opina que la norma actual para interrumpir el embarazo no debería ser modificada; Y el 55% dice que los matrimonios gays deben tener los mismos derechos que los matrimonios tradicionales.
Así las cosas, lo que la intolerancia republicana nos muestra es que los miembros de ese partido han perdido la noción de en qué siglo y en qué país viven.
